(312 páginas. 9,45€. Año de edición: 2015) |
Hacía tiempo que no me pasaba. Sin que sirva de precedente, me parece superior la versión seriéfila que el libro, aunque es cierto que ambas versiones comparten en gran medida aspectos que hablan de una estupenda adaptación a las pantallas, puesto que potencia las virtudes del libro.
Pocas diferencias podemos destacar. Si acaso, que Amma es aún más joven en el libro (o no hay quien se crea que Eliza Scalen tenga 13 años). O que la novia de John Keene no se llama Ashley sino Meredith. O que Richard es rubio, o que Vickery y Alan Crelin apenas tienen relevancia y a duras penas pasan de figurantes.
Cambia algo el final en lo que respecta a que en la serie descubríamos el síndrome de Munchausen por poderes sobre todo por las pesquisas de Richard y aquí es la propia Camille Preaker quien contacta con la enfermera que le pone en la pista de que su hermana Marian no murió enferma, sino más bien envenenada. Lo explica estupendamente la enfermera:
"La cuidadora, por lo general la madre, hace enfermar a su hijo para atraer la atención sobre sí misma. Si padeces el síndrome de Munchausen, te pones enferma para llamar la atención, mientras que si tienes SMP (por poderes), haces caer enfermo a tu hijo para que todos vean lo buena, abnegada y solícita madre que eres".
En el libro se entiende menos la escena de la periodista con John, al menos la parte final, y es que al hermano de una de las niñas asesinadas, Natalie, no lo detienen, al contrario que en la serie. Si la policía les pilla con el carrito de los helados (con el mostrador prácticamente descubierto), el pretexto en el libro es cuanto menos forzado.
Lo que no cambia en absoluto es el pilar central del argumento: la relación madre-hija, Adora-Camille. Por ejemplo, la dura escena del "Ya no te quiero", en el libro todavía se muestra más dura, pues la mejor mamá del año llega a amenazar a su hija con clavarle un cuchillo en la única parte que no tiene mellada por sus raspones.
Eso, por cierto, es mucho más visual en el libro, por más que parezca paradójico. Las palabras se le van iluminando a Camille, al menos en su mente, conforme los acontecimientos la van atropellando. Pero por lo demás, diría que la versión audiovisual gana con diferencia al libro, tanto porque muestra con más morosidad el ambiente húmedo, pegajoso y asfixiante de Wind Gap, como por una mayor profundización en casi todos los personajes e incluso en los flashbacks (que en el libro apenas aparecen).
La única un poco más desarrollada es la propia Adora, puesto que en la serie no sabemos nada (creo recordar) de su madre, Joya, que maltrató a la que luego será maltratadora, aunque sea por culpa de esa enfermedad que pone el foco de atención en ella, haciéndole parecer una mártir y una abnegada y sacrificada. También es cierto que quien busque mayor profundización psicológica, el libro está mejor explicado.
No se trata de la mejor novela de suspense, pero cumple en su propósito de entretener. Aunque le sobren algunas cosas, como este fragmento: "A las mujeres las consume la enfermedad. No es de extrañar, teniendo en cuenta la gran cantidad de tránsito interno que soporta el cuerpo de una mujer. Tampones y especules. Pollas, dedos, vibradores y más cosas entre las piernas, por detrás, en la boca. A los hombres les encanta meter cosas dentro de las mujeres (...). Una vez un tío quiso meterme un walkie-talkie. Yo me negué".
Bueno, y le falta el impactante final de la serie, esa frase de "No se lo digas a mamá". El último capítulo (17) es menos sorpresivo, está más masticado. Y el epílogo explica demasiado, empeorando ese resumen a toda velocidad tras los títulos de crédito que nos muestra a Amma en toda su plenitud (aunque es cierto que en el libro queda mejor explicada su pulsión psicópata, asociada con esa enfermiza necesidad de ser el foco de atención).
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Besos