31 de marzo, Season finale y estreno de GOT |
A grandes rasgos, diría que este año está siendo bastante positivo en cuanto a las series, para no bajar el gran nivel en el que está la ficción en Estados Unidos. Exceptuando la comedia, que sigue teniendo a The big bang theory su principal bastión (Modern Family empieza a flaquear y a edulcorarse en demasía, Don't trust the bitch nada más empezar su segunda temporada parecía agotada antes de que la cancelasen, de How I met no hablemos...), revisemos las principales:
A un capítulo para la season finale de Walking Dead, por ejemplo, la tercera temporada nos ha deparado dos grandes personajes: el Gobernador y Michonne. El malo sádico y enajenado y la samurai silenciosa y fiel han completado un cuadro en el que la evolución de Rick nos ha llevado a derroteros que lindan con la locura, a un Carl que por fin se ha hecho mayor (es curioso cómo a partir del tiro que le pega a su madre hemos dejado de desearle una mordida de caminante...), a un Daryl que no ha podido disfrutar mucho del encuentro con su hermano Merle, a una Andrea obnubilada demasiado tiempo y a los demás personajes, que tienen muchas papeletas para figurar en la lista de los próximos cadáveres o caminantes (Carol, Glenn, Maggie, su hermana y Hershell). Algunos episodios impactantes, como el de Lori dando a luz en la cárcel o el de Michonne dejando tuerto al Gobernador han alternado con otros más de transición, pero no menos importantes, como el de la vuelta de Rick y Carl a su pueblo en busca de armas, donde se encuentran con el negro del primer capítulo, totalmente enajenado. La esperanza se ha disipado del todo y se trata de sobrevivir, a toda costa. Aunque Rick parece que quiere volver a tiempos de la democracia porque no quiere convertirse en otro gobernador.
The good wife ha recobrado la senda, sobre todo a partir de un delicioso capítulo 14, Red team/blue team, el mejor de la temporada. Alicia está en medio de unos sentimientos que alternan entre su marido y Will y tras el giro sorprendente de cómo terminó siendo socia mientras que Cary no, parece que no necesitamos ni siquiera a Kalinda para tener un capítulo redondo. La carrera electoral de Peter parece que despega pese a las acusaciones contra Eli Gold y se avecinan conflictos con la previsible relación entre Will y la protegida de Alicia (me he quedado en el capítulo 15, voy con cierto retraso).
Once upon a time, pese al bajón con respecto a la 1ª temporada (ya no tenemos el encanto de ir descubriendo cuentos y de ver cómo se van integrando en la trama y hay ciertos aspectos repetitivos, puesto que no en vano esta historia es en gran medida circular), sigue entreteniendo a pesar de que los protagonistas (David-Charming, Mary Margaret-Snow y la propia Emma) son mucho menos interesantes que los malos, Rumple-Gold y, sobre todo, el punto fuerte de la serie, Regina, que está pasando por todos los trances posibles. Una vez explicado el misterio con el que se abría la temporada (un hombre en Nueva York recibe una postal avisando que la maldición está rota) y una vez que todos vuelven a unirse tras la expedición por el mundo mágico de Emma y Snow (echamos de menos a Mulan, no tanto a la princesa Aurora), y sobrepuestos a la visita de Cora (descanse en paz) y Garfio (qué tío más inoportuno), y una vez que Rumple encuentra a su hijo Neal en Nueva York (blanco y en botella), ahora toca ver qué pasa con la prometida de Neal y con Owen, que busca a su padre perdido (en un capítulo 17, Welcome to Storybrook, de lo mejorcito de la temporada).
The following se está desinflando capítulo a capítulo. Lo que al principio resultaba un ejercicio de fe en la inverosimilitud de la historia, por momentos roza la vergonzosa senda del bochorno, con ridículas máscaras de Poe para ocultar a alguno de la secta o el culto a Joe Carroll, con un triángulo extrañísimo entre la niñera y los dos supuestamente gays, con un torturado Ryan Hardy que es un compendio de héroes torturados que ya hemos visto miles de veces. Golpes de efecto constantes y ni rastro del ritmo frenético del primer capítulo, aunque Natalie Zea sigue siendo un motivo suficiente como para no abandonar la serie.
La que no decepciona sino todo lo contrario, a pesar de que su estreno fue más comedido, es The americans, no solo porque la trama sentimental de ese matrimonio impostado que empieza a funcionar (los Jennings, Elizabeth y Phillip), sino porque las aventuras de espionaje se resuelven con gran tensión y habilidad. El capítulo 6 es una perfecta muestra. Las posibilidades de la serie son muchas y yo aventuro una posible ruta: los protas se sacuden el yugo comunista y abrazan la causa capitalista... Me resultaría tan extraño que triunfase una serie en la que los espectadores se identifican con rusos que quieren derrotar a los suyos propios... Ni siquiera el previsible romance entre Stan y Nina menoscaban el interés, compensado por la jefa Claudia.
Por último por fin estamos ante el día más importante del año: 31 de marzo o lo que es lo mismo, ¡¡¡el estreno de la tercera temporada de Game of Thrones!!!
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