(Amazon. 10 episodios: 25/05/15 - 22/06/15) |
Qué difícil resulta la tarea de una comedia. Contamos con tantos ejemplos de dramas (o de series que podrían encuadrarse bajo esta categoría) que realzan el trabajo que se lleva a cabo en la televisión y en cambio, en el género chico (en cuanto a duración de los episodios sobre todo), apenas podemos salvar las agotadísimas y desgastadísimas The Big Bang Theory o Modern Family, por no remontarnos a las ya terminadas Friends, Fraser o, algo más reciente (y olvidándonos de sus altibajos), How I met your mother. Podríamos incluir aquí Transparent, pero tan solo por el ya mencionado tema de la duración, porque por cada carcajada te dan diez puñetazos en la boca del estómago.
Con Mozart in the Jungle pasa algo parecido con la etiqueta de la comedia. Es un producto entretenido y atractivo, original e interesante, pero si nos ponemos a contar las risas que te provoca, andaríamos escasos, por no hablar de que es bastante etérea o irregular en lo que nos cuentan. Te engancha, claro que te engancha, tiene varios personajes cuanto menos curiosos y el gran acierto es que el protagonismo de la orquesta de Nueva York nos acerca la música clásica.
En cuanto a trama, es complicado esbozar unas líneas generales. O más que complicado, demasiado fácil: la sinfónica de Nueva York decide renovarse y traer un nuevo conductor, Rodrigo (el mayor atractivo de la serie, de hecho, es Gael García Bernal), un maestro de origen latino que releva al clásico maestro Thomas (Malcom McDowell) y que pone patas arribas los métodos habituales con sus excentricidades. Al mismo tiempo, tenemos a Hailey (guapísima Lola Kirke), una joven instrumentista de oboe que quiere hacerse hueco con ese instrumento al que tanto adora, y que tiene su oportunidad en la Sinfónica, pero los nervios la traicionan y Rodrigo -después de echarla destempladamente- la requiere como ayudante personal para ir cogiendo experiencia (y todo porque le canta las cuarenta un poco por casualidad.
Vamos, que mucha trama no hay. Por una parte, Gloria (Bernadette Peters y su desagradable voz nasal) trata por todos los medios de recolectar fondos para sufragar la orquesta, que no pasa por sus mejores momentos, y para ello organiza diversas fiestas en las que las adineradas y pudientes clases altas neoyorquinas pujan en plan subastas tras alguna exhibición. Por otra parte, tenemos a algunos otros instrumentistas, como por ejemplo Cynthia (qué belleza la de Saffron Burrows), que toca el violoncelo y está liada con Thomas, además de tener problemas en una muñeca, por lo que empieza a automedicarse.
Más secundarios son Bob (Mark Blum), el representante del sindicato, encargado fundamentalmente de señalar la pausa para el obligatorio descanso; Betty (Debra Monk), la primera oboe y la típica bruja que no hace la vida precisamente sencilla a la nueva que llega y de la que piensa que sus méritos son más sexuales que musicales; Lizzie (Hannah Dunne), la compañera de piso de Hailey, un personaje un tanto forzado por aquello de sus orígenes burgueses sacados de la manga para una fiesta; Alex (Peter Vack), un bailarín que se enrolla con Hailey para que haya un cierto triángulo amoroso; o Anna Maria (Nora Arnezeder), la mujer de Rodrigo, una violinista que está loca de atar y que protagoniza los momentos más divertidos con sus perfomances y sus arrebatos de deseo o reivindicativos.
Añadamos alguna escena surrealista con la hipnosis de un divertido secundario, el pianista Winslow (Wallace Shawn, su vis cómica ya fue aprovechada en The Good Wife), otro episodio en la biblioteca en el que Rodrigo conversa con el propio Mozart, y algunas improvisadas actuaciones de la orquesta según los impulsos creativos del propio Rodrigo. El formato reducido, tanto en número de episodios como en duración, favorece mucho el producto, y de ahí su (algo exagerado) 8,2 en IMDB.
Más secundarios son Bob (Mark Blum), el representante del sindicato, encargado fundamentalmente de señalar la pausa para el obligatorio descanso; Betty (Debra Monk), la primera oboe y la típica bruja que no hace la vida precisamente sencilla a la nueva que llega y de la que piensa que sus méritos son más sexuales que musicales; Lizzie (Hannah Dunne), la compañera de piso de Hailey, un personaje un tanto forzado por aquello de sus orígenes burgueses sacados de la manga para una fiesta; Alex (Peter Vack), un bailarín que se enrolla con Hailey para que haya un cierto triángulo amoroso; o Anna Maria (Nora Arnezeder), la mujer de Rodrigo, una violinista que está loca de atar y que protagoniza los momentos más divertidos con sus perfomances y sus arrebatos de deseo o reivindicativos.
Añadamos alguna escena surrealista con la hipnosis de un divertido secundario, el pianista Winslow (Wallace Shawn, su vis cómica ya fue aprovechada en The Good Wife), otro episodio en la biblioteca en el que Rodrigo conversa con el propio Mozart, y algunas improvisadas actuaciones de la orquesta según los impulsos creativos del propio Rodrigo. El formato reducido, tanto en número de episodios como en duración, favorece mucho el producto, y de ahí su (algo exagerado) 8,2 en IMDB.
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