(Amazon. 10 episodios: 30/12/15) |
Cómo me cuesta elaborar una reseña de esta serie, que roza peligrosamente esa consideración de que da igual verla como no verla. Como ya pasara con la primera temporada, volvemos a encontrarnos con el Maestro Rodrigo y su orquesta sinfónica de Nueva York. Esta vez, la amenaza principal es una huelga que planea sobre los músicos. Eso y las ansias de Rodrigo de trascender en lo musical son las dos líneas argumentales básicas.
Se puede resumir dicho argumento en un par de líneas, vaya, así que ahora toca analizarlo. Lo primero, es la queja de la cabecera cambiante, hortera y esquemática, con notas musicales de colores sobre un aséptico fondo blanco. No se han exprimido la sesera para dar, fallidamente, con un cierto tono reconocible para la introducción.
Luego llega lo mejor de la serie: Gael García Bernal, totalmente creíble como conductor de la orquesta, con las preceptivas dudas de tener más mano dura con unos músicos un tanto distraídos en otros aspectos que no son los musicales. Por otra parte, está abierto a explorar nuevas experiencias. Un cierto componente de chaladura sobrevuela en todo momento, algo quizá transmitido por su esposa, la intensa y tarda Anna Maria, que aparece en un par de capítulos. No me termina de convencer esa extraña amusia que él asocia a la maldición de su antiguo maestro Rivera, pero Gael sale indemne de cualquier flaqueza en el guión.
El maestro tiene a Hailey enamorada, y puede que el sentimiento sea recíproco, pero es la típica relación que no termina de cuajar. Ella, que ha logrado una cierta estabilidad en la sinfónica más allá de su dependencia como asistente del Maestro (ahora es la oboe suplente), se independiza y blinda en cierto modo de los humores cambiantes de Rodrigo, cuya principal misión será encontrar una sustituta adecuada.
Hailey es el personaje que más evoluciona de la serie. De esa timidez y cierto punto vulnerable, pasa a ir adquiriendo más confianza. Deja a Alex, claramente más inmaduro que ella, y emprende varias relaciones, demostrando que su enamoramiento no le va a hacer perder oportunidades de alegrarse el cuerpo. Primero Andrew Walsh (Dermot Mulroney, quizá el invitado más destacado de la temporada), cello de renombre; luego Erik (Aaron Moten), joven trepa de la junta. No se deja engañar por el acercamiento en México DF, cuando conoce a la abuela de Rodrigo (muy divertida la escena en la que los echa de la habitación).
Cinthya podría ser el siguiente personaje con más protagonismo. Se lía con Nina (Gretchen Mol), la representante del sindicato que llega para protagonizar una línea más dura en las negociaciones, y tomará la voz cantante en varios momentos al respecto. Como el resto de personajes, poco más que alguna escenita (la del restaurante mexicano cuando Bob pilla a la bella morena con la rubia del sindicato) o algún momento divertido (el "robo" del violín de Warren, las puyitas de Dee Dee).
Las "intrigas palaciegas" en torno a la huelga deparan más momentos que los recaudatorios. Gloria tiene un romance fallido y muy prontamente interrumpido con Pavel (se desaprovechan posibles tramas), Thomas también aparece demasiado cambiante (como le pasa a Hailey, por otra parte) y asume el papel de malo de la película Edward Biben. aunque por momentos la bruja de Betty sigue puteando a Hailey.
Algún que otro momento divertido (como la pelea entre los músicos con el traje ese para los efectos especiales), sí, pero mucha irregularidad (por momentos la gira hace que te saque por completo de la historia, como si fuera una especie de material extra o de tomas falsas), personajes nada creíbles como Lizzie, cuya historia con el simpático hipster Bradford es lo único que le salva, una temporada bastante más etérea si cabe que la primera, pero gracias a que son 10 capítulos y muy breves, es producto de fácil consumo. Eso sí, cada vez menos protagonismo para la música clásica.
Comentarios
Besos
Es lo malo: hay un aluvión de series que ver y muy poco tiempo. Esta de Mozart es ideal si buscas alguna de menos de media hora, tirando a ligerita y entretenida.
besos