El día de mañana. Temporada 1

(Movistar +. 6 episodios: 22/06/2018)
Contiene spoilers

Al margen de la valoración de esta miniserie, me gustaría resaltar el compromiso de Movistar + con la ficción televisiva. Por primera vez, tenemos series que escapan a los condicionantes que las audiencias promueven y que extienden a hora y media cada tedioso episodio (pocas se escapan: El Ministerio del Tiempo, Fariña, paren de contar). Vemos proyectos que son un alternativa de lo mil veces visto y hay títulos que por unas razones u otras te llaman la atención (la inminente Arde Madrid, La peste, Mira lo que has hecho, Félix...).

Este proyecto dirigido por Mariano Barroso figuraba como los más interesantes, incluso antes de saber que estaba basado en el libro homónimo de Martínez de Pisón (hecha su reseña recientemente); y lo cierto es que empieza de forma estupenda, con un primer capítulo que te lleva a la Barcelona de los últimos años 60, con una factura impecable y una ambientación que ya quisiera Cuéntame.

Lo peor que le puede pasar a la serie es que alguien haga lo que yo: leer o releer el libro. Porque entonces la serie se te deshace como un azucarillo, y ves que la versión para la tele ha adelgazado su trasfondo, ha aligerado las tramas y ha simplificado el alcance de la novela. Incluso Justo pasa a ser algo distinto del poliédrico personaje de la versión en papel. No compensa ni que Aura Garrido o Karra Elejalde tengan un mayor protagonismo.

Y es que hay que despedirse de la finalidad de las entrevistas a los distintos personajes que hablan sobre Justo Gil Tello (aquí eso está más bien de adorno), poco queda de esas historias secundarias de los que relatan sus puntos de vista, hay que  conformarse con la  plana versión de esos años (más o menos hasta 1977, hasta la legalización del Partido Comunista), que pese a ser más explícita (televisores encendidos con discursos de Franco, de Juan Carlos, de Arias Navarro), no queda tan redondeada, y hay que hacer un ejercicio de imaginación con la labor de chivato de Justo, muy mal contada, por dar algunos datos.

Además (aunque puede, ya digo, que mi visión esté influida por la lectura), a cada episodio que pasa va perdiendo fuelle, incluso la interpretación del protagonista, y el último episodio, por ejemplo, se hace un poco tedioso, pese a que cuenta con una duración de 50 minutos, como las ficciones internacionales.

Al principio, como digo, sí que se sigue con bastante fidelidad el libro: Justo Gil Tello (de más a menos Oriol Pla) llega desde su pueblo aragonés con su madre en estado vegetal a Barcelona y se queda en principio con su primo Martín (Dafnis Balduz), peluquero. Pronto se desliga de su tutela y se busca la vida por su cuenta, vendiendo máquinas de escribir. En una carga policial contra un grupo de curas, conoce a Carme Román (muy bien como siempre Aura Garrido, aunque ya va siendo hora de papeles un poco distintos al de El ministerio del tiempo).

Carme trabaja para su tío Agustí (Pep Cruz siempre cumple; ni rastro, por cierto, de las otras dos primas, solo aparece Lali) en la papelería, y Justo se asocia con ella para crear un catálogo de venta a distancia. Por desgracia, paralelamente Justo empieza a acudir a una curandera y necesita dinero para curar a su madre, a quien los médicos han desahuciado. Los curas estafadores terminarán rematando a la madre y robándole el dinero de Carme.

Ahí acaba prácticamente el trato de Justo con Carme, al menos directamente, en la novela, pero en la serie persevera más y vuelven a cruzarse, incluso a tener relaciones (de algún lado tenía que salir la imagen del póster). Y poco a poco empieza a tomar un rumbo diferente la serie. El peor de todos es el del policía Mateo Moreno (Jesús Carroza), y no lo digo por el acento sevillano y su gusto por la rumba, sino porque representa a un policía que abusa de su poder y sigue sumisamente lo que le dicen sus jefes, primero Revuelta y luego Landa. Y no solo eso, sino que no se observa esa peculiar amistad que le une con su confidente. Para rematar, cuando aparece su novia Elena y muere Franco, se sale de la policía y monta un bar socialista. Le faltan matices.

El comisario Landa (Karra Elejalde) tiene un inicio fulgurante, cuando en comisaría no le reconocen y vacila a sus subordinados un rato. Un comisario franquista, de los que ha luchado en la Guerra Civil, con todas las características fascistas y violentas que caracterizaba a un cierto sector de la población, pero con una vena culta que, por desgracia, no explotan más que para que en comisaría resuene Mozart, hable una vez de libros y busque su Süssmayr (su sucesor). Su desenlace, tan previsible, lastra un papel que no da para mucho más de sí. De hecho, es una lástima que el tema de la Ultraderecha tras la muerte del dictador haya quedado tan pobre en la serie, al reducirse a las huestes de Landa, conformadas casi en exclusividad por policías como Campos (Xavi Sáez).

No aparece un personaje que hubiera dado mucho juego como Elvira Solé (su paralelo en plan desconfiar de Justo lo lleva Xavi Castellnou y no convence mucho), no se insiste en la pulsión mujeriega de Justo (sobre todo mujeres de alta clase social) salvo en su escarceo amoroso con Nita Castellnou (muy buena presencia en pantalla de Diana Gómez); y los Nebot casi quedan reducidos a los intentos del padre Nebot para "quitar" las tendencias homosexuales de su hijo Quim (David Marcé).

Peor parado queda el comunista Eliseu Ruiz (David Selvas), de cuya historia de amor con Teresa solo vemos los cuernos de esta; y qué decir de Hilario (Pol López) y de Noel (Max Megías), tan esquemáticos que uno muere en el accidente de coche (¿y su tortuga?) y del otro nada conocemos de las aficiones familiares por los palíndromos, otro de los atractivos del libro. La casa que construyen los tres, por cierto, también tiene su evidente diferencia con la novela.

Lo peor, con todo, es la trama del periodo como Rata, que ya digo que no convence en absoluto. Quieren no hacer parecer a Justo lo cabrón que es, y pierde su esencia y su ambigüedad. En teoría él solo mira por sí mismo y, a lo sumo, se preocupa de Carme Román, pero en la serie no queda tan claro este egoísmo. Solo vemos una operación policial, y por eso no se entiende que aparezcan carteles con su cara por las calles. El tema de sus delaciones interesadas (que configuran su carácter oscuro) se reduce a la de Emili (Pere Ponce, Cervantes en El Ministerio del Tiempo), quien está manteniendo una relación con Carme, paralela a su exitosa carrera teatral (más como directora casi que como actriz).

Como digo, las comparaciones son odiosas, y tampoco ayuda que hubiera puesto altas expectativas en una serie alabada por todo el mundo. Como mal menor, son solo seis episodios...

Comentarios

Marian ha dicho que…
¡Hola! El libro no lo leí, pero vi la serie (por cierto, poner primera temporada y yo pensaba que era una miniserie, que ya estaba acabada, no sabía que podría haber segunda temporada).
La serie me gustó, aunque es cierto que como a ti a veces me resultó pesada, sobre todo al final.
Besos
Juliiiii ha dicho que…
Hola, Marian.

Es verdad que la terminología que utilizo no distingue miniseries de series de varias temporadas, porque siempre que es estreno pongo sin más primera temporada...

Saludos y disculpas ;)