(48 páginas. 11,40€. Año de edición: 2004) |
Si juntas en la coctelera literatura de género negro, un protagonista con la típica gabardina y el cigarro pegado a los labios en los EEUU de los años 50, y lo llevas a las páginas de un cómic, es de suponer que te pueden tachar de poco original. Así que si cambiamos la forma de los personajes por animales humanizados, nos libramos de un plumazo de tal consideración.
Los españoles Canales (al guion) y Guarnido (al dibujo) no se rompen la cabeza al presentarnos un argumento que resuena a clásico: un detective privado, John Blacksad, gato o pantera negra, como se prefiera, se pone a investigar el asesinato de una ex amante suya, la guapa y gata actriz, Natalia Wildstorm, pese a que el jefe de policía, el pastor alemán llamado Smirnov, le recomienda que no se entrometa.
Si bien el guion no es demasiado rompedor, el dibujo sí te rompe los esquemas de lo bien dibujado que está. Figuras con sumo detalle, expresiones más humanas que si hubieran ofrecido personajes no animalizados, y fondos abrumadores que hablan de un dibujante que no extraña que haya participado en varios proyectos Disney. La edición, en cartoné con un tamaño superior al de la media, contribuye a esa sensación de casi obra de arte. Viñetas tirando a grandes y quizá por ello, menor cabida a un desarrollo argumental más allá de cuatro esbozos un tanto genéricos.
Suficientes como para dotar de personalidad al protagonista y equipararlo a la nómina de detectives amargados, atormentados, que en el pasado fueron felices pero que en el presente no pueden dejar de llevar a cabo su trabajo lo mejor que saben, a pesar (o gracias a) de fumar y beber demasiado. Un detective que tendrá que enfrentarse a ratas confidentes y lagartos sicarios, a gorilas y rinocerontes de sicarios y guardaespaldas y que husmeará en bares regentados por cerdos. Las consecuencias de esta metáfora gráfica son de un potencial irremediable, desde luego, y que te incitan a seguir leyendo (aunque la edición con los 5 primeros números publicados se salga de presupuesto).
Que la previsibilidad o la esquematización del argumento sean dos ejes poderosos no quitan fuerza a un producto multipremiado y realizado por españoles aunque publicado desde Francia, ya que el panorama del cómic en España debe de ser un triste páramo en el que descuellan Paco Roca y pocos más. Otro motivo de orgullo patrio, desde luego...
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