Las chicas de alambre. Jordi sierra i Fabra. Alfaguara (Serie roja)

(224 páginas. 8,50€. Año de edición: 2008)
Un joven periodista indaga la vida de varias modelos que vivieron al límite, como suele ser habitual en el mundo de las "top", y trata de aclarar el misterio de una de las más famosas, desaparecida hace diez años.

Leyendo este libro, del que me ha parecido leer que su publicación fue en 1999, te das cuenta de la evolución del autor, o quizás debería hablarse de su involución. De las últimas novelas leídas, en pocas he visto tanta precisión, exhaustividad y detallismo. Ahora parece que escribe a vuela pluma, a la ligera, sin pararse a reflexionar demasiado, quizá por la falta de tiempo o el cúmulo de proyectos. Es como si ahora se dedicara a tres, cuatro, cinco libros a la vez y en cambio este título le hubiera absorbido o hubiera necesitado un mayor tiempo de preparación y documentación. Se nota un cuidado y una precisión que no existen en los libros actuales, como por ejemplo una de las más recientes y premiadas, Historia de un segundo (inconcebible que se haya podido llevar hasta premios literarios una novela con tantos agujeros). 

La trama aquí es sólida, los personajes creíbles, incluso los secundarios (los cuales dan credibilidad a la historia), hay temas tratados más que interesantes (el mundo de las modelos, ejemplos a seguir por las jóvenes, las drogas...), las referencias espaciales también ayudan a dar forma a la historia, el léxico por momentos es incluso exigente (hay dos o tres palabras poco comunes), la intriga de la investigación transcurre crecientemente, el estilo engancha a pesar de que el argumento no está tan deslavazado como últimamente (el autor tiende a frases breves, a explicaciones hurtadas, a esquematismos descriptivos)... Tal vez si releyera Campo de fresas me pasaría lo mismo y es una pena que las prisas devoren las posibilidades que esta obra nos demuestra. Es como si Sierra i Fabra hubiera alcanzado un punto culminante en su trayectoria y luego no pudiera aportar nada nuevo o nada interesante pese a la variedad de temas tratados, algo tipo Pío Baroja o autores que son un torrente creativo pero cuyas obras interesantes son las primeras y luego vienen las repeticiones.

El narrador, Jon Boix, un hombre idealista, viajero, preparado (habla cinco idiomas), persona de mundo y periodista de los de la vieja escuela (alejado del sensacionalismo, como bien le ha enseñado el trabajo de su madre, Paula Montornés, en la revista Zonas interiores, una revista imaginaria que ya nos gustaría que existiera de verdad), a lo largo de su investigación para dar con el paradero de Vania, una top model que en lo alto de su carrera desapareció, hace ya diez años, pasa por Barcelona, Madrid, París, Nueva York, Los Ángeles, San Francisco o Aruba y nos creemos todos los lugares porque están bien descritos. Jon puede no resultar creíble del todo por su, llamémosle, pureza (la escena de la coca con Sofía parece sacada de un fragmento de libro de autoayuda), pero esa intuición que le viene de sangre, esa posición acomodada con ciertos peros (el accidente en el que murió su padre y quedó coja su madre, la soledad del viajero) y la debilidad que siente delante de las chicas guapas (la propia Vania, Sofía, Barbara Hunt...) conforman un personaje que si bien cuesta imaginarlo real, nos centra muy bien en la historia.

Y la historia es bastante sólida: hace diez años, tres jóvenes módelos, las wire girls (chicas de alambre), Jess, Cyrille y Vania, que habían llegado a la cumbre de la fama y de la notoriedad, y que fueron un espejo en el que muchas niñas (porque la edad de las modelos es muy temprana) se miraron, a pesar de la peligrosidad de su extrema delgadez, llegan al final de su reinado de forma traumática a causa de las drogas (Cyrille se suicida al saber que tiene el SIDA y Jess sufre una sobredosis). Han pasado diez años y Jon reúne informaciones por medio de las entrevistas a personas importantes del entorno de Vania, desaparecida a los 25 años y de la que no se sabe si está viva o muerta, y que es el eje del reportaje que prepara la revista.

Ingredientes como el misterio del paradero de Vania (Vanessa Molins Cadafalch en su vida real) o la identidad de esa especie de criada o asistente llamada Noraima, el asesinato de Jean Claude Pleyel, el boss de una notoria agencia de moda, los datos de las amigas de Vania, Cyrille y Jess (la primera, africana con una infancia traumática, con ablación de clítoris incluida; la segunda, proveniente de una familia muy religiosa, como mormona), las notas de romance/amistad con Sofía, una modelo sin éxito con la que se cruza en sus primeras pesquisas (y que sirve para representar el reverso de las modelos afamadas, el caso de chicas estupendas que no alcanzan la fama), las pistas que las distintas entrevistas van dejando, el dinamismo gracias a los múltiples viajes y, finalmente, un final abierto que permite al lector aventurar cuál será la decisión de Jon respecto al paradero de Vanessa (un pelín forzado, es cierto, pero más interesante que si se nos hubiera dado todo mascado), conforman una más que interesante opción para clase.

Por último, llama la atención las variantes de las portadas: una percha de la que cuelga un vestido escuálido de tirantes; unos pies desnudos subidos a una báscula; dos maniquíes, uno de ellos ensangrentado; y la actual, tres moñigotes garabateados cuyos cuerpos representan alambres (quizá la de la percha sea la más sugerente, aunque los colores no sean los más acertados). Se trata de un título totalmente recomendable desde un 2º de la ESO con cierto nivel lector hasta un 4º de la ESO. El pdf está disponible en la red (aquí) y la editorial ofrece una guía de lectura, por lo que todo favorece que sea leída.

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