Game of Thrones. S08E04. The last of the Starks

(05/05/2019)
Contiene spoilers

Que la serie no iba a acabar bien era algo que resultaba evidente a poco que fueran consecuentes con el paso de los capítulos y con la evolución de las tramas y de los personajes. Hemos visto decapitaciones, sangrientas traiciones, desmembramientos o implacables y sádicas venganzas. Sin embargo, una parte irreductible de nosotros ansiábamos si no un final made in Disney, sí un poco de justicia retrospectiva o al menos una dosis necesaria de optimismo. Pero me temo que incluso eso se nos va a negar.

Y es que este cuarto episodio te deja una sensación amarga, triste, muy mal sabor de boca. No solo por esa abrupta y despiadada despedida de Rhaegal (qué poco me ha durado la alegría de que siguiera vivo tras su encontronazo con Vyserion Dead) y de Missandei (aunque también, claro), sino por la espiral en la que nos hemos visto involucrados, que no hace sino ahondar en algunas ideas que preferiríamos no ver jamás.

Supongo que se van sumando chascos. Empezamos con las últimas despedidas a los héroes, Jorah, Theon, Beric, Lyanna, Edd y todos los demás encabezados por los dothrakis e inmaculados. Sabemos, sin embargo, que ese emocionante discurso de Jon se quedará en nada al acabar de ser pronunciado. Y de nada habrá valido el sacrificio de esos héroes que dieron sus vidas para que las del resto siguiesen su curso. Visto lo visto, al final el Rey de la Noche iba a mostrar más misericordia. Como luego dice Daenerys, Cersei se encargará de difamar lo que sucedió en Winterfell y nadie agradecerá nada. Los White Walkers volverán a protagonizar cuentos fabulados de Tatas en busca de entretener o asustar niños.  El sino de la humanidad, no aprender de la experiencia.

Incluso en el momento más distendido del capítulo, la cena de celebración, volvemos a paladear esa cucharada de fatalismo. Suma y pesa incluso el desengaño amoroso de Tormund (adiós a los Tormunditos). O ver que Bronn, pese a que parece una amenaza desactivada porque al menos da la oportunidad de ofrecerle algo mejor a los hermanos Lannister, se desentiende por completo de su amistad.

Sobre todo late como una herida la distancia abierta entre Daenerys y el resto. Pocos se suman a los vítores en favor de la Madre de los Dragones en comparación con los que recibe Arya. Casi parece una pesadilla el fatalismo que acompaña a nuestra Targaryen indómita: pese a sacrificarlo casi todo y demostrar su valor y su coraje, no ha conseguido ganarse el cariño del Norte, casi ni su respeto. Una auténtica injusticia que no se justifica ni con ese acento marcado de autoritarismo y ese ramalazo a lo Aerys que la ha acompañado desde la temporada anterior.

Buena parte de eso la tiene la hostilidad gratuita de Sansa. Por mucho que no se fíe de Daenerys, es inevitable acharcar su actitud a una confrontación de egos. No puede haber otra mujer que pese o mande tanto que ella. Ni siquiera se arredra cuando Arya se pone de parte de Jon en la reunión de Starks y confirma que sin ella todos estarían muertos. Como se muestra en la conversación con el Perro, ha dejado de ser un Pajarito. Si sus referentes son Meñique y Ramsay (y se deja a Cersei), lo mismo hay que esperar pocas cosas buenas de ella.

Jon es otro de los que no lo va a tener fácil. Se encuentra entre la espada y la pared. Dany le pide que no cuente nada o no podrá reinar (algo que está por encima de su amor por él) y Sansa no tarda ni una escena en romper su juramento contándole el secreto de su ya no hermano a Tyrion¿Recuerda a alguien cómo rompe su honor a la primera de cambio, cuando percibe el filón que puede ser Tyrion para ella? Qué mejor que predisponer a la mano de tu rival en su contra para que mi puesto como líder del Norte quede despejado. 

Por más que Jon no quiera reinar, seis de las ocho personas que saben que en realidad es Aegon Targaryen le prefieren como candidato al Trono (una que no es la propia Daenerys y el otro al que ni le va ni le viene o ni sí ni no sino todo lo contrario es Bran). Será aclamado incluso a su pesar, quién sabe si con traición mediante de ese "consejero" llamado Varys, él en sí mismo transformado en una vara de medir o de termómetro o de semáforo registrando el grado de aceptabilidad o merecimiento de monarcas entrantes. Un peligro que Tyrion debería sofocar matándolo si no quiere incurrir en traición.

Pero lo cierto es que casi todos hemos traicionado a Daenerys, y más ahora que ha perdido un segundo dragón. Pobre Rhaegal, no se merecía una despedida tan fulminante y rastrera. Le concedo una parte de culpa de su muerte a la intransigencia o la impaciencia de la Targaryen, pero al margen de esto, toda su evolución en el Este durante las seis primeras temporadas no ha servido para nada. ¿Por ser una mujer? No le queda nadie incondicional salvo Gusano Gris con la decapitación de Missandei (poderoso su "dracarys" como última palabra). Como digo: una auténtica pena.

Casi tanta como la que nos provoca la despedida de Jaime y no solo por Brienne. Su redención solo puede ir de la mano de la muerte de Cersei, esa persona a la que están asociados todos sus males. No se puede ganar el título de buen hombre si ella sigue viva. Aunque a lo mejor llega antes Arya y ella se encarga de sus ojos verdes, así como el Perro de su hermano. Parece una buena operación de dos personajes que son de los pocos coherentes consigo mismos, uno a pesar de que sus motivaciones hayan sido bastante oscuras (sobre todo al principio), y otra porque no es ella ('it's not me') alguien que pueda ser la mujer del mismísmo Señor de Storm's End/Bastión de Tormentas (una de las pocas localizaciones que no han salido en la serie), un Gendry que se queda compuesto y sin novia. Como digo, pocos remansos de paz o de dicha van a quedar. ¿Quizá ese mini Jon que esperan Gilly y Sam?

En el turno de las despedidas, estos dos puede que tengan otra aparición, pero no va a ser así, me temo, con Tormund. Ni con (snif) Ghost. Por mucho que Jon obra en su favor para que pueda vivir en libertad por el Norte como a él mismo le gustaría y no va a poder por responsabilidad, no deja de ser descorazonadora esa separación. Y suena a fatalismo, porque ya sabemos el sino de los Stark cuando bajan al sur y pierden a su huargo. Ah, que Jon ya no era el último Stark, ¿no?

Lo que de momento más rabia me da es el papel (o papelón) de Bran. Esperemos que su arco narrativo, uno de los más interesantes (y tristes) de la serie, tenga algún sentido. De momento, no vale ni como pieza estratégica definitiva ejerciendo del perfecto espía que podría anticiparse a cualquier movimiento del enemigo. Bien lo atestigua el vil y asqueroso de Euron, a quien por fuerza alguien le ha tenido que avisar del movimiento del otro bando. ¿Un cambiacapas que podría ser Varys?

Es triste que en este episodio el único consuelo provenga de las palabras finales que Tyrion  (el único que aún creía que había algo de humanidad en Cersei, el único que albergaba esperanza en esa apelación a la bondad que residía en ella vía hijos) le dirija a su hermana, en las cuales revela que el hijo que espera no es del Greyjoy como ha intentado hacerle creer. Porque ha dejado de ser triste que le deseemos una muerte dolorosa, lenta y agónica a esta grandísima hija de Tywin Lannister, este ser cuya única motivación es la miseria y el dolor ajenos, la ostentación del poder solo porque sí, porque le sale de su real y pérfido trono. Ojalá que haya un dracarys con ella y su histriónico amante. Como mínimo.

Comentarios

Miss Bennet ha dicho que…
Un episodio que se puede resumir en tres palabras: dolor, pérdida y soledad.
Marian ha dicho que…
Lo vi ayer... y me paso como a ti. Acabé con la sensación de que todo se desmorona, la relaciones que creía más consolidadas y seguras se van al carajo. Siempre me quedó la esperanza de que el amor de la Madre de Dragones hacia jon fuera más verdadero y estuviera por encima de su deseo de reinar. Pero parece que no, que estos dos se enfrentaran y me dará una pena...

La despedida con Sam también me ha entristecido y bueno, ahora a ver como queda la batalla contra Cersei, quien muere, quien vive y que parejas quedan juntas
Besos
Juliiiii ha dicho que…
Miss Bennet: suscribo. Esos tres sustantivos valen ahora que acabo de terminar la serie, aunque por desgracia por motivos diferentes.

Marian: mantuve la misma esperanza que tú hasta el último momento. Ya me dirás qué te ha parecido a ti lo que queda...