(HBO. Estreno: 30/076/14) |
Uno de los estrenos más esperados del año ha llegado a las pantallas. The Leftovers, cuya premisa es más que interesante: el 2% de la población mundial ha desaparecido misteriosamente. Partimos tres años después de aquello (muy bien introducido con esa mamá hiperpendiente de su móvil y ajena al llanto incansable de su bebé) y más que interesar lo que haya podido ocurrir, se trata de cómo los supervivientes (centrándonos en Mapleton, un barrio de Nueva York, al parecer) afrontan la vida después de ese 14 de octubre de hace tres años.
Con un ritmo bastante lento y una duración casi excesiva en este piloto, se nos da a conocer a un reparto coral en el que destaca Kevin Garvey (un para mí desconocido Justin Theroux, correcto en esta primera aparición), jefe de policía, en torno al cual parece girar buena parte del resto de personajes: la que descubrimos que es su mujer, Laurie (esta más conocida, Amy Brenneman), una mujer que viste de blanco y fuma como un carretero, rodeada de personas como ella que comparten silencio y una actitud de resignación y desengaño, los llamados "remanentes", muy odiados por el resto de la población, como se demuestra en los incidentes que se producen el día de la conmemoración de la desaparición de los "héroes".
Pero también la poco creíble como adolescente Jill (guapísima, eso sí, Margaret Qualley, que representaría la punta de lanza de la generación más joven, aparentemente más indiferente a ese ambiente opresivo y lóbrego que les rodea, lanzándose casi compulsivamente a exprimir el Carpe Diem, de ahí esa bacanal mediante Iphone como variante del juego de la botella. Y el hijo mayor, Tom (Chris Zylka, banderín de enganche para el sector femenino más joven), que ha abandonado la universidad aparentemente por presenciar un doble suicidio, y que ahora se dedica a transportar gente importante para que visiten a un tal Wayne que está como recluido en un rancho y que se dedica a reconfortar a esa gente, aunque cuando habla a solas con Tom a mí me dio una mala espina tremenda. Normal que luego el chico tuviera que sumergirse (en pelota picada, esto es HBO) en la piscina para pegar ese grito que no le dejan proferir en el aire.
Por otra parte, otro de los incentivos de la serie gira en torno a un personaje que de momento sólo tiene que ver con Laurie a raíz del final del episodio: la lánguida (aquí) y cautivadora Liv Tyler, que da vida a Meg Abbott, una mujer prometida de clase alta a la que parece que no le van mal las cosas, aunque su rostro y su actitud denoten algo así como depresión.
Del piloto destacaría que no termina de resultarme redondo a pesar de la impresionante factura y de contar con el respaldo de HBO, no sé si por esa lentitud del episodio, si porque se queda a mitad de camino entre la reflexión metafísica y la urgencia más comercial o si por la desconfianza que me transmite que detrás del proyecto esté Lindeloff, uno de los creadores de Lost y por tanto, otro hábil creador de premisas estupendas que luego no sabe cerrarse. Aún no sé si me parece bien que no se vaya a incidir en el misterio de los desaparecidos, de momento lo que más me ha gustado han sido las canciones y qué mejor época que la estival para darle una oportunidad a esta serie...
Del piloto destacaría que no termina de resultarme redondo a pesar de la impresionante factura y de contar con el respaldo de HBO, no sé si por esa lentitud del episodio, si porque se queda a mitad de camino entre la reflexión metafísica y la urgencia más comercial o si por la desconfianza que me transmite que detrás del proyecto esté Lindeloff, uno de los creadores de Lost y por tanto, otro hábil creador de premisas estupendas que luego no sabe cerrarse. Aún no sé si me parece bien que no se vaya a incidir en el misterio de los desaparecidos, de momento lo que más me ha gustado han sido las canciones y qué mejor época que la estival para darle una oportunidad a esta serie...
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