Ascensión (The leftovers). Tom Perrotta. Colmena Ediciones

(448 páginas. 19€. Año de edición: 2014)

En primer lugar y antes de todo: odio las portadas de los libros "contaminadas" por la película o por la serie que ha conseguido ponerlas en el mapa de la actualidad. Pero en este caso, el Kevin Garvey del libro poco o nada tiene que ver con el Kevin Garvey de la serie, por lo que si me lo plantan en la portada, mal vamos...

En segundo lugar, en la lectura me ha condicionado sobremanera el visionado de la serie. Era imposible que mi imaginación me llevase a una Jill que no fuera la preciosa y sugerente Margaret Qualley, por más que en el libro estuviese casi rapada y bastante acomplejada en comparación con su amiga Aimee. O que el alcalde Kevin no fuera el policía Kevin de Justin Theroux, o que la Nora que se tiñe de rubio platino no fuera la etérea y maravillosa Nora de Carrie Coon. Me faltaba también el padre de Kevin e incluso la alcaldesa Lucy. De modo que cada vez que el libro se separaba de la serie, algo estaba chirriando en mi cabeza.

Quizá por eso el libro me ha parecido varios escalones por debajo de la serie. Salvando el componente misterioso asociado a los perros, al tipo de los mofletes que se los cargaba, el rollo del ejemplar del National Geographic, el padre que estaba como las maracas de Machín o todo ese rollo del sonámbulo Kevin, las otras soluciones que se plantean en la serie consiguen que la trama gane mucho respecto al libro, que por momentos resulta decepcionante porque es demasiado lenta (y no porque el peso recaiga en la psicología de los personajes) y tampoco gana en exceso en las disquisiciones sobre los motivos o las repercusiones de la Ascensión. De hecho, creo que sin todo ese rollo paranormal made in Lost, The Leftovers hubiera sido una joya pulida sin parangón alguno.

Cierto es que la idea original, esa desaparición masiva de gente un 14 de octubre, es la semilla de un planteamiento estupendo, con multitud de posibilidades (posibilidades que esperemos estén asociadas en la segunda temporada de la serie en otra familia que no sea la de los Garvey y que sean otros personajes diferentes a los que conocimos) que establecen algo así como un universo propio en el que cabe reflexionar sobre lo que fue esa Ascensión y lo que significó para los que se quedaron. Pero ni convence la estructura (el libro está dividido en 5 partes, y casi todos los episodios comparten heterogéneamente el foco de atención) ni decisiones como explicar las vidas antes del 14O al principio (y no en el cautivador penúltimo episodio), además de que los personajes no se imponen a las circunstancias.

Siempre con el referente de la serie, creo que no hay casi ningún personaje que gane en su versión del libro. El peor parado es Matt, que apenas sale al principio como una mosca cojonera que revela la aventura de Doug, el marido de Nora, con lo interesantes que eran sus circunstancias y lo maravillosa que fue la actuación de Christopher Eccleston. Mi única duda sobre si la versión novelesca mejora a la de la serie sería Meg, cuya relación con Laurie no tiene ni punto de comparación con la de la serie. Puedo entender que Liv Taylor esté totalmente defraudada porque si escogió el papel por el libro, en la serie poco tiene que ver, empezando por esa afabilidad suya y acabando por el (detonante) final.

De los Garvey, el haber hecho policía a Kevin es un estupendo acierto porque permite mucha más acción. No hay ningún interés en que él sea alcalde, y menos aún que sea un tipo empeñado en ser optimista y positivo. ¿Dónde está su conflicto interior? ¿En que se enamora de Nora (sin que haya mucho más que un baile y ninguna explicación) y esta no le responde como él quisiera? El atormentado de la serie está mucho más conseguido y su protagonismo es una consecuencia irreversible de la importancia de sus acciones.

Otra decepción es la Laurie del libro, aunque aquí entiendo que por motivos estrictamente comparativos con la versión de HBO. Y es que mientras en la pantalla es impactante que se mantenga siempre en silencio y que ese personaje cobre fuerza por las miradas, los gestos y todo lo que no dice, por no hablar que cuando oímos su voz es como recibir latigazos, en el libro habla más de la cuenta, y se humaniza tanto que se hace amiguita del alma de Meg, pese a que en el libro queda más que claro que la secta de los Culpables Remanentes tiene como objetivo no minar la moral, sino quitarse de en medio. También contribuye mucho que la Patti del libro apenas tenga dos escenas, cuando en la serie es de lo mejorcito que hay.

En las dos versiones de Jill habría casi un empate técnico si no fuera porque la actriz se gana la relevancia suficiente para su versión audiovisual. Que sea una adolescente problemática se ve mejor en pantalla que en tinta, así como su añoranza por su madre. Aimee es otra que me provoca bastantes juicios encontrados. En la serie explotan de manera no muy convincente la tensión sexual que provoca en Kevin, y tampoco hay aproximaciones amigables con él. El distanciamiento con Jill está más conseguido en la novela.

Tom sigue siendo de lo más flojo en el libro, aunque la Christine del libro tenga más carisma que la de la serie (o al menos al no verla no te dan ganas de abofearla cuando se pone imposible); eso sí, el arco argumental de Tom me parece más razonable en el libro que el de la serie, edulcorado en exceso. No ayuda que el santo Wayne de la versión literaria sea una auténtica decepción, al contrario que el de la tele, que consigue mantener la duda o la ambigüedad en lo tocante a sus "poderes".

Nora sería la otra que en el libro no aguanta la versión de la tele. Vale que es el personaje cuya pérdida (además de ese marido infiel evaporado, pierde a sus dos hijos pequeños) le hace ser el más devastado y vacío, pero en la serie recursos como ponerla a trabajar para una compañía de seguros realizando entrevistas grabadas a las familias con alguna pérdida le otorga un realce que aquí no se ve por ninguna parte. Claro que llegar al nivel de magnetismo y empatía del personaje de la serie de HBO es poco menos que imposible.

El final abierto propuesto por el libro tampoco me satisface demasiado, por más que hay bastantes puntos en común con la serie, aunque ahí queda todo más imbricado. Te das cuenta de que hay escenas impactantes en lo visual (como la de la fiesta de los héroes, el incendio de la casa de los Remanentes) y de que esos dos capítulos finales eran una auténtica maravilla. 

En cambio, la novela parece como si fuera una versión previa a modo de borrador incompleto y mejorable que busca una mayor potencialidad fuera de sus páginas. No hace falta recapitular, pues, para decidirme por la serie antes que por el libro, y eso vuelve a hablar estupendamente de la versión adaptada para la tele.