(TNT. 10 capítulos: 22/01/2018 - 26/03/2018) |
Si no la serie del año, The Alienist (título que induce a confundirla con algo referente a Alien, y es que el término 'alienista' es el precedente al de psicólogo de mentes perturbadas, o como se diga ahora) consigue situarse en una posición muy alta. La apuesta del canal TNT ha sido arriesgada, pero muy acertada, igual de acertado que Netflix nos haya hecho llegar una serie ambientada a finales del siglo XIX, en una Nueva York con los monumentos emblemáticos a punto de establecerse o recién estrenados, como la estatua de la libertad, que aparece en una cabecera que impresiona al mostrarnos una especie de retroceso en el tiempo con el proceso de su construcción (o deconstrucción).
Su ambientación inevitablemente te lleva a recordar esa otra gran serie casi coetánea en el tiempo de la ficción, The Knick, aunque el campo va a ser completamente diferente, y las comparaciones pueden establecerse más bien con Mindhunter, con la que comparte el enfoque criminalístico, el trío protagonista y una exploración en la psique de los psicópatas (término aún no empleado, como tampoco el de asesino en serie, anacronismo que observó perspicazmente Norma).
Sean cuales sean las referencias, la ambientación es extraordinaria y el trabajo interpretativo no le va a la zaga, destacando para mi gusto Dakota Fanning, cuya evolución post niña prodigio sigue los parámetros del talento de esta actriz tan expresiva a la que simplemente le hace falta parpadear para transmitir lo que le dé la gana.
Nos faltaría, eso sí, un punto de redondez en el producto final, que está lejos de transmitir esa sensación de obra maestra a la que pueden encuadrar las dos series antes citadas, no sé si por resultar las ideas de Lazlo Kreizler (Daniel Brühl) demasiado modernas o si porque está demasiado orientada a que haya una continuación o si porque la investigación en algún momento queda eclipsada por las ideas psicológicas que se investigan.
El caso de los asesinatos de niños que se travisten no es muy seguido por la policía, que pese a la determinación de Theodore Roosevelt (Brian Geraghty), quien será en pocos años el 26º presidente de EEUU, tiene la plaga de la corrupción muy extendida por el comisario recientemente retirado, Thomas Byrnes (Ted Levine), y su mano derecha, el despreciable capitán Connor (David Wilmot).
El alienista Lazlo, cada vez más interesado en las mentes enfermas, ha conseguido bastante fama entre la prensa, pero pocos amigos en la policía pese a que sus perfiles ayuden mucho. Debido a su arrogancia y su falta de trato, acude a uno de sus pocos amigos, el periodista y dibujante John Moore (Luke Evans), un hombre con la herida de haber sido traicionado por su prometida, algo que le lleva frecuentemente al prostíbulo, pero que se relaciona mejor en cualquier ambiente.
Pronto la primera mujer en trabajar en la policía, Sara Howard, que trabaja para Roosevelt, se unirá al equipo de Lazlo, y producirá un triángulo amoroso en el que al principio el alienista tener ventaja, hasta que demuestra que las críticas no van con él, ni recibir el mismo exigente trato que depara hacia los demás. El equipo no sería lo mismo sin los hermanos Isaacson, Lucius (Matthew Shear) y Marcus (Douglas Smith), los intrépidos forenses.
Casi también integrantes del equipo serían los criados de Lazlo: Cyrus (Robert Wisdom), el mozo de cuadra; Stevie (Matt Lintz), que por su menor edad tendrá que hacer de cebo para atrapar al asesino; y Mary Palmer (Q'orianka Kilcher), la doncella muda que sentirá unos celos radicales hacia Sara, dados sus sentimientos hacia el alienista. Los tres, por cierto, con un pasado inquietante, pues los tres fueron tratados por él.
La oscuridad de los asesinatos se equipara con la oscura ambientación, a la que ayuda la sordidez de las calles neoyorquinas, aún en una fase bastante caótica y desorganizada. Salvo un episodio en el que la investigación lleva a los protagonistas a Washington, nos moveremos continuamente en este lóbrego ambiente.
Los protagonistas evolucionan notablemente a lo largo de esta investigación, si bien Sara destaca en todo momento por haber recibido una educación adelantada a su tiempo y por su valentía. Michael cada vez será menos calavera (aunque su relación con el alcohol le hace bastante inestable) y Lazlo, el personaje más ingrato de los tres, recibirá una buena cura de humildad.
Los 10 capítulos se antojan pocos y se le ve un potencial increíble para posteriores temporadas, al contrario de muchas otras series, que no te explicas cómo pueden ser renovadas cuando lo que pueden contar no es tanto como aquí.
Nos faltaría, eso sí, un punto de redondez en el producto final, que está lejos de transmitir esa sensación de obra maestra a la que pueden encuadrar las dos series antes citadas, no sé si por resultar las ideas de Lazlo Kreizler (Daniel Brühl) demasiado modernas o si porque está demasiado orientada a que haya una continuación o si porque la investigación en algún momento queda eclipsada por las ideas psicológicas que se investigan.
El caso de los asesinatos de niños que se travisten no es muy seguido por la policía, que pese a la determinación de Theodore Roosevelt (Brian Geraghty), quien será en pocos años el 26º presidente de EEUU, tiene la plaga de la corrupción muy extendida por el comisario recientemente retirado, Thomas Byrnes (Ted Levine), y su mano derecha, el despreciable capitán Connor (David Wilmot).
El alienista Lazlo, cada vez más interesado en las mentes enfermas, ha conseguido bastante fama entre la prensa, pero pocos amigos en la policía pese a que sus perfiles ayuden mucho. Debido a su arrogancia y su falta de trato, acude a uno de sus pocos amigos, el periodista y dibujante John Moore (Luke Evans), un hombre con la herida de haber sido traicionado por su prometida, algo que le lleva frecuentemente al prostíbulo, pero que se relaciona mejor en cualquier ambiente.
Pronto la primera mujer en trabajar en la policía, Sara Howard, que trabaja para Roosevelt, se unirá al equipo de Lazlo, y producirá un triángulo amoroso en el que al principio el alienista tener ventaja, hasta que demuestra que las críticas no van con él, ni recibir el mismo exigente trato que depara hacia los demás. El equipo no sería lo mismo sin los hermanos Isaacson, Lucius (Matthew Shear) y Marcus (Douglas Smith), los intrépidos forenses.
Casi también integrantes del equipo serían los criados de Lazlo: Cyrus (Robert Wisdom), el mozo de cuadra; Stevie (Matt Lintz), que por su menor edad tendrá que hacer de cebo para atrapar al asesino; y Mary Palmer (Q'orianka Kilcher), la doncella muda que sentirá unos celos radicales hacia Sara, dados sus sentimientos hacia el alienista. Los tres, por cierto, con un pasado inquietante, pues los tres fueron tratados por él.
La oscuridad de los asesinatos se equipara con la oscura ambientación, a la que ayuda la sordidez de las calles neoyorquinas, aún en una fase bastante caótica y desorganizada. Salvo un episodio en el que la investigación lleva a los protagonistas a Washington, nos moveremos continuamente en este lóbrego ambiente.
Los protagonistas evolucionan notablemente a lo largo de esta investigación, si bien Sara destaca en todo momento por haber recibido una educación adelantada a su tiempo y por su valentía. Michael cada vez será menos calavera (aunque su relación con el alcohol le hace bastante inestable) y Lazlo, el personaje más ingrato de los tres, recibirá una buena cura de humildad.
Los 10 capítulos se antojan pocos y se le ve un potencial increíble para posteriores temporadas, al contrario de muchas otras series, que no te explicas cómo pueden ser renovadas cuando lo que pueden contar no es tanto como aquí.
Comentarios