Saga Crepúsculo (Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse, Amanecer). Stephenie Meyer. Alfaguara (2009)

(Crepúsculo: 512 páginas. 14,95€. Año de edición: 2006; Luna Nueva: 576 páginas. 17,95€. Año de edición: 2007; Eclipse: 624 páginas. 17,95€. Año de edición: 2007. Amanecer: 832 páginas. 17,95€. Año de edición: 2008)
En la distancia de los varios años transcurridos, el éxito de estos libros se debe en un 90% a la moda, que a su vez tiene un componente importante de marketing. El vampirismo trasladado a adolescentes es el punto de partida, junto con la historia imposible de amor entre la humana Bella y el vampiro Edward. Entre medias, el hombre lobo Jacob. Como se ve, temas manidos y tratamiento hiperconservador, pues no en vano la autora es una mormona y si bien el vampiro es un mito fundamentalmente erótico, aquí tenemos unos amores castos y una contención sexual que solo se resolverá cuando contraigan nupcias Edward y Bella (como se ve, el amor no es tan imposible). El destino de estos libros es, merecidamente, el olvido.

La atmósfera romántico-empalagosa es una constante. El primer libro pasa por ser el meritorio, con la introducción a los personajes y la ambientación paulatina en torno a lo paranormal. Hay que concederle mérito a Meyer, capaz de aglutinar los ingredientes necesarios para conseguir un "blockbuster". El segundo libro es quizá el más entretenido, si obviamos la falta total de verosimilitud (un mundo de vampiros y extraños licántropos, por no hablar de la tontería de la imprimación, un concepto que podría haber dado al traste toda la saga, ya que es una chorrada monumental eso de crear una especie de enamoramiento o predestinación más allá de la edad, justificada en no sé qué términos para esta tribu de hombres lobo), al faltar Edward en casi toda la obra, y pese a que Bella es muy cansina echándole tremendamente de menos, se anima la cosa cuando entran en juego los Vulturis, la alta nobleza de los vampiros, gracias a los poderes de estos, poderes que completan la nómina de los vampiros que ya conocíamos.

El tercer volumen de la saga (lo digo porque confundo los títulos, todos me parecen iguales por culpa de su concisión nominal) ofrece más de lo mismo, la misma desestructurada descompensación en cuanto a lo que se narra y el conflicto que se plantea al final. Después de marear la perdiz con el asunto de los misteriosos asesinatos, la amenaza sobre Bella y todo el asunto de los neófitos (vampiros recién creados que conforman un ejército), todo se soluciona precipitadamente en el tramo final de la novela. Lo único novedoso y quizá sorpresivo es el beso de Bella y Jacob, mientras que Edward se mantiene impertérrito, supongo que fruto de sus cientos de años de existencia. El caso es que los personajes siguen mostrándose tal cual nos los presentaron al principio, sin ningún tipo de desarrollo o evolución. Para rematar, se nos avanza un procedimiento narrativo que sirve de avanzadilla para el último tomo: el punto de vista de Jacob, otro procedimiento fallido porque parece una versión algo tosca de Bella, no se diferencian en absoluto.

Pero llegas al último libro. Si te mantienes durante unas 2000 páginas de todas las anteriores sagas, es porque, a pesar de que la historia es un refrito de todo lo conocido sobre literatura vampírica, añadiéndole dosis de acción de videojuego, poderes de superhéroes y empalagosa relación entre Bella y Edward (que si se casan, que si no, que sí), es porque alcanzarás un final que justifique o dignifique el pastiche. ¿Y qué encontramos aquí? Bella se queda embarazada, Jacob sufre por el amor no correspondido de Bella (un Jacob que suponía al principio un poco de aire fresco y que luego se convierte en uno de los ingredientes más fastidiosos de la obra)… Como digo, si te mantienes durante esas 2000 páginas es por un cierto carisma de la pareja protagonista (más de Bella) y esa promesa de enfrentamiento total con los Vulturis.

Vas asistiendo a la presentación de todos los vampiros más destacables del mundo (como si se tratara de una congregación Marvel de superhéroes) y te frotas las manos por la lucha final. Y ni te emociona la transformación de Bella, ni la hija a la que ponen un ridículo nombre, ni entiendes muy bien el cambio de perspectiva para justificar el penúltimo truco de la autora: Jacob imprimado de la hija de Bella y Edward. Pero si esto no fuera suficiente, al final, después de esas miles de páginas leídas, la acción se queda en aguas de borrajas y te escamotean el plato fuerte, la lucha definitiva, dejando todo lo anterior en nada, dejándote una sensación de que te han dado gato por liebre o te han considerado un estúpido consumado.
Un horror la manera de rematar la historia. Y aunque se puede ver como el globo que se deshincha, sería más apropiado que directamente la autora lo pincha y te explota en la cara.



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
LA SAGA DE CREPÚSCULO ES LO MEJOR QUE EXISTE Y LE DOY UN MILLÓN DE GRACIAS A LA ESCRITORA GRACIAS, GRACIAS .......... XO XD