La maravillosa Sra. Maisel. Temporada 2

(Amazon. 10 episodios: 05/12/2018)
Contiene spoilers

Lo que distingue a una buena serie de una serie excepcional es que no existe ningún trauma con las segundas temporadas. Había material, y de sobra, para más aventuras de esta monologuista rompedora, y se ha confirmado que los guionistas saben lo que tienen entre manos. Una maravilla sustentada por dos personajes maravillosos. Dos personajes femeninos maravillosos: Midge Maisel y Susie Myerson.

Lo dicho en mi reseña de la 1ª temporada se mantiene e incluso mejora: diálogos maravillosos, escenas maravillosas, monólogos maravillosos, juegos de cámara maravillosos, introducción parisina maravillosa, momentos alejados de NY maravillosos, avance de la trama maravilloso, sentido del humor maravilloso, evolución de los personajes maravillosa... La verdad, no entiendo por qué en el título de esta serie se cuela ese adjetivo, más calificativo que nunca.

Y no he dicho nada de la producción o de la música, porque ya voy a repetirme en exceso. Solo destacaré cómo es el efecto que introdujeron para el viaje que Midge y Abe emprenden a París, donde Rose, la madre, se ha ido y no de manera tan breve como el padre de Midge se pensaba (cuando se da cuenta de que no está, claro). La elipsis se efectúa a través de las agujas emblemáticas de la torre Eiffel y el Empire State, que se intercambian en un plano precioso.

Mrs. Maisel bebe mucho de Nueva York, pero encontramos otros registros: el ya mencionado viaje a París (geniales los equívocos lingüísticos con el francés) o la visita veraniega a Catskills, donde las rutinas habituales se transforman y nos deparan momentos increíbles como las rutinas matutinas de Abe, así como sus cálculos matemáticos para no emborracharse (fallidos, claro).

Pero lo mejor es esa galería de personajes tan genuinos: empezando por Midge, siempre positiva (un ejemplo a seguir), dotada de un mecanismo automático para sacarle punta a la realidad, embarcada en una doble odisea: hacerse un hueco en el mundillo (algo difícil por el boicot de Sophie Lenon y Harry Drake, además del machismo inherente a la época, aunque el épico rasca a los cómicos que la preceden en un local es una inmejorable respuesta) y dar a conocer su resolución a la familia. Además, aparece en escena Benjamin (Zachary Levi), un prestigioso médico judío, pretendiente y rival para Joel.

La genial Susie bastante tiene con sobrevivir a los matones que le envían. Y buscarle bolos a su representada. Sus estrecheces económicas contrastan con el acomodado nivel de vida de Midge, pero no hay duda de que congenian. Su amistad es uno de los principales puntales. Dos mundos distintos (conocemos a su familia, de cuidado) pero compatibles. Los diálogos entre ambas, empezando desde el "Tits up", no se ven muy a menudo en televisión. Ni tampoco que se encariñe con un desatascador (Amanda). El giro final con Sophie puede dar mucho juego, pero ahí tiene razón la diva millonaria: Susie mataría por Midge y ella quiere un agente así.

Joel sería el tercer protagonista. Esta temporada le ha servido para redimirse. Tanto de cara a Midge, apoyándola en su resolución de ser monologuista, como en su faceta como padre, como en su propia vida profesional: deja su trabajo y, aunque no deja de vivir con sus padres (geniales son los más secundarios Moishe y Shirley, sobre todo con el "mapa del tesoro"), se implica en el negocio paterno y le da un buen impulso, ayudado por  la contable, Mrs. Moskowitz, otro ejemplo de personaje con apenas cuota de pantalla que adquiere suficiente relevancia como para acordarte de ella (como con Lenny Bruce, como  con Imogene, como con Archie, como con Zelda, como con Noah Weismann y su esposa Astrid, convertida con ímpetu al judaísmo...).

Por no hablar del complemento de Abe y Rose, quienes viven un precioso idilio parisino (acompañados por un perro), y que dan un contrapunto delicioso a muchas situaciones (el colofón ocurre durante el Bar Mitzvá). El mejor ejemplo es cuando Abe, en Catskills, se escaquea de una cena con los Maishel y por casualidad acaba de espectador en uno de los clubs de la zona, donde a Midge le ha conseguido una actuación Susie. Impagable sus caras, impagables sus reacciones posteriores. Y de Rose, me quedo con el momento en el que entra a ver a la adivina y ella misma se monta su propia película, casi sin dejar hablar a la adivina (que había predicho lo que iba a ocurrir), además de cuando entra a una clase de pintura con el chico desnudo. Por no hablar de su inconformismo vital.

Y para rematar, la esporádica aparición de Rufus Sewell (lo mejor de The man in the high castle) como el controvertido pintor Declan Howell, nos va a aportar el matiz de la incertidumbre. Su paso viene a avisar a Midge que el éxito profesional puede conllevar sacrificios personales. De momento, más que la gira no muy boyante y su paso por un programa de televisión para recaudar fondos a horas intempestivas, la oportunidad parece que puede llegar de la mano de Shy Baldwin, un famoso cantante que le pide a Midge ser su telonera. 

To be continued...


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