Game of Thrones. S04E03: Breaker of Chains

20/04/2014
Contiene spoilers

Justo donde acababa ese sorprendente (y gratificante) segundo episodio arranca este tercero, que, si bien no tiene ese pico de interés o de sorpresa como la muerte del rey en su propio banquete real, recorre con agilidad y buen pulso casi todos los frentes (creo que solo han faltado Bran o Theon). Es demasiado pronto aún, pero algunas respuestas parecen venir: Margaery es de suponer que no podrá mantener la corona y que pasará a Tommen, cuya primera escena con diálogo llega en este punto (no sé si era el mismo actor que el que llegó a Invernalia con el difunto rey Robert).

La huida de Sansa ayudada por el efímero Sir Dontos encuentra también pronto una explicación: Meñique estaba detrás y siempre que este personaje aparece en escena, tiene que haber una maquinación detrás. ¿Hacerse con la heredera de su deseada Catelyn? Parece poco motivo para una maniobra tan peligrosa. Cuando rompe el collar que él mismo le había procurado al bufón, queda la duda de si lo hace para mostrar el veneno que llevaba una de las perlas, con lo que su participación en el asesinato pasa como mínimo a la categoría de probable. Nos hubiera gustado que Sansa hubiera tenido mayor participación en la muerte de ese bastardo rubio (no lo digo por insultar, no era legítimo...), pero la pavisosa pelirroja de momento tiene que madurar un poco más. Seguro que con Lord Baelish tiene un máster acelerado...

Otra candidata a haber envenenado al rey podría ser lady Olenna y el diálogo con su nieta deja también sus dudas. A pesar de que Margaery ha perdido la oportunidad de ser reina (y parecía que podría haber sido buena), la anciana tenía sus dudas de que con ese sádico hubiera tenido una buena vida (y recordamos la entrevista con Sansa en la tercera temporada, cuando quería sonsacarle la personalidad verdadera de Joffrey). La casa Tyrell va a seguir siendo influyente y su nieta va a vivir mejor, así que no la descartamos.

Siguiendo por orden de aparición, le toca el turno al casi omnipresente Twinn Lannister, que no espera a que el cadáver de Joffrey empiece a enfriarse para comerle la cabeza a Tommen. ¿Qué necesita un rey para ser bueno? ¿Piedad, justicia, fuerza?, aventura el rubito imberbe, a lo cual el taimado Twinn repone ejemplos de reyes anteriores que sucumbieron pese a esas virtudes. Lo importante es la sabiduría. La sabiduría que una Mano experimentada como él puede proporcionarle. 

La transición hacia la escena entre Jaime y Cersei es impecable. Jaime se preocupa de su sobrino/hijo por la pérdida de su hermano, para a continuación centrarse en Cersei, que sigue erre que erre con que el asesino fue Tyrion, para lo cual recuerda una amenaza suya (aunque juraría que lo de las cenizas en la boca fueron palabras de la propia Cersei). Jaime, sin embargo, lo que quiere es lo que quiere y la escena me deja, aparte de lo que es casi una violación a los pies del cadáver de su hijo (qué fuerte...), la duda: ¿estamos ante el mismo Jaime que arrojó a un niño por la ventana de un torreón, cegado por su amor, y que se dejaría convencer sin parpadear? ¿O ese insulto que le depara, cuando la tilda de despreciable (¿por qué los dioses han permitido que ame a la mujer más despreciable de Poniente?, o algo así murmura), y su misma imposición al poseerla indican que no se dejará manejar y que ayudará a Tyrion?

La escena del Perro y Arya tampoco tiene desperdicio. Nos enseña la astucia de la niña, y cómo necesita de la fuerza (y de la visión, no lo olvidemos, como se empeña en recordarle a Arya en forma de Starks fenecidos) del Perro. Puede ser un vulgar ladrón y poco honorable, pero en tiempos como los actuales, lo único que cuenta es la supervivencia.

La pareja Sam y Eli es muy tierna, aunque todo indica que tienen que separarse. Sam quiere proteger a la muchacha y a su hijo de los buitres negros que la acorralan, pero no parece que Villa del Topo sea el lugar más apropiado para mantener a la muchacha lejos de la lascivia masculina. Si la chica vuelve a aparecer, veremos...

Vamos a Rocadragón. El impasible y pétreo Stannis se entera de la muerte de Joffrey y la atribuye a la intervención de Melisandre, pero sir Davos le replica que siempre se han ganado las batallas con guerreros, no con hechizos y conjuros. Stannnis le hace saber que su paciencia está a punto de agotarse y quiere aliados en breve, y en la escena siguiente, con su maestra de lectura, Shireen, tiene una idea para conseguir dinero (imagino que pedirlo prestado en las tierras del Este).

Volvemos a Twynn, tras la consabida cuota de tetas, algo que va implícito si va a figurar Oberyn, que sella una alianza con la Mano del Rey (Muerto), que lo requiere para formar parte del Tribunal que juzgará a su hijo Tyrion. Pintan bastos para nuestro enano favorito porque no vamos a ser tan ingenuos de pensar que intentará salvar a su hijo. El mismo Tyrion recela de su padre: no sería tan extraño que él mismo hubiera tenido algo que ver con el envenenamiento, ya que Tommen es mucho más dócil que Joffrey. Al enterarse de que Sansa ha desaparecido, su panorama es más siniestro aún porque le hace parecer más culpable y fija sus esperanzas en su hermano Jaime. El momento "pelos como escarpias" ha llegado, por cierto, en la despedida de Podrick, el escudero más fiel que ha conocido los Siete Reinos. Ojalá no sea de verdad la despedida entre ambos.

Los Salvajes redoblan la intensidad de su ataque y los Cuervos cada vez están más cercados. Jon, a la llegada de los exploradores, ve fundamental ir hacia la casa de Craster y cargarse a los renegados porque si contasen a los Salvajes que son solo 100 en el castillo y no 1000 como afirmó, estarían perdidos. Ya tenemos nueva misión allende el Muro para él.

Y acabamos con la que da nombre al episodio: nuestra gloriosa rubia Khaleesi, que da el consabido discurso en favor de la libertad y en contra de las cadenas a los pies del muro de Meeren como antes hiciera en Astapor y Yunkai, tras lo cual las catapultas arrojan de manera espectacular las susodichas cadenas, para que así los esclavos de la ciudad le faciliten una nueva conquista. Antes, Daario hace una demostración de astucia y bravuconería para acabar con el campeón de la ciudad. Meada por meada.

Resumiendo y centrándonos en la identidad del asesino de Joffrey, este capítulo apunta tres direcciones: o bien Meñique y sus motivos ocultos que apuntarían a alguna alianza; o bien lady Olenna para salvaguardar a su nieta (y no descartemos que sea la aliada de Meñique; o bien el propio Twinn en otra de sus maniobras de ajedrez).

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No sé, a mí me quedó claro que el culpable era Meñique, si no ¿por qué iba a sacar a Sansa de allí con la suficiente premeditación como para haber comprado él mismo el collar que, tal vez, sea el arma asesina? Otra cosa es que tenga cómplices.

Soy Lucía, by the way.
Juliiiii ha dicho que…
Visto el tres parece que queda más claro, pero con el cuatro habrás salido de toda duda, Lu ;-)

Lo importante es que la temporada está siendo genial.

¡Besitos!