(BBC. 13 episodios: 27/03/2005 - 19/06/2005) |
Casi sin antecedentes ni explicaciones, esta serie se pone
en marcha y lo hace al ritmo cautivador de su sintonía. Tiene algo que engancha
pese a la simplicidad de la propuesta, que casi al ser explicada pierde su
sentido: se trata de las aventuras del Doctor (¿el doctor quién, preguntan casi
todos sus interlocutores, y yo respondo que es ¡¡¡Matt!!!, el de The Leftovers,
ese cura con flequillo de pederasta que aquí rezuma sonrisas joviales y parece
otro, Christopher Eccleston), un extraterrestre con forma humana que viaja por el tiempo y por el
espacio a bordo de su TARDIS (Time And Relative Dimensions In Space), una nave con forma de cabina telefónica de los
años en los que esta serie originalmente se desarrolló (1963-1989, ni más ni menos que veintipico años).
Hace falta bastante ingenio para cuadrar una actualización
de una serie a los gustos de hoy en día partiendo de una propuesta de hace casi
50 años. Ingenio y humor, que es el que demuestran con esos extraterrestres
mortíferos llamados Daleks. No tomarse mucho en serio, el ritmo dinámico y el
buen rollo que transmiten los personajes, de hecho, son las señas de identidad
de Doctor Who. Desde el primer momento en el que el Doctor y Rose Tyler (Billie Piper, irreconocible en su foto de IMDB, qué daño les hace a algunas la cirujía plástica...), la muchacha
“reclutada” por el Doctor tras salvarle la vida del ataque de los maniquíes de
plástico, se cogen de la mano para iniciar una carrera, te subes al tren de la
propuesta de pasar un rato entretenido.
Esa pareja que trasciende lo romántico y casi lo amistoso es
una constante. Pueden añadirse novios pesados e insoportables pese al
arrepentimiento final como Mickey (o
Rickey, como le llama el Doctor, y lo cierto es que su único momento decente en
la temporada es cuando le suplanta uno de esos extraterrestres de plástico),
madres sobreprotectoras y vulgares como Jackie, aventureros temporales como el Capitán Jack (imponente su puesta de entrada
bajo el bombardeo londinense de los nazis) o enemigos pedorros como los Slitheen,
que al fin y al cabo solo quedan ellos, y la TARDIS, por supuesto. La lástima
es que este Doctor es sustituido en el emotivo episodio final, a ver qué tal David Tennant.
Billie Piper transmite mucho y algunas historias (en la que cambia el curso de la historia al salvar a su padre, o cuando asisten al final de la Tierra, la invasión extraterrestre de los pedorros, la de la tele rigiendo el destino de la humanidad en el futuro...) o
personajes tienen encanto, como el Charles Dickens que se encuentran en
Cardiff, algún alien en forma de árbol o similares. No se toman muy en serio y
lo importante es que al Doctor le cuesta perder su sonrisa. ¿No es motivo
suficiente ese como para dejarte atrapar por sus caóticas aventuras?
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