(Abc. 22 episodios: 18/10/2017 - 18/05/2018) |
Me gustó, y mucho, el planteamiento de Once upon: dar vida, de una manera renovada, a los personajes de cuentos, mezclándolos y dotándolos de de una vida alternativa en nuestra realidad. E igual que me gustó, me cansó porque volvían a repetirse una y otra vez, con el único añadido de introducir nuevos personajes. Podría haber disfrutado sin más del entretenimiento de capítulos centrados en alguno en concreto, casi siempre más o menos cerrados, pero la dejé.
Por lo visto, la sexta temporada iba a ser la última para esta serie que se ha alargado en exceso, reduciendo la valoración general que podría haber obtenido, pero al final se renovó una temporada más, aunque a costa de gran parte del plantel original. Imagino que la decepción para los fans que se han mantenido fieles habrá sido mayor que para el resto de mortales que la hayamos seguido con menos fanatismo.
Al volver a ella (se merecía por su inicio ver su cierre) no me ha costado nada reengancharme, tomando esas repeticiones marca de la casa como una especie de homenaje: una enésima maldición que hace que casi todos olviden quiénes son, el amor verdadero rondando como remedio y malos que no son tan malos, hasta que aparece alguien peor.
Al volver a ella (se merecía por su inicio ver su cierre) no me ha costado nada reengancharme, tomando esas repeticiones marca de la casa como una especie de homenaje: una enésima maldición que hace que casi todos olviden quiénes son, el amor verdadero rondando como remedio y malos que no son tan malos, hasta que aparece alguien peor.
Como quiera que el ingrediente principal no faltaba, esa Regina Mills, alias Evil Queen, alias Roni (Lana Padilla, vaya), qué menos que decirle adiós. Para ello, nos encontramos ahora en Hyperion Heights, con un Henry ya más crecido y adulto (a mí me ha gustado Andrew J. West), que incluso ha tenido una hija, ni más ni menos que con Cinderella (Dania Ramirez cumple sobradamente), alias Jacinda en el mundo hechizado y real. Lástima que Lucy (Alison Fernandez), la niña de ambos, sea bastante repelente.
Dentro de que los parámetros son redundantes a más no poder, y dentro de que es una serie de más de 20 episodios, le favorece que casi todos ellos tengan tramas más o menos cerradas en el mundo alternativo o imaginario, un pasado que condiciona o contextualiza el presente. Una de las protagonistas, Roni, la dueña de un bar de moda, no tiene lazos de parentesco con ese Henry Mills que llega al pueblo, y quien sería ella misma, la dueña de la maldición, Victoria Belfrey /Lady Tremaine/Rapunzel (Gabrielle Anwar, de lo peor para mi gusto del reparto, tanto bótox al final acaba pasando factura), es la jefa del lugar, una negrera que mantiene a raya incluso a su propia nieta.
Aunque con quien más se ceba es con su hija Ivy (Adelaide Kane, Reign, es de lo mejorcito de lo nuevo que aparece), a quien parece culpar por la falta de su otra hija, Anastasia (Yael Yurman es mucho más secundaria). Los complicados lazos padre/madre/hija/hijo siguen siendo la materia principal de tanto enrevesamiento.
De los personajes originales, apenas se mantienen Rumplestilskin / Weaver (Robert Carlyle en cualquier papel de la serie actúa parecido, es como si estuviese con el piloto automático), otro de los que permanecían despiertos (es decir, recordaban su vida anterior) y el capitán Garfio B, alias Roger (Colin O'Donoghue), su ayudante de policía, un tipo íntegro, sin las dobleces del Garfio Original, pero marcado por la maldición que le impide acercarse a su hija, Alice / Tilly (guapísima y luminosa Rose Reynolds), enamorada a su vez de la hija de Robin Hood, Robin / Margot (Tiera Skobvye), a su vez hija de Zelena /Kelly West (Rebecca Mader), otra de las que despiertan prematuramente.
Más o menos protagonista sería la amiga de Jacinda, Sabine / la princesa Tiana (Mekia Cox), que ni fu ni fa; Baron Samdi / Dr. Facilier (Daniel Francis) da más juego, aunque sea por esa atracción sexual hacia Regina, y quizás no se mereciera su final tan abrupto a manos del Rumple del otro lado, mucho más sádico y malvado que el original.
La mayor pega que veo es que cuando la maldición se deshace, hacia el final, todo lo anterior parece deshacerse. Prima más el cameo o la aparición triunfal de los personajes originales que seguir con las peripecias personales de los protagonistas de esta última temporada. Por todo lo demás, se trata de una serie entretenida, con un nivel más o menos homogéneo, que no acusa en exceso los habituales bajones de interés en series de tantos episodios. Quien espere algo que no haya visto en episodios anteriores, eso sí, que no se pase por aquí...
Dentro de que los parámetros son redundantes a más no poder, y dentro de que es una serie de más de 20 episodios, le favorece que casi todos ellos tengan tramas más o menos cerradas en el mundo alternativo o imaginario, un pasado que condiciona o contextualiza el presente. Una de las protagonistas, Roni, la dueña de un bar de moda, no tiene lazos de parentesco con ese Henry Mills que llega al pueblo, y quien sería ella misma, la dueña de la maldición, Victoria Belfrey /Lady Tremaine/Rapunzel (Gabrielle Anwar, de lo peor para mi gusto del reparto, tanto bótox al final acaba pasando factura), es la jefa del lugar, una negrera que mantiene a raya incluso a su propia nieta.
Aunque con quien más se ceba es con su hija Ivy (Adelaide Kane, Reign, es de lo mejorcito de lo nuevo que aparece), a quien parece culpar por la falta de su otra hija, Anastasia (Yael Yurman es mucho más secundaria). Los complicados lazos padre/madre/hija/hijo siguen siendo la materia principal de tanto enrevesamiento.
De los personajes originales, apenas se mantienen Rumplestilskin / Weaver (Robert Carlyle en cualquier papel de la serie actúa parecido, es como si estuviese con el piloto automático), otro de los que permanecían despiertos (es decir, recordaban su vida anterior) y el capitán Garfio B, alias Roger (Colin O'Donoghue), su ayudante de policía, un tipo íntegro, sin las dobleces del Garfio Original, pero marcado por la maldición que le impide acercarse a su hija, Alice / Tilly (guapísima y luminosa Rose Reynolds), enamorada a su vez de la hija de Robin Hood, Robin / Margot (Tiera Skobvye), a su vez hija de Zelena /Kelly West (Rebecca Mader), otra de las que despiertan prematuramente.
Más o menos protagonista sería la amiga de Jacinda, Sabine / la princesa Tiana (Mekia Cox), que ni fu ni fa; Baron Samdi / Dr. Facilier (Daniel Francis) da más juego, aunque sea por esa atracción sexual hacia Regina, y quizás no se mereciera su final tan abrupto a manos del Rumple del otro lado, mucho más sádico y malvado que el original.
La mayor pega que veo es que cuando la maldición se deshace, hacia el final, todo lo anterior parece deshacerse. Prima más el cameo o la aparición triunfal de los personajes originales que seguir con las peripecias personales de los protagonistas de esta última temporada. Por todo lo demás, se trata de una serie entretenida, con un nivel más o menos homogéneo, que no acusa en exceso los habituales bajones de interés en series de tantos episodios. Quien espere algo que no haya visto en episodios anteriores, eso sí, que no se pase por aquí...
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