(21/04/2019) |
Contiene spoilers
Supongo que habrá quien piense que en una temporada de siete episodios, dedicarle dos a la introducción o presentación es demasiado gasto, cuando hay tanto por suceder y tan poco tiempo; a mí, sin embargo, este segundo episodio (y el anterior) para resituar y recoger todo lo que se ha ido sembrando en temporadas anteriores gracias a la multiplicidad de reencuentros, me parece justo y necesario. Por no decir que inevitable.
Quedaron bastantes cabos sueltos en Winterfell, de modo que teníamos bastantes asuntos pendientes por dilucidar, y estoy seguro de que aquellos (muchos) que piensan que este ha sido un capítulo de relleno porque demandan acción, en el próximo episodio ya no tendrán queja: todo se está disponiendo para el momento central de la temporada, esa batalla que nos dirá si hay sitio para los vivos o si los muertos acabarán con Westeros/Poniente.
En un episodio centrado por completo en Winterfell, el hilo argumental lo sostiene en la primera parte del episodio Jaime Lannister, primero en la abrupta y quizá demasiado rápida escena de su juicio, en el que la intervención de Brienne y la omisión de Bran salvan su cuello. El arco del personaje del otrora León dorado queda tan definido (sobre todo a partir de nombrar Caballero a Brienne) que puede que estemos ante su despedida. Tiene demasiadas papeletas y, como le dijo Bran en el ansiado reencuentro, sin ese intento cruel y despiadado de asesinato de un niño, ninguno de los dos estaría allí siendo lo que es: Bran como Cuervo de Tres Ojos y Jaime como un hombre íntegro y de honor.
Luego seguimos alternando personajes y situaciones:
Arya consigue su arma (¿con la que se sacrificará para matar al Rey de la Noche -ya que ella evitaría el choque contra su espalda esquivándole- o al Dragón Helado?) y su estreno sexual a manos (figurada y literalmente) de Gendry (podríamos pensar que se trata de la consecución de esa promesa que se hicieron sus padres de unir las casas Baratheon y Stark, pero me temo que ella no sobrevivirá como he dicho en el anterior paréntesis).
Daenerys se deja bien aconsejar por Jorah (que a su vez protagoniza otros dos momentazos: su discusión con lady Osito, a quien no convence para no batallar, y la entrega de Sam de Veneno de corazón, la espada de su familia) y se reconcilia con Tyrion (todos cometemos errores, pero él aprende: de ahí la importancia de la conversación que no nos enseñan con Bran, por la que posiblemente sea más optimista que el resto sobre el éxito de la batalla contra los White Walkers) y trata de limar asperezas con Sansa.
Por un momento parece que podrán ser amiguis (gracias al halago de lo buena que es gobernando) y que están destinadas a entenderse (perdona, pero yo no manipulo, en este caso sería la manipulada, que estoy en el fin del mundo por amor a tu hermano) o a mostrarse enfrentadas (por culpa de la inoportuna mención de lo que pasará después de la batalla: ¿qué pasará con el Norte? Como si esa fuera una preocupación ahora...).
Tyrion releva en gran medida el peso del protagonismo: habla con Bran (esperemos que por fin alguien aproveche la baza de tener un verdevidente en tus filas para adelantarse a todos los movimientos de tus enemigos), habla con su hermano (genial cuando le dice que es una pena que no esté su papá Tywin vivo, para ver cómo sus dos hijos están dispuestos a dar su vida por los Stark) y lleva la voz cantante (aunque luego no cante) en la magnífica y divertidísima reunión en torno a la leña (como la mejor tradición de cuentos medievales) con Jaime, Davos, Brienne, Pod y Tormund, quien trata de seducir a la grandota contando sus hazañas (soy tan grandote por beber de la teta de una giganta, dice antes de beberse el cuerno de su bebida de un trago, cual Monstruo de las Galletas). Es genial ese triángulo amoroso Tormund - Brienne - Jaime.
Si hablábamos de la redención de Jaime, otra no menos destacable es la de Theon Greyjoy, que protagoniza la emocionante escena de abrazarse con Sansa cuando comunica su decisión de luchar por Winterfell. El personaje más castigado por sus errores se merece no perder la vida en la batalla que se avecina, aunque lo tiene crudo porque se encargará de la defensa de Bran en el Bosque de los Dioses.
Me dejo otras conversaciones, como la de Gusano Gris, que le promete a Missandei volver a Naath cuando acaben las guerras de Daenerys, hecho que me escama y que me lleva a situar en la quiniela de los que no sobrevivirán al Inmaculado; como la de tres bandas entre el Perro, Arya y Beric Dondarrion, esta un poco en agua de borrajas porque no se recalca que el hombre de la cara quemada es otro de los personajes que en un principio nunca sospecharías que acabaría en esa situación abnegada de incluso sacrificarse por los demás; la de la niña con la cara quemada que le recuerda a Davos a la princesa Shireen, en la que interviene Gilly para convencerla que baje a las criptas con las mujeres -y con Tyrion, a petición de su reina; o la reunión de los tres amigos ex Guardianes de la Noche, con el colofón de Edd pidiendo que quien sobreviva queme a los demás, haciendo honor a su apodo de "el penas".
Y por si esto fuera poco, tres apuntes trascendentales más que tienen lugar en este segundo episodio:
1) Conocemos por qué el Rey de la Noche tiene como objetivo a Bran y, en general, a todos los Cuervos de Tres Ojos: eliminar la memoria de lo humano para imponer la larga noche (adiós a la teoría de que el Rey Zombi podría no ser tan malo, pero no a que Bran, en un intento por salvar a la humanidad, acabe siendo "abducido" por don cuernecitos blancos y provocando una serie de catástrofes y paradojas temporales).
2) Jon confiesa a su tía que él es un Targaryen. La reacción de ella es, como cabía esperar, a la defensiva, aunque queda interrumpido el momento (algo bueno porque Dany es de las que tienen un muy mal pronto pero luego recapacita). Parece bastante injusto que le recrimine que sus dos únicos testigos sean su mejor amigo y su hermano, pero tiene que ser duro para ella, igual que lo fue para Jon.
3) Da nombre al episodio el emocionante nombramiento de Caballero de Jaime a sir Brienne (primera juramentación en toda la serie), un aspecto totalmente significativo y no muy reseñado en esta serie, y es la increíble reivindicación del poderío de las mujeres, en una época muy alejada de la actual en la que lo normal es aspirar a una situación de igualdad entre mujeres y hombres, aunque se barajó por lo visto como título "Jenny's song" (Jenny Oldstones, la canción que entona Pod y que al final vuelve a repetirse por ni más ni menos que Florence and the Machine, y que tantos significados tiene, sobre todo porque aparece en los libros, no solo porque hable de fantasmas y de pérdidas).
Todo esto con los Caminantes ya a puertas de Winterfell. El tercer episodio promete la batalla que será LA BATALLA.
Ay, qué nervios.
Comentarios
En fin, a ver que pasa y qué final nos tienen preparado
Besos