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| (192 páginas. 6.95€. Año de edición: 2009) |
A lo mejor la falta de pretensiones en esta novela es su mayor acierto: una remembranza del barrio de toda la vida a través del aciago suceso en el que se ve envuelto Ramón Fortuna.
Sin duda, esa pintura de Vallecas es lo más logrado, así como el inicio, entremezclando puntos de vista alternos, tanto del abogado de Ramón, como de los familiares más directos. Hasta más o menos la mitad, te mueve el interés por conocer la verdad respecto a las muertes (que luego no son tantas como parecen) y después la verdad parece hasta casi inverosímil.
Uno de los fallos, para mi gusto, viene con el personaje de Gloria, la hermana de Ramón. Ha querido Elvira Lindo pintar a una heroína del suburbio que enamora (o algo así se sugiere) al abogado, pero no resulta muy convincente. Al menos no en la historia de Ramón. Por el contrario, cuando se le aparece el padre en sueños, pese a que es todavía menos verosímil, resulta al menos gracioso.
Al final, la sensación que queda es que no ha conseguido la autora pasar del todo al otro barrio y que ha quedado en el intento, aunque ese intento es una novela juvenil lo suficientemente lograda como para ser recomendada para clase.
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