Estreno: Masters of sex

(Showtime. Estreno: 17/09/13)
Una propuesta muy original y atrevida da pie a esta serie de temática un poco fuera de lo común. Porque si en la época en la que está ambientada (mediados de los 50, motivo por el cual, para mi entender erróneamente, lo comparan con Mad Men, el "Mad Men del sexo" he llegado a leer, cuando de momento poco tienen en común) era tabú cualquier aspecto relacionado con el sexo, hoy, ya en pleno siglo XXI, no deja de resultar violento o, cuanto menos, embarazoso o motivo de irrisión casi infantil. Y eso es una razón suficiente como para que esta serie sea imprescindible si sigue con el buen pie del piloto, de aproximadamente 55 minutos de duración.

El prestigioso doctor William Masters (un contenido y casi aristocrático o británico cuanto menos Michael Sheen) se plantea aspectos relacionados con el sexo, aunque sean muy básicos: ¿cómo funciona eso del sexo?, ¿cómo es el proceso de la excitación (sobre todo femenina)?, ¿qué consecuencias físicas conlleva? Para esta eminencia en el campo de la fertilidad es irritante saber tan poco de algo que nos ha acompañado desde el principio de los tiempos y por eso quiere ser el pionero en sexología. Su motivación última, aparte de rellenar unos huecos demasiado significativos en este campo, es conseguir el premio Nobel.

Como es de suponer, se encuentra con los obstáculos típicos: el hospital en principio se niega a sufragar la investigación de Masters. Barton Scully (Beau Bridges), el mandamás en el hospital, aduce que la junta nunca lo permitirá y le cierra el camino, con lo que William tendrá que apañárselas él solito. Bueno, él solo no, enseguida encuentra el apoyo y la complicidad de una secretaria recién llegada, Virginia Johnson (la atractiva Lizzy Caplan), cuya liberalidad, don de gente y enfoque respecto al sexo la podrían firmar hoy en día no muchas mujeres liberales y de mente abierta: es, por tanto, algo anacrónica, a no ser que aceptemos que siempre hay personas que se salen de la mentalidad predominante, en este caso la católica y conservadora. 

Escándalo, pues: podemos ver a una prostituta que trabaja como conejillo de indias para el doctor, a otra de las secretarias, Jane Martin (muy convincente Heléne York), masturbándose para contribuir a uno de los avances científicos más importantes de la historia, e incluso a un doctor, el curioso doctor Austin Langham (Teddy Sears) haciéndoselo con dicha secretaria por el bien del experimento. Escenas calientes no faltan y a menudo dicha escena nos la presentan a través del cristal por donde observan Masters y Johnson, aparentemente profesionales, pero cuyos silencios son bastante elocuentes.

El límite entre el morbo y la ciencia es demasiado fino en la sexología, podría ser el planteamiento. Y eso que Masters se nos presenta como un cerebrito que está por encima del bien y del mal y, parece, de las relaciones sociales y afectuosas. Vive por y para la medicina, para resolver cualquier problema de fertilidad, y es meticuloso y analítico hasta el extremo. 

Hablando de extremos, su compañero, el doctor Ethan Hass (Nicholas D'Agosto), aunque se considera su amigo, no entiende este fanatismo profesional y se muestra más relajado con respecto a su profesión. Está más pendiente de las faldas de Virginia que de otra cosa (y con respecto a ella veremos uno de los momentos más impactantes, al menos para la mejilla de Virginia, del piloto). Parece que tenemos malo de la película, aunque puede que se quede en una simple desorientación respecto a la seguridad sexual que representa la joven recién llegada.

Eso sí, Masters no es tan indiferente a las mujeres. Al menos no respecto a Virginia, y aquí corremos el riesgo del tomate sentimental que se avecina. La cosa se complica porque el doctor está casado con la mojigata Libby Masters (Caitlin FitzGerald), que no consigue quedarse embarazada. La escena de cama para tal fin es también muy representativa de la relación que tienen ambos. Por eso no cuela cuando Masters le propone lo que le propone a Virginia al final para evitar las desviaciones de una interacción entre profesional y paciente. Bribón..

Si a todos estos ingrediente (gran ambientación, ritmo adecuado, actores apropiados...), añadimos la presencia (de momento muy tangencial, eso sí) de Margo Martindale (estupenda en The Americans), caracterizada como Miss Horchow, secretaria más proclive a la versión estándar del papel de la mujer, parece que tenemos un compendio lo suficientemente atractivo como para seguir de cerca este estreno, que promete mucho. Y no solo hablamos de emociones fuertes...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Empecé a ver Amos del Sexo por recomendación de una amiga, debo decir que se ha vuelto de mis estrenos favoritos este Otoño, me encanta la serie, actuaciones, época, está sensacional.
Juliiiii ha dicho que…
Hola, Anónimo, muchas gracias por tu comentario.
Esa recomendación fue buena por lo que pareció el piloto (no he podido más episodios), que fue de lo mejorcito, en efecto, de los estrenos de este otoño.
Ingrid bárcena ha dicho que…
Fue buena serie, pero prefiero la serie de The Night of, la historia es muy intrigante, definitivamente la recomiendo.
Juliiiii ha dicho que…
Hola, Ingrid.
Apunto tu recomendación a la espera de encontrar algún hueco ;)