Game of thrones. S03E02. Dark wings, dark words

07/04/13
Contiene spoilers

Aunque de nuevo capítulo de transición y no solo porque casi todos los personajes están embarcados en algún viaje: Robb, camino de Aguasdulces por la muerte del padre de Catelyn; Jon, rumbo al sur con los salvajes; Arya, Patata Caliente y Gendry, que se dirigen a Altojardín; Jaime y Brienne, que van a Desembarco; Bran, Rikkon y Osha, que buscan llegar al Muro; por no hablar de Daenerys, ausente en este episodio (snif), que busca Poniente, este capítulo ha dejado muchos detalles de suma importancia.

Seguimos en el proceso de resituar la situación. Venimos, no lo olvidemos, de un gran combate, el de Blackwater, y las alianzas han de terminar de redefinirse. Y puede que en este 2º episodio hayan faltado diálogos intensos y plagados de matices como los de Tyrion-Twinn-Cersei o efectos especiales (no hay dragones, ni gigantes, apenas aparece Verano, cuyo tamaño tampoco resulta tan imponente), pero hemos tenido reencuentros que nos alegran y nuevas caras que prometen mucho:

Personalmente, el momento más emotivo ha sido la escena del reencuentro entre Bran, Jon y Robb. Vale que Bran caminaba y que por tanto sucede en uno de sus sueños, pero las reminiscencias a aquel ya lejano primer episodio, con un Bran más chiquitín -menudo estirón ha pegado el actor- tirando con arco de manera torpe bajo la mirada atenta y algo desdeñosa de sus hermanos mayores, por no hablar de escuchar la voz de Ned Stark resonando, llega a abrumar de nostalgia. Solo ha faltado que Arya surgiese por detrás y agujerease el tercer ojo del cuervo. Cuervo que es el mismo Bran, según Jojen Reed, a quien ve por primera vez en ese sueño.

Imponente la apariencia de Jojen (no tanto, de momento, Meera, la hermana, más secundaria y menos carismática, pese al cuchillo en el cuello a Osha), de nuevo el casting estupendo. El chico le dice a Bran que es un warg -en una acertadísima escena previa, habíamos visto uno con los salvajes, sus ojos en blanco, metido en los ojos de un halcón, que había visto a muchos Vigilantes del Muro muertos en el Puño-, de modo que la iniciación a la verdadera naturaleza de Bran ya está en camino.

Otro "fichaje" que me ha encantado ha sido la abuela de Margaery, lady Olenna, cuya lengua mordaz no tiene desperdicio. Brusca, impulsiva y mandona, consigue sonsacarle a Samsa lo que hasta ahora se había callado: que Joffrey es un monstruo. ¿Tendrá consecuencias dicha confesión para Samsa? Me preocupa sobre todo Margaery, capaz de cualquier cosa, como vemos en la escena de la ballesta con su prometido. Al igual que no se cortó con Renly para decirle que no le importaba que incluyese a Loras en los juegos de cama, la estrategia con Joffrey es seducirle a través de la violencia. Grande Jack Gleeson, que pasa de las dudas casi infantiles cuando la preciosa y sugerente Margaery (otro acierto esta exótica actriz) le acerca la mano, a la satisfacción, seguridad y excitación cuando lanza una flecha o le enseña a utilizar el arma. ¿Seré capaz de asesinar a alguien?, pregunta "ingenuamente" ella. Claro que sí, responde él, y me da por pensar en que lo pueda intentar con Samsa.

Pasando a Samsa, además de la escena en los jardines -impresionantemente conseguida, qué paisajes de fondo, qué ambiente cortesano más florido y exuberante-, la vemos con Shae, convertida en su perro guardián. Eso bien, pero lo que ha rechinado es la actitud con Tyrion, todo ese rollo de los celos. Pobre Tyrion, lo que tiene que aguantar...

Thoros de Myr es otro personaje recién llegado que promete. Excesivamente locuaz, parece el líder de la Hermandad sin estandarte, apoyado por un Robin Hood de las flechas -donde pone el ojo clava la ídem- y siente curiosidad por Arya y sus amigos, que ven complicar su situación con la llegada de un ilustre prisionerio, el Perro, que reconoce a la pequeña Stark. ¿Ahora cómo actuarán estos renegados con ella?

Otra escena destacada sería la de Catelyn y su momento "madre", confesando a Talisa, la esposa de Robb, haber sido incapaz de amar a Jon Snow (lo cual le ha acarreado las desgracias que ahora tiene que sufrir, puesto que se ha enterado de la desaparición de sus dos hijos en Invernalia, que ha quedado devastada, todavía no sabemos por quién, como no sabemos quién está torturando -ay, esa uña arrancada, esos pies agujereados y estirados, qué asco- al capullo de Theon). 

Y, para acabar, la pareja más estrambótica de Poniente: Jaime y Brienne, que mantienen unos divertidos diálogos, gracias a la socarronería del Lannister, cuya afilada lengua casi hace más daño que su espada. Paciencia de santa tiene la gigantesca mujer, que lo vence sin muchos problemas en el puente. La llegada de los hombres de Bolton pone fin a la disputa, y puede que también al trayecto de estos dos.

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