(448 páginas. 19,23€ -9€ Anagrama Compactos-. Año de edición: 2006) |
El abrecartas de Vicente Molina Foix me ha parecido una maravilla de novela a base de fragmentos, ya que así se pueden considerar las cartas que varios personajes se van cruzando a lo largo de un amplio periodo que empieza en los años 20 (1926, ya que la primera carta no especifica la fecha) y termina a finales de los años 90 (1999, con un correo electrónico), agrupadas estas cartas por títulos que hacen las veces de capítulos.
Por el tema y un poco por el tono, me ha recordado a Los Girasoles Ciegos, de Méndez, aunque en este caso trasciende la guerra civil y llega a otros momentos históricos. Es una lectura totalmente recomendable.
El repaso de la historia contemporánea de este país por medio de palabras aisladas es bastante completo y el catálogo de anécdotas (¿todas reales?) una maravilla y muy entretenidas. Leer de primera, segunda o tercera mano sobre la vida de Lorca, Miguel Hernández, Alberti, Aleixandre y otros personajes de la cultura incrementan encima la sensación de verosimilitud que por otra parte, gracias al cuidado estilo de cada uno de los que se cruzan cartas, se consigue desde el primer momento, con la emotiva carta del amigo de la infancia del poeta García Lorca.
Si bien algunos personajes son más recurrentes (como Ramiro Fonseca, el confidente que va desgranando sus delatores informes a lo largo de la dictadura, a menudo con fines humorísticos, no por su parte, sino por la del autor, que nos hace ver la escasez de miras de este hombre de catadura moral bastante cuestionable), en general lo de menos es seguir la trayectoria de Serafilla, de Alfonso Enríquez, de Manuela Riera, de Brú de Bonora, de Begoña y Francis, de Mercedes y Lali, ver cómo transcurre el tiempo, sino encontrarnos de una manera un poco indiscreta (los lectores somos los que abrimos esas cartas personales y privadas) con esos retazos de presente.
Con este libro, el autor (que aparece también, aunque mencionado tangencialmente como crítico de cine) consigue firmar, en definitiva, una gran obra.
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