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¡Kimota! (Atomic al revés). No estoy acostumbrado a leer ni reseñar cómics, pero la colección de 11 números en Comics Forum de la serie sobre el Superhombre (que no superhéroe) llevada a cabo por Alan Moore es toda una obra de arte de la ciencia-ficción que retoma un personaje dibujado 20 años atrás con la ingenuidad que correspondía a esa época. La grandeza de Moore es trasplantar un héroe, Miracleman (Michael Moran) a una etapa posterior y al mismo tiempo, dar cuenta de todos los sucesos del pasado gracias a la invención de un villano llamado Gargunza, que tuvo al superhéroe y a sus dos amigos (Young Miracleman y Kid Miracleman) en una máquina controlando sus mentes por temor a sus superpoderes, a pesar de que fueron creados para ganar la batalla a EEUU y a la URSS.
No voy a explicar mejor que aquí (entrecomics) o aquí (bibliopolis) o en la misma wikipedia los avatares de este héroe, sus derechos legales (en principio era Capitán Marvel) y las distintas etapas que sufrió el cómic. Tampoco voy a analizar sus complejas tramas como hacen ellos. Simplemente quiero dejar constancia de mi fascinación por la obra de este autor tan reputado, acompañado de los dibujos de Garry Leach y John Totleben, que nos permite ver mucho más que unos simples capítulos sobre superhombres (la teoría de Zarathustra está presente), relaciones humanas (y sobrehumanas) y otras aspectos.
Es una pena que solamente coleccionistas puedan acceder a estas aventuras en las que, aparte de Gargunza, el terrible Kid Miracleman (alter ego de Johnny Bates, un niño de 13 años) siembra el pánico y la destrucción en Londres. 40.000 muertos en un cómic a manos de un asesino terrible no es la única salvajada que se muestra. Vemos, entre otras cosas, cómo la mujer de Moran, Liz, da a luz a Winter con todo lujo de detalles (Winter es un personaje genial y totalmente diferente, por cierto, ya con pocos meses resulta más inteligente que cualquier mortal y es un contrapunto increíble a todo lo relatado).
Dividido en tres libros, el tercero (que se corresponde con los números 9, 10 y 11) tiene grandes diferencias con respecto a los anteriores por aquello de la distancia de 5 años entre un número y otro (por aquello de los problemas legales) y nos da paso a una narración en 1ª persona cinco años después de los trágicos sucesos de Londres con un manierismo acusado, a base de la acumulación de imágenes poéticas como metáforas y comparaciones para dejar constancia de la nostalgia y de la superioridad de este ser. Razas alienígenas, Miraclewoman, utopía final en la que estos Superhombres gobiernan el mundo con la justicia que hoy en día parece imposible y diversas reflexiones sobre el ser humano completan una obra deliciosa y terriblemente entretenida.
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