(NTV Japón. 37 episodios: 03/10/2006 - 26/06/2007) |
El planteamiento de Death Note es muy original:
Light Yagami es un brillante estudiante japonés, aburrido y asqueado por la inmundicia de crímenes que cubre el mundo, pero eso cambiará por completo cuando se tope de manera fortuita con un cuaderno (un death note) que puede hacer que una persona muera tan sólo escribiendo su nombre y visualizando su rostro.
La brevedad de sus episodios (unos 20 minutos) también ayuda a engancharte fácilmente con esta serie cuyos episodios son accesibles desde youtube. Puede resultar por momentos algo enrevesado (que si renuncio a la Death Note pierdo mis recuerdos, pero si vuelvo a tocar una hoja los recupero, que si soy Kira y soy L, que si los shinigami son vistos por quienes toquen el cuaderno, y a su vez la palman si se enamoran de un humano...), pero cuando te paras a pensar en los inconvenientes, ya estás embaucado por completo en la trama.
Y la trama se fundamenta sobre todo en el duelo de mentes brillantes entre Light Yagami (que desde la posesión de su Death Note toma el alter ego de Kira -en japonés, por lo visto, se acerca a la pronunciación de "killer", asesino) y el investigador privado L, que pronto ve que tras el inaudito número de muertes de criminales existe una mano negra detrás. Es decir, no son casualidades, sino que hay un causante, alguien que es capaz de provocar un infarto (o una muerte distinta) a distancia.
Lo mejor de la serie se centra en esos primeros episodios. Tanto la ebriedad de poder que le provoca la Death Note a Light, que se autodenomina Dios de un nuevo mundo libre de injusticias, y que se regodea en su inteligencia (los mecanismos para ocultar la libreta asesina, la manera de deshacerse de los investigadores del FBI que llegan a Japón cuando L realiza su primera brillante deducción sobre el paradero de Kira...), como los razonamientos y pesquisas de L a pesar de que el tono sobrenatural de los fallecimientos de criminales induce a perder la esperanza sobre las causas o los orígenes de dichas muertes.
Light es un joven brillante pero carente de empatía. No duda en asesinar pese a que su alma queda en manos del shinigami que le dejó la Death Note, Ryuk (feo como él solo y caracterizado por su voracidad por las manzanas). Su objetivo prima sobre cuestiones como la moralidad o la propia justicia, y no duda en manipular a su antojo a cuantos le rodean, ya sea su propia familia o la chica que se enamora perdidamente de él (Misa Amane). Por momentos cuesta mucho posicionarse a su favor, por más que sean loables sus objetivos de construir un mundo mejor. Al ver cómo le sienta la gestión (y digestión) de su inmenso poder, como poco es difícil confiar en que el dios todopoderoso que decidirá si vives o mueres sea objetivo.
L tiene más mérito: con ninguna carta buena a su favor y una mano más bien pobre, consigue aproximarse a Light hasta hacerle el sospechoso número uno con altas dosis de probabilidad (me hace gracia eso de que está seguro a un 10%). Este famoso investigador, provisto de una inteligencia casi sherlockniana, a pesar de que sólo está acompañado de Watari, una especie de padre o abuelo multiusos equipado con tipo de recursos, es el único capaz de poner en jaque el poder sobrenatural que le confiere un cuaderno demoniaco. El carisma de este personaje se acentúa cuando vamos conociendo cómo es: un ser paliducho, informal y ojeroso que coge los objetos como si sus dedos fueran pinzas y que lo mismo te resuelve un crimen perfecto como es campeón de tenis o un guerrero consumado de artes marciales. La voz en japonés, desvaída y arrastrada, remata a un personaje que destaca sobre el resto. La guinda encima llega cuando proclama que Light es su mejor (y único) amigo.
El resto de personajes bajan varios peldaños en interés. La tercera en importancia sería Misa Amane, por ejemplo, que en muchos momentos actúa de segunda Kira con una segunda Death Note, asistida por su propio shinigami, el abúlico Rem. A pesar de ser coprotagonista, el suyo es un carácter desprovisto de interés, justificado casi por entero en una abnegación carente de crítica hacia Light. El amor que siente por él la desdibuja por completo, y parece querer indicar que una mujer sólo puede estar movida por la devoción hacia su hombre (¿Japón es un país machista?). En muchos momentos más que anime parece una caricatura, aunque es cierto que protagoniza alguno de los momentos más divertidos, algo loable cuando hay bastante falta de sentido del humor en la serie.
El resto no alcanza tanta importancia: Soichiro Yagami es el padre de Light y a su vez el jefe de la policía (luego del equipo para detener a Kira), Matsuda es el integrante más endeble del grupo de investigación (se trata más bien de un bufón que otra cosa), Aizawa pierde gracia cuando le rapan esos rizos tipo Harlem. Y Mello y Near, los sucesores de L, también pertenecientes al orfanato Wammy's House para superdotados, nunca llegan a ocupar el vacío que deja cuando se interrumpen los latidos de la principal estrella del anime.
Como digo, Death Note va perdiendo fuelle a medida que transcurren los episodios, algo que empieza a verse cuando arrestan a Light y Misa y que se confirma cuando cambian la canción introductoria a una más hardcore (como diría el nauseabundo Mou: ¿por qué?). La elipsis de cinco años tampoco le sienta demasiado bien a la historia, así como las tramas del grupo Yotsuba con el fake Kira, o con los seguidores de Kira, tanto con su portavoz Kiyomi Takada ("novia" de Light en la universidad, y el novia va entrecomillado porque es un noviazgo muy sui generis, como lo son todas las relaciones del chico con su entorno) como con el X Kira, Teru Mikami. Da la impresión de que podría haber tenido un mejor desarrollo y un distinto desenlace (no hay quien reconozca a Light al final), o como si hubiera habido un giro extraño a mitad de la emisión de la serie, pero bueno, tampoco nos pondremos tan exquisitos y merece la pena verse.
Comentarios
Los roles de Near y Melo son claramente más modestos que L, pero como bien se dice en al final de la serie, ninguno de los dos por separado es equiparable a L.
La evolución de Kira es totalmente lógica, especialmente en el último episodio, donde muestra su lado más sádico y trastornado.
Muchas gracias por tu comentario