(14/04/2019) |
Sin título (hasta la emisión del episodio) ni sinopsis, el secretismo es máximo, casi tanto como las ganas de ver capítulo nuevo de GoT. Nunca la espera había sido tan larga (última reseña del 28 de agosto de 2017), pero ha merecido la pena. Nos viene encima seis semanas cargadas de emociones, de incertidumbre, de disgustos y de sorpresas.
Esto último es lo primero que nos encontramos nada más empezar: ¡intro remozada! El mapa de Westeros/Poniente se abre con el boquete del Muro y ya solo nos encontramos dos grandes escenarios: Winterfell/Invernalia y Kingslanding/Desembarco (y, puntual y esporádicamente, el Último Hogar, castillo de los Umber). Un cambio de look que contribuye a acrecentar el entusiasmo.
Abrimos con uno de esos juegos especulares (que no espectaculares, aunque también) tan marca de la casa de la serie, con la llegada de Daenerys y sus huestes a Winterfell. Imposible no recordar un camino similar en el primer episodio de la serie, con la llegada del rey Robert. Incluso tenemos a un niño (Bran) trepando por un árbol (torre) para ver mejor la comitiva.
Nos sirve para apreciar que con tanto tiempo (y tanta pasta) han conseguido en términos de producción una obra maestra: las panorámicas de Winterfell nunca se habían visto así, con esa fastuosidad y detallismo: llegamos a ver desde lejos el anciano donde Ned Stark meditó tras ejecutar a un miembro de la Guardia de la Noche fugado; por no hablar de la grandilocuente manera de enseñarnos el ejército de la Khaleesi, bien escoltada por Jon Snow.
Este le avisa de que el recibimiento norteño iba a ser así, cargado de suspicacias y recelos. Como si fueran votantes de Vox, no les gustan los extranjeros. Una pasada de Drogon y Rhaegal basta, eso sí, para bajarle los humos a los orgullosos norteños. No tiene por qué ser así, pero la máxima de Cersei a veces funciona: si no me quieren, por lo menos que me teman.
Así parece que va a tener que ser respecto a Sansa, lady Winterfell, uno de los principales focos de atención y de tensión del episodio. Ella se convierte en la figura más visible de la oposición hacia la reina extranjera, tras ese "bend the knee" que tanta cola trajo en la 7ª temporada. Aunque a ella lo que más le molesta es no haber sido consultada y lo encubre con su cuestionamiento sobre si habrá espacio y comida para tanta gente con la que no se contaba al inicio del invierno. ¿Podemos también hablar de celos, al referir la belleza de Daenerys?
El pulso es evidente en la primera reunión: Jon trata de explicar por qué renunciar a la corona (King in the North) es irrelevante en comparación con la amenaza que llega, pero ni lady Osito (Mormont Jr.) parece estar de acuerdo. Hasta que no le vean las orejas al (lobo) monstruo, no se darán cuenta de que Jon suele acertar en sus posicionamientos (aunque le lleven incluso a la muerte).
A pesar de que Sansa vence todas las pequeñas disputas dialécticas del episodio, nada puede rebatirle a Daenerys cuando le pregunta lo que comen los dragones. Lo que les haga falta, rebate desafiante la plateada reina.
Llegamos a uno de los puntos fuertes del episodio y de las expectativas fandom: la segunda cabeza del dragón, Jon a lomos de Rhaegal, en una escena sacada de Entrena a tu dragón. Qué bien le sienta el blanco a Daenerys, por cierto, pocas veces la hemos visto más resplandeciente, aunque supongo que estar enamorada tiene mucho que ver. ¿Durará mucho? Un par de nubarrones rondan ese idílico y, en principio, conveniente romance, ya que no deja de parecer perfecto para los Siete Reinos (las palabras entre Davos, Varys y Tyrion van en ese sentido y no da precisamente buen rollo).
El segundo gran momento es el reencuentro entre Arya y Jon, que queda frustrado al principio del episodio cuando él no la ve entre el gentío. Nada de música para ensalzar el momento, aunque es igual de emotivo para todos los que en 2011 vimos cómo los dos hermanos se separaban, con Needle de por medio. El abrazo en el que se funden no encubre un hecho: Arya cierra filas con Sansa, y ojalá no tengamos que ver un momento en que haya que posicionarse a favor o en contra de una u otro, por más que luego reafirme que claro que es también su hermano.
Del Norte apenas salimos salvo para contemplar la llegada de la Compañía Dorada a Kingslanding. No lo hace de forma tan espectacular como a Cersei le gustaría (no llegan elefantes: imagino que la producción ha soltado pasta, pero no de manera ilimitada), aunque parece suficiente. Euron no es del agrado de Cersei, pero parece también suficiente una vez que se ha quedado sin Jaime. Por cierto, que tenemos la liberación de Yara, en lo que esperemos sea el inicio de la redención de Theon, quizá el personaje más exageradamente castigado por sus errores.
La referencia del histriónico Greyjoy a ponerle un niño en el vientre no deja de ser turbador. No tanto, eso sí, como la inesperada escena entre Bronn y Qyburn. Este le entrega una ballesta y un carro lleno de oro para hacer justicia para con Tyrion. Espero que ocurra como con el escorpión de la temporada anterior, ese arma que amenazaba a los dragones y que luego quedó en nada. Y espero que Bronn anteponga la amistad a su lado mercenario. Pero los avisos en GoT no suelen quedar en saco roto. Además, la ira de Cersei y su capacidad vengativa son ilimitadas. Y parece que solo Sansa lo sabe, como le recuerda a Tyrion. "Te tenía por el hombre más inteligente de los Siete Reinos". De nada sirven sus promesas. Y es que ahora la lenta pelirroja parece la más lista de la clase.
No faltan reencuentros en el episodio: Arya - el Perro (en su línea brusca pero admirativa), Gendry - Arya (eso es flirtear y lo demás tontería), Sam - Jorah (manchada por la decisión dracaryana de asar a su padre -que bueno- y a su hermano; creo que si Daenerys no cuenta con el apoyo de Sam, lo tiene claro con Jon), Jon - Sam (eclipsado por la REVELACIÓN: ¿qué hará Jon, aparte de darse cuenta de que está acostándose con su tía? Yo apostaría a que su intención va a ser la de renunciar a su linaje Targaryen al menos de cara a gobernar, que se lo va a dejar a Daenerys, aunque por más que él no quiera, hay una especie de maldición que le persigue, la responsabilidad de tomar las decisiones); Tormund - Edd (puto susto con el niño Umber; por cierto: ¿el mensaje del Rey de la Noche no se parece mucho al escudo Targaryen?); y, por supuesto, la escena con la que acabamos (demasiado pronto) el episodio: el reencuentro entre Jaime y Bran ("estoy esperando a un viejo amigo", le dice antes a Sam).
Añadamos las dosis de humor (Tormund: "I’ve always had blue eyes", la afición de los chistes sobre eunucos de Tyrion, el "vamos a dejarnos de palabras, que los caminantes tienen un dragón que ha abierto un boquete en el muro" de Bran...) y, como sesión inaugural, tenemos más que suficiente para empezar, o para empezar a terminar, más bien.
Comentarios
En cuanto a quién gobernará the Seven Kingdoms... ¿Jon Snow será King in the North y Daenerys Targaryen Queen of the SIX Kingdoms?
Ah, ese flirteo entre Gendry y Arya está metido con calzador. A mí no me gustó mucho y me hace preguntarme: ¿será que nos preparan para los futuros rey de los Siete Reinos y Guardiana del Norte?
Muchas preguntas que resolver en pocos episodios. It's the final countdown!
PD: "como si fueran votantes de VOX" jajaja
Yo soy fan incondicional tanto de la Madre de Dragones como de mi querido Jon Nieve
Ya veremos que nos depara la historia y si el final no nos defrauda...
Por cierto Julii, una apreciación personal: me encanta comentar contigo tus post, pero eso de tener que estar haciendo lo de "no soy un robot" y perder un montón de tiempo demostrando que no eres un robot) es un rollo, se quitan las ganas de verdad. Yo en mi blog no tengo esa opción. pero bueno, es solo algo personal, igual no le pasa a todo el mundo
Besos
Marian: por más que he dado vueltas para quitar lo del robot (que juraría que yo no incluí), no encuentro la manera de quitarlo, a ver si me ayudas :s
Un beso