(Netflix. 5 capítulos: 06/07/16 - 25/10/16) |
Difícil de explicar a quien no la ha visto y fácil de ver (una horita y poco si te da por verla de una sentada), este falso documental cuya protagonista es Paquita Salas (Brays Efe, nombre extraño para este actor, sí está bien el masculino, pues una de sus rarezas es este travestismo que ayuda mucho al juego entre realidad y ficción que se establece), una representante venida a menos y algo desfasada. Su mejor momento fue en los 90, y ahora, divorciada y habiéndole dejado su principal estrella, Macarena García (haciendo de una falsa sí misma), tiene que reinventarse.
Grabada con pocos medios pero mucha imaginación, tenemos a unos actores que parecen improvisar delante de una cámara a la que miran mucho, pero con la que no interactúan, al estilo de House of Cards o Modern Family, con poca trama de fondo salvo la de la breve sinopsis y, sin embargo, es suficiente para resultar divertida y entretenida. Y muy original, tanto que lo que era una webserie para un una plataforma de vídeo en streaming (flooxer), ha sido captada por Netflix, con quien están preparando una segunda temporada.
¿Aspectos a favor? Originalidad, frescura, distinta. Su poca duración (no llega ningún episodio a la media hora) es la constatación de que la televisión española tiene que reciclarse porque no hay cuerpo que aguante capítulos de 80 minutos, duración que suele ser una imposición y una losa para cualquier serie que precie verse en pantalla. La intrascendencia y la frivolidad propias de esta época son consustanciales a Paquita, tanto al producto en sí como a la propia mujer que está casada con su trabajo.
Un trabajo a veces muy ingrato, como le demuestra su actriz fetiche, la guapísima Macarena, o como volverá a pasarle con Mariona Terés (otra que hace de sí misma), la sustituta que encuentra Paquita en un teatro de improvisaciones en la que la muchacha, interpretando a una insulsa criada, se harta y se reivindica en una escena bochornosa y trascendental al mismo tiempo.
La única que parece no abandonar a Paquita ni a su agencia, PS Management (pronunciado a la española), es su secretaria Magüi Moreno (Belén Cuesta haciendo de sí misma o del personaje que suele hacer), una abnegada y fiel trabajadora que sin embargo está tan obsoleta y desfasada como su jefa, como demuestra con la carpeta del SPAM, que les enseña el repartidor Álex (Álex de Lucas, quizá quien peor actúa), un chico que le gusta a Magüi y que Paquita tiene trabajando aunque no esté en nómina. A cambio, el chico solo pide que le echen un vistazo al videobook de su prima, que no será otra que Anna Castillo haciendo de Belén, la próxima actriz fetiche de Paquita. Bueno, tampoco la abandona Lidia San José (que hace de sí misma), aquella niña actriz que aquí se hará lesbiana.
Otro de los puntos fuertes es la participación de un montón de caras conocidas. Bien cameos, bien participaciones breves, bien papeles esporádicos, configuran un mundo reconocible, el del cine y la televisión españolas, en el que las nuevas tecnologías (móviles, inmediatez) chocan con los métodos clásicos de PS Management: Raquel Meroño, Secun de la Rosa (haciendo de Fernando Canelón, un discípulo de Paquita que le robará a Maca), la preciosa Claudia Traisac (que hace de Claudia, una actriz que se inventó su currículum y fue pillada a lo Anna Allen y que ahora cuida de su madre en su pueblo, Navarrete), Yolanda Ramos, Andrés Pajares (haciendo de Paco Cerdeña, ex marido de Paquita, recientemente casado, pese a lo cual se acuesta con su ex, en uno de esos polvos antieróticos que se echa Paquita, como el que echa en Navarrete), Ana Millán, Silvia Marsó, Andrea Duro (qué pena que sea tan testimonial), Eduardo Casanova o la "vidente" o tarotisa María Rosa Cobo.
Y momentazos en forma de frases hilarantes u ocurrencias iluminadas, como cuando buscan a la actriz tres sesenta (una actriz que domine todos los palos, los cómicos, los dramáticos, que sea guapa, que cante y que lo haga todo bien), llegar tan lejos como Navarrete, "una gorda vale para cualquier época si lo hace bien" (a lo cual le sucede algo así como que no coloca ni a la de tres a esa puta gorda), "No al corto de mierda. Tú de Acacias para arriba" y, sobre todo, la antológica: "Ha habido maricones en toda la historia de la humanidad. Toda la historia. ¿No puede haber un maricón en Puente Viejo? El secreto de Puente Viejo. El secreto. Pues ese es su secreto".
En fin. Aunque intrascendente, es un soplo de aire fresco, un poco como esa obra de teatro y ahora peli, La llamada (en la que figuran casi todos los mismos actores que aquí). Una serie cuya segunda temporada está en curso gracias a Netflix.
Comentarios
Por cierto.... ¿me dejas que te haga una sugerencia? Eso de tener que meter lo de los captchas, es bastante incómodo a la hora de dejarte un comentario (a veces me paso por aquí, te leo, porque me gustan mucho tus entradas, pero no te escribo nada porque sé que me va a hacer perder tiempo. Yo lo tengo quitado en mi blog, pero bueno, solo es una sugerencia
Besos
La sugerencia ya me la habías hecho, e hice lo que me dijiste, en teoría los catchas estos de las narices los había quitado, pero a pesar de que tengo puesto que no haya moderación de comentarios ni verificación de palabras, sigue saliendo, no lo entiendo...
Un beso