La soledad de los números primos. Paolo Giordano. Salamandra (2009)

(288 páginas. 17€. Año de edición: 2009)
El boca a boca ha conseguido que esta obra sea una de las más vendidas en nuestro país y el inicio promete una historia bastante original, la equivalencia matemática de los números primos gemelos, próximos entre sí sin llegar a tocarse nunca, representados en dos personas, Mattia y Alice, marcados por sendos hechos traumáticos en su infancia, que los llevarán a verse alejados del común de los mortales. En una estructura alterna entre estos dos personajes (cada breve capítulo se centra en uno), se nos va contando cronológicamente sus vidas hasta el año 2007.

Lo más interesante, para mi gusto, se queda en el planteamiento y en el arranque, cuando vemos sus respectivas infancias y adolescencias. Pero conforme van creciendo, el interés va decreciendo porque asistimos a más de lo mismo. Una vez conocidos los caracteres y singularidades de cada uno, no existen puntos de cambio o de giro por ninguna parte. Poco a poco, sigues leyendo por inercia, pero la chispa del inicio se va perdiendo paulatinamente, el interés va decayendo y notas que la historia va a menos, va perdiendo fuerza, como la gaseosa.

Si bien existen momentos bonitos para referirse al amor o para alguna situación en particular, así como una notable introspección en las almas de los personajes, sobran algunas comparaciones y varios momentos que no aportan demasiado, así como la aparición, casi al final, de la hermana gemela del chico, desaparecida desde el inicio, dada prácticamente por muerta, en una escena absurda que cuesta un poco descifrar y que parece precipitar la trama en un sentido que luego no se produce. Un truco narrativo pobre y totalmente innecesario, aunque previsible cuando el cuerpo no fue encontrado.

Por último, la mayor decepción llega al final, no porque el desenlace no se corresponda con los cánones que suelen seguir este tipo de obras, sino porque te deja frío y no está demasiado bien explicado. Pasa lo que pasa, parece, porque las decisiones (dice la novela en algún momento) se toman en segundos y determinan tu futuro para siempre. Después de leer casi 300 páginas de minuciosas explicaciones, en algunos casos, el autor ataja de forma demasiado abrupta para poner el punto final.

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