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| (560 páginas. 19,90€. Año de edición: 2017) |
Nunca es conveniente ponerse a leer si no le puedes dedicar un mínimo de atención y de concentración. Tampoco lo es añadir esa circunstancia con enfrentarte a una segunda novela de una autora que ha obtenido un enorme éxito con su novela de debut, La chica del tren.
Mi reseña va a ser breve: no me ha gustado el libro. Me ha parecido muy embarullado, con demasiados puntos de vista diferentes y demasiados personajes, sobre todo porque la estrategia narrativa de Hawkins siempre es la de ir completando huecos, y con unos personajes muy planos, casi indistinguibles entre sí, y demasiado supeditados a la trama de intriga.
Me parece bien la carga de feminismo implícita, y que el peso recaiga sobre las mujeres: las hermanas Nell y Jules Abbot, así como la hija de la primera, Lena, que pasa demasiado deprisa de ser una adolescente adolescentizada a creer en la versión de Jules: su madre no se ha suicidado.
No creo que esté bien conseguido esa variabilidad de narradores (en 1ª y 3ª persona), ni que haya tantos frentes abiertos (incluso tenemos una breve trama del siglo XVII por medio de Libby Seeton, con la que se abre el libro, un poco a lo George R.R. Martin). Y es que el agua y la cantidad de mujeres muertas en el río de Beckford obsesionan a la escritora Nell, algo que ocasiona en cierto modo que sea una víctima más de la nómina mortuoria.
Podría hablar de Sean Townsend (el inspector de policía, de creciente importancia a medida que transcurre la novela), de Mark Henderson (el profesor de Lena y de Katie Whitaker, otra muerta en el río; este personaje de hecho, en su patetismo, puede ser el mejor construido) o de las otras mujeres que perecieron en el río, pero mejor que eso, proporcionaré un enlace (sabanerox) que analiza la novela mucho más detalladamente (con muchos spoilers, eso sí, ojo, que si encima le quitas eso al libro, te queda en nada).
Me quedo más bien con la sensación de que Paula Hawkins tiene un limitado registro literario, que queda patente en la tosca y limitada manera de caracterizar personajes, y el mejor ejemplo es Louise, la madre de Katie, un compendio de tópicos y lugares comunes sobre una madre que ha perdido a un hijo.
Mi reseña va a ser breve: no me ha gustado el libro. Me ha parecido muy embarullado, con demasiados puntos de vista diferentes y demasiados personajes, sobre todo porque la estrategia narrativa de Hawkins siempre es la de ir completando huecos, y con unos personajes muy planos, casi indistinguibles entre sí, y demasiado supeditados a la trama de intriga.
Me parece bien la carga de feminismo implícita, y que el peso recaiga sobre las mujeres: las hermanas Nell y Jules Abbot, así como la hija de la primera, Lena, que pasa demasiado deprisa de ser una adolescente adolescentizada a creer en la versión de Jules: su madre no se ha suicidado.
No creo que esté bien conseguido esa variabilidad de narradores (en 1ª y 3ª persona), ni que haya tantos frentes abiertos (incluso tenemos una breve trama del siglo XVII por medio de Libby Seeton, con la que se abre el libro, un poco a lo George R.R. Martin). Y es que el agua y la cantidad de mujeres muertas en el río de Beckford obsesionan a la escritora Nell, algo que ocasiona en cierto modo que sea una víctima más de la nómina mortuoria.
Podría hablar de Sean Townsend (el inspector de policía, de creciente importancia a medida que transcurre la novela), de Mark Henderson (el profesor de Lena y de Katie Whitaker, otra muerta en el río; este personaje de hecho, en su patetismo, puede ser el mejor construido) o de las otras mujeres que perecieron en el río, pero mejor que eso, proporcionaré un enlace (sabanerox) que analiza la novela mucho más detalladamente (con muchos spoilers, eso sí, ojo, que si encima le quitas eso al libro, te queda en nada).
Me quedo más bien con la sensación de que Paula Hawkins tiene un limitado registro literario, que queda patente en la tosca y limitada manera de caracterizar personajes, y el mejor ejemplo es Louise, la madre de Katie, un compendio de tópicos y lugares comunes sobre una madre que ha perdido a un hijo.
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