El padre de Blancanieves. Belén Gopegui. Compactos Anagrama (Agosto 2009)

(352 páginas. 10 €. Año de edición: 2009)
El padre de Blancanieves es una novela peculiar. Por momentos pensaba que estaba ante otro gran descubrimiento, pero se me ha quedado por el camino. No por la originalidad, ya que se nos cruzan historias en torno a un colectivo político que busca mejorar las cosas aportando un punto de vista realmente de izquierdas. El tema, pues, parece más propio de los años 50, o de los 30 y la literatura comprometida. Sería como la versión del siglo XXI, añadiendo ecología (con la interesante aplicación de las algas marinas para producir Spirulina, un tipo especial de harina, y el recordatorio de la sobreexplotación de los recursos naturales de la tierra, que colapsarán el planeta de aquí a dos o tres generaciones).

El tema político no me interesaba demasiado, pero sí la manera de contar la historia, con pasajes muy bonitos por momentos, la oposición entre una hija, Susana, comprometidísima, y su padre, más que de derechas, conservador a tope, mientras que la mujer, Manuela, a raíz del incidente con el ecuatoriano Carlos Javier, decide reinventarse tras un período de reflexión que la mantiene alejada casi dos meses en Parla en una tintorería (Manuela es profesora).
 
Al final, como digo, pese a esa interesante manera de contar que cruza correos electrónicos, comunicados del colectivo como si este fuera un ser con vida propia (no me ha gustado nada este recurso, no sé bien qué le aporta), y un poco de narración más al uso, los personajes ya referidos y otros pocos más que aparecen quedan demasiado desvaídos como para considerar a la novela perfectamente concluida.
 
En efecto, esa es la sensación que queda al acabar: ¿ya? ¿Y qué pasa? ¿Nos quedamos con la mera denuncia? Parece que la autora ha recopilado de aquí y de allí recortes o información sobre las ONG's, las quejas del capitalismo, unas cuantas citas de expertos en diversas materias, más la información relativa a las algas. Sin más. Pese a ello, el intento de hacer algo diferente es loable y merece la pena aunque sólo sea porque se sale del típico tópico narrativo.

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