(Netflix. 10 episodios: 13/04/2018) |
No conozco mucho la serie original de los años 60 ni he visto la versión en peli del 98 (con no mal reparto, por cierto, véase aquí). Para qué negarnos, estamos en verano y hay que rellenar esos tiempos muertos y en estos casos es casi mejor no saber mucho. Y ese poco te lo dice el primer episodio: aventuras en el espacio para una familia de nombre aventurero: los Robinson.
No va mucho más allá esta serie más bien blanca y previsible. Un presunto accidente (pronto sabremos que más bien fue el ataque de un extraterrestre) en la Resolute, una nave espacial gigante que se dirige a Alpha Centaury (un planeta de condiciones similares a la Tierra), hace que haya que evacuarla en distintas naves más pequeñas, las Jupiter, que por extrañas razones (una especie de agujero negro), acaban aterrizando en un planeta que en principio parece apropiado para vivir. Al menos respiran oxígeno sin necesidad de escafandras.
Apenas se nos cuenta con un par de flashbacks por qué están los Robinson en esa misión. Por lo visto, un asteroide (o un grupo de ellos) impactó en la Tierra y aceleró la falta de esperanza de vida (ya de por sí acelerada en vista a cómo maltratamos a nuestro planeta), por lo que la opción de emigrar le pareció a la científica Maureen (Molly Parker), la matriarca de la familia, que era lo mejor para sus tres hijos.
Por mucho que tengan conciliábulos para democratizar las decisiones, lo cierto es que la madre es quien toma las decisiones, entre otras cosas porque el padre militar, John (Toby Stephens), ha pasado los últimos años alejado de ella y de sus hijos en diferentes y muy importantes misiones. De hecho, apenas se explica cómo o en qué momento decidió acompañar a su familia.
Una familia formada por Penny (Mina Sundwall parece, en efecto, la hija de Molly Parker, el parecido es notable), la típica adolescente no demasiado mal criada pero sí contestona que no se lleva del todo bien con la hija adoptada Judy (Taylor Russell), más resoluta que la pelirroja y no solo por desempeñar en la misión el papel de doctora, pese a su corta edad; y Will (Maxwell Jenkins), el pequeño y más inteligente después de la madre, aunque se nos cuenta desde el principio que no pasó todas las pruebas y que la madre trapicheó para que fuera aceptado como colono.
Aparte de ser el típico niño de las series al que en algunos momentos deseas ver muerto o al menos entre agónicos sufrimientos, no lleva muy bien lo del estrés en las misiones. De hecho, al poco de aterrizar en regulares condiciones la Jupiter de los Robinson, fracasa estrepitosamente en el intento de sellar la fuga de agua en la nave porque se queda bloqueado, algo que lleva a su hermana Judy a casi morir bajo un glaciar.
Pronto habrá más contacto con otros humanos que han conseguido llegar a ese planeta un tanto hostil, aunque los dos más importantes son la falsa doctora Smith (psicóloga), June Harris (Parker Posey), una superviviente manipuladora y taimada, cuyo egoísmo va en paralelo a su inoportunismo. Los tejemanejes de esta mujer empiezan poniendo en peligro a Don West (Ignacio Serricchio), un mecánico buscavidas que va de duro pero antepone incluso la salvación de Debbie, la gallina que es más destacable que el resto de colonos.
Aparte de la gallina de la suerte, hay que mencionar el elemento central de esta primera temporada: Robot, ni más ni menos que el extraterrestre que asesinó a decenas de pasajeros en la Resolute y que, al aterrizar al planeta, se descoyunta un poco y es encontrado por Will, que lo reensambla y lo reeduca. Pasa de un color rojo cabreado a un blanco enigmático en esa especie de visera de casco que es su cabeza. Y aunque suena a cachondeo, uno de los aspectos más destacados de la serie es que los efectos especiales son bastante buenos.
No se puede decir lo mismo que el guion, previsible y teledirigido al máximo. Da igual qué mini aventura habrá que superar (salvar a Judy, explorar el planeta, buscar truños alienígenas que sirvan de combustible para recuperar lo que unas especies de anguilas se habían bebido...), que latirán por encima de todo dos premisas:
1. La doctora Smith siempre conseguirá manipular a alguien para sacar adelante sus mentiras y sus planes (que pasan por hacerse con el control de Robot para hacerse fuerte en la Resolute cuando los rescaten) y 2., la amistad entre Will y Robot se sobrepondrá a los esfuerzos del niño pequeño para hacer que el extraterrestre lo desintegre con toda la razón del mundo. El lanzarse la bola de béisbol palidece respecto a la orden de suicidarse, y todo porque su papá le había dicho que había que responsabilizarse más.
Ni las interpretaciones son fantásticas ni la trama da para mucho en ese planeta perdido, además que los amoríos de las dos Robinson y el restablecimiento de la relación entre mamá Maureen y papá John vienen como equipación de serie, sin sobresaltos, altibajos ni sorpresas, todo muy teledirigido. Pocas veces las presuntas emocionantes aventuras van a resultar estimulantes, salvo cuando John y Don se deciden a pilotar la Jupiter a ciegas, guiado por Maureen desde tierra como en las misiones tripuladas de los años 60 (aunque luego, tras la explosión a lo Challenger, nadie se puede creer que hayan sobrevivido).
Tampoco se explica demasiado bien que la tecnología que permite a la Resolute viajar a distancias siderales proviene de una manera poco legítima, de modo que el ataque de Robot es más bien casi una manera de que le devuelvan lo que le corresponde, ni tampoco se explica bien que Robot salga de la obediencia a la pérfida mala de Disney y decida salvarle la vida a Will del ataque de su congénere alien, pero he de reconocer que me he alegrado de que haya segunda temporada porque el salto espacial que deja más perdido a los Robinson (más Don y Cruela Devil pero sin mechón blanco) te dejaba sin un final cerrado.
Así que lo dicho: serie regularcilla que no pide pan, olvidable y a ratos entretenida si no te paras a pensar en los agujeros de la trama y de los personajes (casi nada se sale de dos axiomas: los Robinson son gente legal y Will es incapaz de hacer dos cosas bien seguidas). Ah, y no sé si he dicho que los efectos especiales están bien y convierten a Robot en el mejor personaje de la serie.
Comentarios
Un beso
¡Besos! (volveré a intentar dejarte un comentario)
¡Gracias por tu consejo!!
Jaja, tú y yo estamos predestinados a tener problemas de algún tipo cuando nos dejamos comentarios en nuestros respectivos. Por cierto, ahora lo del captcha mucho mejor, ya no hay que perder tiempo y atinar con lo de los semáforos etc.