(Showtime. 8 episodios: 12/05/2014 - 30/06/2014) |
Cada vez me gusta más el formato corto para las series de televisión. Los 8 capítulos de esta serie gótica que reúne en sus pantallas lo más desgranado de la literatura de terror (mejor no enumerarlos al principio para no fastidiar la emoción) son otra buena muestra, como lo pudieron ser True Detective o Fargo (salvando las distancias, claro). Los 50 minutos de duración de los episodios parecen más aprovechados y apenas hay tiempo para que te metan paja. El ritmo es moderado, pero no hay prisas si no hay lugar para rellenos.
En Penny Dreadful (los 'horrores de penique', vendría a ser la traducción de las publicaciones de ficción terrorífica, Wikipedia dixit) nos encontramos con la formación de un grupo de aventureros que van a tratar de encontrar a Mina Harker, la hija de uno de ellos, el adinerado sir Malcom Murray (Timothy Dalton, ex James Bond, estupendo con barba y en su madurez), un explorador aventurero con el corazón endurecido de haber perdido a su primogénito y puede que también a la propia Mina, en las garras del que parece el Conde Drácula.
No puedo pasar al tercer párrafo sin reseñar lo mejor (con diferencia) de la serie: Eva Green, que interpreta magistralmente a Vanessa Ives, una mujer enigmática, misteriosa y vidente, amiga de la familia Murray (qué estupendo el episodio 5º en que se nos cuenta su historia, Closer than sisters). Vanessa se come la pantalla con esos enormes ojos azules y ese halo de mujer fatal entreverado con unas dosis de desvalimiento, echa chispas cuando se acerca a Dorian Gray (Reeve Carney nos ofrece una versión culta, fina, elegante y más amable -de momento- de la que conocemos en la literatura con la creación de Oscar Wilde) y derrocha un dechado de virtudes actorales en el penúltimo episodio, Possession, todo un guiño o un homenaje a las películas sobre exorcismos. Si hubiera que citar una sola razón para ver Penny Dreadful, lo resumiría en que hay que ver a Eva Green, sin duda.
El elenco, de hecho, es uno de los aspectos más destacados. El tercer protagonista, junto con los ya nombrados, también borda su papel: Josh Harnett como el norteamericano Ethan Chandler, un pistolero reputado y un alma torturada que sin embargo deja paso a un enamoramiento de tan poco futuro como un callejón sin salida ('Who doesn't love a lost cause?', le dice certeramente Vanessa) con la irlandesa Brona Croft (irreconocible Billie Piper lejos del pizpireto y jovial papel como Rose Tyler en Doctor Who), una prostituta aquejada de tuberculosis que tampoco tiene una especial relevancia.
La "pandilla" queda completada con el doctor Víctor..., que dicho así pues no impacta tanto como si se le añade su apellido: Víctor Frankenstein (muy convincente Harry Treadaway), quien pronto tiene éxito con su experimento para bordear la muerte otorgando una nueva vida a quien llama Proteus, que cederá su lugar (de una manera bastante abrupta) ante el ímpetu del que se dará a conocer como Caliban (estupendo Rory Kinnear en sus dos acusadamente dispares personalidades, la del culto y leído, y la del violento y despiadado). Su hilo argumental, muy en la línea de la Bella y la Bestia, alterna varios registros y resulta bastante interesante. Ah, y me dejo a Sembene, el criado de Murray (Danny Sapani, a quien he estado a punto de llamar Dembé, como el de The Blacklist)
La trama en sí es un poco inconsistente o no termina de afianzarse hasta el capítulo 3, pero la plasmación del Londres de finales del XIX está muy lograda, por no hablar del interés que suscitan todos los personajes, cuyas personalidades están estupendamente trazadas. No se trata de juntar sin más a Dorian Gray (espero que nadie lo confunda con el estúpido de las sombras), Frankenstein, Drácula (qué chasco la aparición de Val Hensing), Jack el Destripador (nombrado al principio al menos) y configurar casi por acumulación un ambiente de terror (en la línea de la cada vez más en deriva American Horror), sino que se realza la personalidad de cada uno de ellos y se nos explican sus trayectorias.
Quizá falle un tanto en distribuir las dosis de efectismo (salvando finales como cuando Vanessa aparece levitando en círculos concéntricos frente a sir Malcom), alguna explicación resulta un tanto forzada (el enamoramiento de Chandler, la resolución final de sir Malcom respecto a Mina y a la propia Vanessa) y se ve venir el misterio de Chandler a leguas, pero en líneas generales cumple y con notable altura en esta primera temporada que queda bastante cerrada. Como curiosidad, Bayona dirigió los dos primeros episodios (por eso en los títulos de crédito aparece tanto nombre español).
Comentarios