Girls. Temporada 4

(HBO. 10 episodios: 12/01/15 - 23/03/15)
Quizá por la pereza que me ha dado en cierto modo esta serie, siempre he ido con un año de retraso respecto a su ritmo oficial. Casi me tenía que convencer a mí mismo de seguir viéndola, puesto que en ningún momento me ha llegado a ganar. (véase mi crítica a la tercera temporada). Hannah era el ser más odioso si no del planeta, sí de Nueva York, y no entendía que la crítica hubiera podido encumbrar a Lena Dunham como una de las creadoras más interesantes de la actualidad. Y no digo que esta cuarta temporada haya sido la hostia (con perdón), pero sí que se aprecia una mayor definición con respecto a lo que siempre ha tenido que ser: comedia.

Quizá es que ya el paso del tiempo y de los episodios hace que uno se acostumbre a las  egoístas excentricidades de Jessa, a la falsa ingenuidad de Shoshanna, a la belleza del ridículo de Marnie o al culto a la egolatría de Hannah. A la tosquedad casi animal de Adam, a la terquedad anacrónica de Ray. Incluso a la caricatura de gay posmoderno de Elijah. A todo (menos a las cucarachas) se le acaba cogiendo afecto si convive un tiempo contigo, ¿no?

Instalados en ese vagón de tren que parece comedia pero por momentos un falso documental o una casi "dramedia", pero sobre todo el típico melodrama romántico encubierto de periplo vital, incluso nuestro póker de protagonistas puede acceder a la madurez, o a una cierta estabilidad emocional. Nunca antes de esta temporada hubiera creído posible no odiar a Hannah, y en Sit-in, posiblemente el mejor capítulo de la serie, me ocurrió.

La estadía por Iowa termina incluso antes del capítulo 5 y no deja de ser un acierto, porque esa trama no la levantaba ni la visita de Elijah, y al regresar a Nueva York Hannah se encuentra con una Mimi-Rose (Gillian Jacobs, Community) en toda la jeta. Y es que Adam dice haberse enamorado de esa adorable (pero extraña) rubia. El gusto de Adam ha cambiado tanto como su comportamiento, ya que estamos ante el ciudadano más decente, con permiso de Ray. Podría pensarse que a Hannah le iba a dar otro ataque de TOC o una crisis existencial de las suyas con patatas fritas y doritos de por medio, pero es cuando la serie te sorprende y la chica trata de seguir adelante. Busca un empleo como profesora y hasta intenta tener buena relación con su ex. ¡Y con Mimi-Rose!, un personaje demasiado esporádico, asociado a su ex novio Ace (Zachary Quinto), otro neoyorquino moderno de estos.

La gracia está en que es Jessa la que, por medio de las reuniones de alcohólicos anónimos o drogadictos anónimos, les pone en contacto, para conseguir salir con Ace (el polvo que tienen y con el que se abre un capítulo es revelador en este sentido). Shoshanna por su parte se da de bruces con la realidad al no encontrar el trabajo que pensaba que le estaría esperando, y requiere del apoyo de Ray, quien sigue enamorado hasta las trancas de Marnie, pese a que esta encuentra algo parecido a la estabilidad de la mano del estúpido de Desi, tanto a nivel musical como a nivel personal.

Habría que destacar también la faceta como profesora de Hannah, que sorprendentemente logra encajar en ese papel, al ser cercana (demasiado cercana, que se lo digan a la pobre Cleo -Maude Apatow-, protagonista de uno de los más cruentos -y divertidos- momentos, con el piercing en la lengua) con los alumnos, y al conectar con Fran (joder, me estaba volviendo loco con Jake Lacy, ¿dónde coño lo había visto yo? Y veo que en Better with you).

Las canciones de la serie siguen siendo de lo mejorcito; el rollo de que Tad, el padre de Hannah, para sorpresa (y casi regocijo en algunos momentos) de Loreen, la madre, sale del armario, da mucho juego; y el último episodio, en el que Caroline, la hermana loca de Adam, quiere dar a luz de manera natural en la bañera apoyada en Leird, es muy divertido. No termina de gustarme la especie de epílogo de los "seis meses después", pero es una pega mínima y más habiendo oído que la quinta temporada ha sido estupenda, con lo que habrá que borrar la pereza para ponerme al día con Girls. Hay esperanza después de todo.

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