Contiene spoilers
Una de las series más atractivas de la ya de por sí atractiva parrilla televisiva es, sin duda alguna, The Walking Dead, que está basada en el cómic del mismo nombre creado por Robert Kirkman y dibujada por Tony Moore (a partir del 7 por Charlie Adlard). La comparación entre el cómic y la serie siembra la polémica, igual que sucede con Game of Thrones. Sobre todo los seguidores (tanto del cómic como de los libros en el caso de Juego de Tronos) suelen ser muy críticos con los guionistas de la tele, ya que introducen cambios en las tramas y en los personajes o de por sí desconfían de los rostros en carne y hueso.
Lejos
de alinearme entre unos y otros, me gustaría dejar claro que tanto una
como otra proponen una serie de aspectos más que interesantes. Más que
centrarse en por qué el apocalipsis ha tenido lugar o de buscar una
vacuna milagrosa, los protagonistas tienen que lidiar con lo más
terrible que existe en el mundo: no los caminantes, sino los propios
seres humanos. Eso sí, quisiera reseñar las diferencias más notables
entre ambos formatos, no sin antes declararme seguidor de ambos, una vez
que he tenido la oportunidad de leerme los cómics, una fuente
inagotable de entretenimiento, algo que también sucede con la serie:
Casi
todas las tramas y los personajes son los mismos (o al menos parten del
mismo origen), pero el tratamiento varía mucho de un formato a otro, si
bien el protagonista, Rick Grimes, agente de policía antes del
estallido zombie (palabra solo utilizada una vez en el cómic, por
cierto), mantiene sus principales señas de identidad, por más que
algunos tilden de blando a Andrew Lincoln,
que le da vida: su principal afán es mantener con vida a su familia y
poco a poco va desconfiando de todo lo demás, hasta convertirse en un
superviviente capaz de todo y de pasar por una crisis de identidad y de
creencias que le hace bastante inestable, teléfono mediante para más
señas.
Sobre todo al principio, las semejanzas entre serie y cómic son precisas. Ya cuando Rick llega al campamento donde está Lori, su mujer, custodiada por su mejor amigo, Shane,
y otros personajes importantes (Dale, Glenn, Andrea, Carol...) vemos
las primeras diferencias. Por ejemplo, personajes que no existían en el
tebeo, como T-Dog y, más que nada, Daryl y Merle. Así
que solo por la adquisición de dos personajes tan importantes como
estos últimos, sobre todo de Daryl (porque T-Dog es apenas un pálido
reflejo del potente Tyreeshe del cómic), uno de los más carismáticos, merece la pena el cambio. Y más cuando el sacrificado es Allen, que no había sido demasiado relevante y era el ejemplo de cómo los débiles tienen poca cabida entre caminantes (véase Donna, Amy, Jim...).
A Shane se
le da más desarrollo en la serie y es algo que también se agradece
porque la suya es una trama que merecía la pena incrementar. En medio de todo, se incluye
una visita a una especie de centro del gobierno donde se ha estado
investigando sobre el origen del estallido de la epidemia, sin éxito.
Rick se entera antes que los demás que todos portan la enfermedad
dentro, aunque solo conoce el significado de esto cuando Shane muere y
resucita como Caminante.
Sigamos
con las diferencias. En el cómic los protagonistas se adentran, antes
de dar con la granja de los Greene y con Woodwory (donde las tramas
toman sendas bastante distintas), en una residencia que es una trampa
mortal. Hay más niños, aunque su suerte es más negativa,
exceptuando el caso de Sophia, que en la serie da pie a buena
parte de la trama de la 2ª temporada con resultados funestos, mientras
que en el cómic es una de las supervivientes más avanzadas. Dale muere
más tarde, tras una relación algo escabrosa con Andrea y si
hay que elegir, me parece más interesante su muerte en la serie porque
la culpa es de Carl, odioso al principio Chandler Riggs,
y eso avanza mucho su evolución, evolución que también está muy bien
secuenciada en el cómic: en el número 2 le vemos jugando a los cubos y
las palas de arena y más tarde será uno de los más despiadados
gatilleros. Veremos qué derroteros sigue en la serie, una vez que su
maduración ha llegado antes.
Suicidios,
psicópatas, más referencias a una posible y próxima intervención del
Gobierno para poner fin a la locura son otros de los ingredientes que
aparecen en el tebeo, que, en general, es bastante más bestia
(caníbales, asesinatos brutales, torturas, amputaciones...) y
difícilmente podría la audiencia televisiva admitir hechos como la pérdida de la mano
de Rick o el ojo de Carl.
Bastante diferente es la familia de Hershel, exceptuando a Maggie. Beth no
existe en el cómic, y toma el lugar de Maggie en su intento de suicidio
(y no de manera tan violenta, con soga de por medio). Hershel tiene
mayor presencia en la tele gracias a su corte de pelo salvaje y a ser la brújula
moral del grupo, además del corte en la pierna que le produce Rick para
salvarle la vida en la prisión (en el cómic eso pasa con Allen, con peor
suerte, y con Dale después) y Lauren Cohan le da una presencia más atractiva a Maggie. Su historia de amor con Glenn es de lo más destacado en ambos formatos, si bien en la serie Glenn va perdiendo enteros por momentos.
Con el Gobernador tenemos
otra de las grandes diferencias. Para mi gusto, el de la serie es mucho
más interesante y está mejor explicado. En el cómic, de buenas a
primeras nos encontrábamos con un tipo desquiciado, sádico y violento,
por no hablar de su físico (pelo largo, barba); en la serie, David Morrisey
conforma un personaje más profundo o, al menos, se nos muestra su
evolución, cómo pasa de torturado con su hija convertida encadenada y
sus peceras con cabezas de caminantes a psicópata.
Su relación con Andrea, llegada a Woodwory junto con Michonne,
con quien se encuentra después de que una jauría les ataca en la granja
y que la obliga a separarse del resto, es lo más peliagudo para mi
gusto de la versión de la serie. Vale que nos ha deparado un personaje
interesante como es Milton, un científico que busca explicaciones
y curas, y que el final de la tercera temporada es angustioso en cuanto
a su próxima transformación mientras que Andrea no tiene escapatoria,
pero se aleja tanto del gran personaje que es en el cómic (la mejor
francotiradora, más fresca y más dura que en la serie, menos dubitativa
que en la versión que morritos Laurie Holden nos ofrece), que no sé si ahí saldremos perdiendo (bueno, sí sé, ahí se sale perdiendo).
No
se entiende demasiado bien su relación con el Gobernador, ni
anteriormente con Shane. Tampoco queda muy bien explicado el odio que
siente Michonne por el Gobernador, al no haber sido violada y
vejada como ocurría en el cómic. No obstante, yo, al contrario que
algunos críticos con Danai Gurira,
sí que veo una buena caracterización por su parte conforme la vamos
conociendo y va estableciendo un mayor vínculo con la gente, sobre todo
con Carl. Veremos si sus ansias por rehuir de la soledad le llevan a
abalanzarse sobre más de uno (negro, si se sigue la tónica del cómic).
No podrá ser Morgan, padre de Duane, el que auxilia a Rick en el
primer episodio, una vez que la serie se distancia del cómic al
mostrarnos una versión más enajenada e inestable, pues no se une a Rick
cuando regresa a su pueblo de origen.
La
trama de la cárcel es bastante parecida salvo por la decepcionante
resolución en la serie y esperemos que no alarguen mucho más el arco
argumental del Gobernador, que no tendría mucho más que ofrecer, por más
carisma y por más que este malo malísimo sea un antagonista ideal. Por
no hablar del final en la serie, que trae a los habitantes de Woodwory a
la prisión, por lo que parece separarse del todo con el cómic, donde
los personajes a partir de ahí se disgregaban más. Y no hablamos de Lori (personaje gris en el cómic y odioso en la serie, algo similar al caso de Carol,
que como no se lo monte con Daryl no tiene mucho que ofrecernos más que
su pronta desaparición), cuya muerte transcurre en otras
circunstancias. En la serie es un suceso más dramático y deja a Carl en
mejor situación para mostrarse cada vez más impasible e implacable. Judith vive, cosa que en el cómic no pasa.
Para
acabar, aunque en la segunda temporada no estuvieron muy hábiles para
hilvanar las preocupaciones existenciales en un mundo devastado y
enriquecer la psicología de los personajes, salvando el final donde Rick
declaraba terminada la democracia, en esta tercera ya se nos va dando
pistas de cuál será el peligro más cierto, una vez que nuestros héroes
se han acostumbrado a las señas de identidad de los caminantes (no se
les llama errantes nunca en la serie). Rick parece haber optado por
volver a la senda de la humanidad, para disgusto de su hijo, que
defiende la teoría de la ley de la selva. Es desde luego el más peligroso de cara al propósito de Rick de mantener ese componente de justicia y de solidaridad a pesar de las inclemencias de este nuevo orden mundial. La lista de enemigos que el
cómic muestra da más que de sobra para proseguir las peligrosas aventuras de Rick,
Daryl, Carl, Glenn, Maggie, Hershel, Beth, Carol y ahora Tyreese y su
hermana, a los que, imaginamos, se les dará más relevancia, y no solo
para ocupar la cuota mínima de afroamericanos. Tampoco estaría mal que
personajes como Abraham, Rosita, Eugene, Douglas o Jesús incrementaran las filas de nuestros protas.
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