(HBO. 9 episodios: 15/07/2013 - 16/09/13) |
Contiene spoilers
Si ya en la primera temporada había dejado un gran sabor de boca The Newsroom (reseña aquí), esta segunda temporada se ha superado el listón, corrigiéndose algunos de los defectos del estreno, como el excesivo protagonismo de la historia de amor y desamor de los gazmoños Jimmy y Maggie (a quienes por separado podemos tolerar, pero que en conjunto resultan insoportables), o ese excesivo maniqueísmo periodismo poco menos que inverosímil.
Y es que Sorkin nos ofrece una buena bofetada en la cara en el primer episodio con un salto en el tiempo y una doble narración, constante a lo largo de casi todos los episodios: por una parte, tenemos la línea temporal del presente más actual (2012), con una feísima Maggie con el pelo corto y rojo, una abogada sarcástica, ocurrente y afilada (gran fichaje el de Rebecca Halliday, que no podía ir a la zaga de los dialécticamente impecables Charlie, MacKenzie, Will, Don o Sloan) y una denuncia que tambalea los cimientos de la redacción; por otra parte, tenemos un pasado (que era nuestro presente en la primera temporada), una Maggie rubia y nuestra redacción en el punto exacto de cocción para ofrecernos el mejor periodismo posible.
El Caso Génova justifica -y de qué modo- que Sorkin se haya pulido un décimo episodio y se nos ofrece una sinfonía segura, precisa y exacta donde cada elemento está en su justa medida. La maravillosa estructura temporal antes citada consigue rebajar aquellos defectos que rechinaban el año pasado y el engranaje es por sí mismo motivo de admiración. Vueltas adelante y atrás y, paulatinamente, explicación del caso y de la verdadera razón de la denuncia y de la necesidad de Rebecca. Si todos los capítulos son interesantes, a partir del tercero son obras maestras en sí mismas, con una precisa maestría en el manejo de los tiempos y de la distribución de las tramas.
¿Y qué ocurre con los personajes? Se va efectuando un proceso de reconocimiento cada vez más empatizador: Will McAvoy resulta cada vez más humano y menos estúpido; Charlie Skinner sigue siendo ese jefe que es padre y casi abuelo y en todas sus facetas un ejemplo de utopía andante al ser un jefe ideal; MacKenzie rebaja su histrionismo y sus torpezas; a Jim Harper le buscan una novia y cuando interesa más en su faceta de reportero; y Maggie tiene una de las tramas más duras de la serie, la de Uganda, que pone los pelos de punta. Sin embargo, el caso más evidente de evolución de un personaje es el de Don, un fatuo y prepotente cuando se nos presentó, mientras que ahora es uno de los personajes con más personalidad, compañerismo e integridad, en parte gracias a esa admiración cuasi platónica por Sloan, otro de los personajes más simpáticos de la serie (aparte de ser uno de los más atractivos).
El único persoaje que me ha provocado más rechazo es Neal y no por su personaje, que es de los más normales, sino porque Dev Patel me parece sobreactuado siempre, demasiado intenso, demasiado exagerado, con un gesto (como mínimo) facial o corporal de más. Y para acabar con el apartado de los personajes, mención aparte merece Leona Lansing (espléndida Jane Fonda), cuyo monólogo-discurso del episodio 7 fue brillante y deslumbrante.
Así que vale, son unos personajes cuya dialéctica nada envidia respecto a cualquier insigne político español; la tensión sostenida de cada programa emitido a veces parece a punto de provocar un infarto en Charlie y hay antagonistas demasiado estereotipados, como Reese Lansing, ese hijo de papá, y sobre todo Jerry Dantana, el repulsivo y manipulador nuevo productor sustituto de Jimmy (que debería ser el verdadero culpable de esta crisis por su egoísta huida a un tour informativo autocar de Rommney). Todo fluye de manera minuciosa y esperemos que ese happy ending no sea un final para la serie...
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