Estoy vivo. Temporada 1

(tve. 13 episodios: 07/09/2017 - 14/12/2017)

Como poco, habría que calificar esta serie como de simpática. Me ha recordado al espíritu gamberro de El Ministerio del tiempo, y ya solo por eso y por las risas que echas, merece la pena. Además, como ya hicieran en Tve con esa serie, el apartado de multimedia está más que currado, con una página web muy completa.

Un policía, el vallecano Andrés Vargas (ni más ni menos que Roberto Álamo), es asesinado por un asesino en serie apodado el Carnicero, y vuelve a la vida cinco años después en el cuerpo de otro policía, Manuel Márquez (Javier Gutiérrez últimamente está en todas), acompañado de un ente con forma humana que es el Enlace (Alejo Sauras), apodado por Márquez como Yago, y adoptado como sobrino para no levantar sospechas, un ser puro que provocará contrastes muy divertidos.

Para completar el guiso, Márquez enseguida entra en contacto con su antigua familia, pues su compañera de patrullas es Susana Vargas (Anna Castillo), su hija, con lo que volverá a retomar relaciones con su esposa, Laura (Cristina Plazas) y su hija pequeña, la cerebrito de la familia, Bea (Lucía Caraballo). ¿La pega? Que no les puede revelar su verdadera identidad, pues si no moriría definitivamente. Lo mismo pasa con su mejor amigo, Sebas (Jesús Castejón).

Del resto de reparto, cabría mencionar al comisario Óscar Santos (Fele Martínez ataviado con un frondoso mostacho), otro amigo de toda la vida de Laura, Andrés y Sebas, aunque con mucha peor fama (de hijo de puta no le bajan); el policía chulo e infiel David Aranda (Alfonso Bassave), liado con Susana, pese a estar casado y tener un hijo; Arturo (Zorion Eguileor), padre de Andrés y abuelo de Susana y Bea, y que vive con ellas y con Laura; o la Directora de esa especie de organismo más allá de la vida y de la muerte, Julia Gutiérrez Caba.

Además de entretenida, con sus puntos de humor, muchas veces precedidos por el "Me cago en mi puta vida" de Márquez antes de que le pase algo, como que caiga por una azotea o se mate de una manera similar de dolorosa (es como Lobezno, acaba recuperándose), tiene el punto justo para que los efectos especiales no dejen en mal lugar los momentos de acción, como cuando aparecen hostiles con pupilas negras dilatadas y también se recuperan de sus golpes y los disparos recibidos. Y es que solo una pistola que parece un micrófono de radio antiguo consigue liquidar a esos extraños seres que complican el caso del Carnicero. La producción cumple con creces.

No solo de la trama sobrenatural vive la serie. Las relaciones de Márquez con su familia son otro de los puntos fuertes: la progresiva intimidad con Susana, cómo vive Márquez que Santos intente conquistar a su esposa, ya cansada de sus cinco años de luto, o cómo Bea entra en relación con el caso sin querer al entrar en posesión de una extraña piedra verde.

Las actuaciones no desentonan, no se hacen pesados los 75 minutos de duración por el ritmo trepidante y la mezcla entre las distintas tramas, esa conjunción entre ciencia-ficción, intriga y sentido del humor resulta novedosa y fresca, y siempre suma ver que están permitidas las segundas oportunidades o que personas bajitas como Javier Gutiérrez puedan entrar en la policía. Su originalidad ha recibido como premio que la CBS prepare una adaptación para EEUU.