El elefante. Slawomir Mrozek. Acantilado

(176 páginas. 15€. Año de edición: 2010)
Después de El árbol (reseñado aquí), El elefante ahonda en el componente sarcástico para explicar (o "desexplicar") la realidad. Puede que me haya gustado algo menos, pero no dejo de admirar las situaciones que el autor polaco se saca de la manga, y la mezcla entre realismo y surrealismo (la inverosimilitud evidencia el absurdo de muchas de las situaciones sociales que se plantean en la realidad) o simplemente la socarronería brillantemente sutil. Y qué decir de la mordacidad menos complaciente y más conspiradora de carcajadas. Aunque quizá la sátira política es mucho mayor aquí, y quizá El árbol me parezca un libro más universal o mas atemporal o, al menos, con más continuidad, la cantidad de relatos reseñables es demasiado numerosa como para no considerar este libro como un ejemplo de brevedad al servicio del sentido del humor:

El relato que da nombre al libro, El elefante, es genial de principio ("El director del parque zoológico resultó ser un trepa") hasta el final: el director del zoo de Varsovia decide renunciar a la cantidad asignada para comprar un elefante porque con recursos propios cree poder tenerlo. Y esos recursos pasan por que sus empleados fabriquen dicho elefante con una gran bolsa de goma hinchable. Onomástica también plantea una situación bien curiosa: el letrado y su esposa tienen a un progresista en su jardín (pero un progresista domesticado). El trasfondo del relato es brutal. Quiero ser un caballo es un relato de una página ideal para leerlo en clase y pedir luego una redacción a nuestros alumnos con el animal que quieran.

Colaborador en la sombra es uno de los varios relatos con un funcionario como protagonista. Este era tan abnegado de la propaganda oficial que murió "por exceso de celo". El de Niños es uno de los mejores: unos niños hacen un muñeco de nieve en la plaza mayor, pero los habitantes que pasan por ahí empiezan a quejarse al padre porque entienden que les critican veladamente con razones disparatadas, con lo que el padre va aumentando el castigo a sus hijos. Al día siguiente, estos, en el jardín (porque no les permiten salir) deciden hacer un muñeco de nieve, pero no uno normal, sino uno burlándose del vendedor de periódicos (el primero en quejarse). El proceso es otro delirante relato, esta vez centrado en la división y clasificación de los escritores, cómo alguno se sale de la estamentación establecida y no se sabe con qué uniforme vestirlo. La culminacion llega cuando condenan a muerte a una mariquita que se posó en la solapa de un simple escritor raso.

El cisne incide en ese componente de doble moral que lleva a cabo el guardia del parque que está encargado de vigilar al cisne recientemente adquirido. El final es demoledor: "Incluso el cargo más modesto requiere integridad moral". El pequeñajo también va en una senda similar: una compañía de teatro formada por enanos tiene como estrella al más bajito, pero este empieza a crecer. En ese terrible proceso, pasará del éxito a la situación como hombre que mira por encima del hombro a los enanos. En El león, pasamos a otro antropomorfismo, esta vez ambientado en la Roma imperial, en el que un león advierte al guardián que la matanza de cristianos le pasará factura a sus congéneres y le convence para no tener que salir al Coliseo. Otros relatos como El monumento a un soldado o El trasfondo histórico se ríen de situaciones relacionadas con la historia reciente.

En el cajón podría ser el precedente a muchos de los relatos de Millás: un hombre abre un cajón y se encuentra a unos homúnculos a los que decide ayudar gracias al humor excelente del narrador en 1ª persona. El humor absurdo en este planteamiento es genial. La aventura de un tamborilero es de los más divertidos. Cuenta cómo un tamborilero entregado a su infatigable y noble arrojo no deja dormir al general. La cooperativa una también participa en este humor en el que la cabeza está en los pies y viceversa: se trata de una cooperativa encargada de que nadie beba solo. 

Peer Gynt es una especie de parábola de un campesino que acaba creyéndose un orador comunista y no regresa a la cabaña donde le espera su mujer. El último húsar alado es otro delirante relato en el que Luciano es un héroe digno de admiración por su subversiva actividad de pintar lemas en los retretes públicos. Poesía y La evolución del ciudadano participan del elemento externo como factor de cambio en personas modélicas (una alumna ejemplar, un honrado director de una estación meteorológica) y El arte es una conversación sesuda que acaba de manera menos abstracta y más terrenal.

Otros relatos con base ilógica son Un acontecimiento, en el que un hombre tomando un té ve cruzar un duende y decide preguntarle por el sentido de la existencia; De viaje, donde vemos cómo los carteros funcionan como postes de telégrafo, pero en plan bajo coste y como solución al paro (que no dé muchas ideas...); o La primavera en Polonia: en una primavera calurosa, los funcionarios echan a volar, dificultando así los trámites burocráticos indeciblemente.

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