(160 páginas. 10€. Año de edición: 2013) |
La adaptación de este clásico francés (Nuestra Señora de París) consigue enganchar rápidamente con la historia, en parte porque esta aparece bastante fragmentada e (imagino) simplificada. Al ser obra romántica, es acusado el contraste entre personajes puros y malvados, así como la tesis de que la belleza está por dentro y no por fuera. Otros ingredientes desatados son los amores imposibles que se dan o el protagonismo de personajes marginados.
El héroe absoluto es Quasimodo, el jorobado de Notre Dame, abandonado por sus deformaciones a las puertas de la Catedral cuando era un bebé. Claude Frollo, un sacerdote ambicioso, muy inteligente y de mirada oscura como sus intenciones, se hace cargo de él y la bondad del que será campanero de Notre Dame (de ahí su sordera) hace que le esté absolutamente agradecido y sea su perro guardián. Y es que Quasimodo es un ser bueno y sin un ápice de maldad.
Entra entonces en escena Esmeralda, la joven y bellísima gitana (acompañada de su cabra, como manda el tópico), cuya belleza arrebata a todos los hombres que se cruzan con ella, algunos de manera más irracional que a otros. Esmeralda es otro de los personajes más idealizados, aunque no tanto como para enamorarse de Quasimodo pese a todas sus atenciones. Y es el eje sobre el que se vertebra toda la acción: la del secundario y casi bufón Pierre Gringoire, autor de obras de teatro sin mucho éxito, a punto de ser ahorcado en la Corte de los Milagros (un barrio marginal); la del capitán Febo, un soldado arrogante que se aprovecha de su belleza y de su labia para seducir a las mujeres; y, sobre todo, la de Claude Frollo, el personaje más deformado y vil.
Obra trágica donde las haya (un dramón, como me dijo el otro día un alumno), a pesar de eso hay momentos muy cómicos (como la escena del juicio, con el diálogo de sordos que se produce entre Quasimodo y un juez). Los capítulos son cortos, los diálogos ágiles, las ilustraciones suficientes y se pasa volando. Ambientada en la Edad Media, es bastante efectista en cuanto a que la Inquisición usa métodos poco edificantes y el componente folletinesco (el pasado oculto de Esmeralda, las casualidades varias que se suceden) contribuye a crear interés. Una buena manera de acercarse a este clásico recordado sobre todo por la adaptación de Disney para el cine (con lo que a veces eso conlleva de alteración de elementos de la trama).
Comentarios
Gracias Juliiii.
Siempre nos vamos a encontrar con personas como el de alli arriba,son obstaculos que facilmente podemos pasar,Mandandolos a la "#$"$#.
Muchas gracias.