(880 páginas. 32,90€. Año de edición: 2018) |
No estamos delante, por más que en alguna página web diga lo contrario, de la continuación de la saga de Canción de Hielo y Fuego. Aunque los protagonistas sean los Targaryen, uno de los linajes que más fascinación causan a los lectores o seguidores de Juego de Tronos, estamos desgajados casi por completo de la trama que nos lleva al trono de hierro con los personajes que conocemos (Jon, Daenerys, Cersei, Tyrion, Sansa...).
Nos retrotraemos 300 años antes del inicio de la saga y nos valemos de las crónicas del archimaestre Gyldayn, de la ciudadela de Antigua. Y, o eres un seguidor acérrimo de las historias que cuenta el maestro R.R. Martin, o esta novela (novelón, en el sentido del número de páginas) o esta historia no te interesa.
Profusión de datos, de nombres, de detalles, de sucesos. Una edición muy cuidada (no las de Gigamesh, que dejan más que desear, y no lo digo por la tapa dura), con preciosas ilustraciones de Doug Wheatley. Y sin embargo, no es lo que esperábamos. No es Vientos de invierno, uno de los proyectos con más retrasos que se conocen.
Y ese es el principal problema de este libro. No nos avanzan nada, no nos proporcionan el material que los seguidores ansiamos desde hace años, apenas podemos inferir semejanzas aferrándonos a que la historia es circular y se repite. Los Targaryen molan, los dragones más, y conocer el pasado es otra fascinación, pero si no enmarcamos esa maraña de fechas, de momentos, de caballeros y de familias en el contexto que tanto ansiamos, el resultado final es de decepción.
Porque encima estamos ante otra primera parte. Ni siquiera acabamos con todo el linaje de Targaryen anteriores al Rey Loco. Por eso resulta hasta redundante todo lo que se nos cuenta, por más que reconozcamos el mérito enorme del autor, provisto de una imaginación tan fecunda que parece ilimitada: ¿cómo consigue elaborar esa compleja e intrincada línea temporal que nos lleva a las raíces de un árbol genealógico tan pretérito?
Estamos ante un universo tan fecundo como asombroso. Lo que Martin pare a través de la pluma (o el ordenador) es una maravilla y le sitúa por delante de otro referente de la literatura de fantasía o ciencia-ficción, Tolkien. Es de un mérito tan grande que se nos olvida a veces que estamos ante un escritor capaz de descripciones que nos sitúan allá donde nos digan, como de crear personajes tan vivos como cualquier ser que respire, por no hablar de toda esa amalgama de acciones y de sucesos.
El estilo es completamente diferente al de la saga. En forma de crónica inventada, se vale de datos que hay que contrastar, libros de maestres, crónicas del (longevo) bufón Champiñón principalmente. Eso quiere decir que el ritmo es rápido y que el principal recurso narrativo, el de los cambios de punto de vista, no aparece aquí. Cronológicamente se suceden los años a un ritmo vertiginoso y apenas hay remansos en las descripciones ni en los diálogos, otro de los puntos fuertes de este escritor. Por momentos, parece que estamos de nuevo en El mundo de hielo y fuego.
Es cierto que la lectura podría ser bien diferente: ¿a cuento de qué no se centra en la saga y le da continuación? Yo no creo que se deba a cálculo editorial, a cómo exprimir aún más la vaca, sino que el hombre se ha visto agobiado por los plazos y, sobre todo, por la voracidad de la serie, y ha tenido que aplazar ese producto que todo el mundo le exige a menudo con mucho recelo (lo más bonito que le llaman es "gordo cabrón").
Otro de los aspectos negativos es que ni siquiera ha completado el linaje. En un determinado momento, cuando ya te has saltado alguna ristra de nobles afines a tal o cual rey Targaryen, a alguna de las muchas familias asociadas a la nobleza de Poniente, tu principal aliciente es llegar a los Targaryen más cercanos a nuestros personajes conocidos, sobre todo a partir de Aegon el Improbable y, ni que decir tiene, Aerys el Loco. Pero hasta eso se nos hurta y llegamos tan solo hasta Aegon III.
Es decir, tenemos 23 capítulos que nos llevan a Aegon I, el Conquistador ("contigo empezó todo", podríamos decir), Aenys I, Maegor I (el Cruel), Jaeharys I (el Conciliador), Viserys I, Aegon II y Aegon III, estos dos últimos inmersos en la cruenta Danza (o muerte) de dragones que acaba con uno de los elementos más atractivos de esta saga: los dragones (duele, y mucho, ver cómo se matan entre sí en esa guerra civil tan sinsentido).
Faltan Daeron I, Baelor I (el Bienamado), Viserys II, Aegon IV (el Indigno), Daeron II, Aerys I, Maekar I (y aquí nos acercamos a personajes ya conocidos, en esta ocasión por las aventuras de sir Duncan y Egg: El caballero de los siete reinos), Aegon V (el Improbable), Jaeharys II y Aerys II (el rey Loco). Ni más ni menos...
De toda la retahíla de personajes, acabamos mezclando y olvidando a muchos reyes, confundiendo Lannister, Stark o Baratheon. Nos importa más bien poco cómo nace y crece Desembarco del Rey, cómo se construye la Fortaleza Roja, que los Tyrell sean los mayordomos de una de las casas desaparecidas por no apoyar a Aegon I, que Harrenhall ardiera hasta derretirse por culpa de Harren el Negro y apenas se libran de la indiferencia las hermanas y esposas de el Conquistador, Visenya y Rhaenys, así como sus tres dragones: Balerion (el Terror Negro) y las dragonas Vhagar y Meraxes, aunque es cierto que así conocemos más sobre un elemento bastante desconocido en la saga (eso sí: no nos dicen cómo se reproducen, y más cuando los tres dragones de Daenerys son machos).
De los muchos aciertos, podríamos hablar de esa lectura siempre cuestionable de lo que nos llega de la Historia, cómo depende de la visión de quienes presenciaron los hechos, algo reñido por completo de la objetividad. A veces se nos presentan hasta versiones opuestas de los hechos, y a menudo nos llega el desaliento de que probablemente no se conocerá la verdad en ningún momento. Así hay que leer los libros de historia, siempre en puntos suspensivos.
En definitiva, luces y sombras, o como he leído en una crónica, metadona para los yonquis de Juego de Tronos. Algo necesario por momentos, sobre todo si la traducción del sexto libro de la saga no sale simultánea a su lanzamiento, que parece (por fin) que será en este 2019.
Comentarios
Respecto a esta novela, pues no me extraña todo lo que cuentas, el hombre de be estar sometido a muchísima presión y ya tiene unos años... Los libros la verdad es que no creo que me anime a leerlos, me dan pereza.
Ayer escuché a alguien decir que se iba a rodar una precuela de la serie, un antes de todo, ¿igual será basado en este libro?
Besos
La precuela será todavía anterior a lo que nos cuentan en Fuego y sangre, porque nos hablarán de los primeros hombres e (imagino) los niños del bosque y cómo y por qué crearon a los White Walkers