(HBO. Temporada 1: 30/06/2014 - 08/09/2014) |
Contiene spoilers
Todas las dudas que me dejó el estreno, se redoblaron en el segundo episodio: ¿qué coño estaba pasando y por qué me estaban calentando tanto la cabeza con tanta pregunta sin respuesta? Pocas veces me ha desesperado más una serie y he sufrido más tentación de dejarla. Sin ir más lejos, hasta mediados del capítulo 3, cuando Matt (estupendo Christopher Eccleston) tiene ese sueño después de pasarlas canutas, estuve con el mando a punto de darle al STOP. Apenas me frenaba esa intro tan sugerente y esa música que te metía más en situación que el desbarajuste de personajes con agujeros por todas partes.
Pero por suerte aguanté ese inicio tan arriesgado y si bien las preguntas nunca han encontrado respuestas, el planteamiento es tan bueno que me he centrado sobre todo en ver The Leftovers como un drama en el que había que plantearse cómo podría ser la reacción humana ante un hecho tan inexplicable como que el 2% de la población de repente desaparece de la faz de la tierra. Más allá de si los perros, de si Dean, el memo de los carrillos acolchados por dentro (Michael Gaston, también apareció en Fringe), existe o es producto de la imaginación de Kevin, que está peor que su padre encerrado en el manicomio, o de qué vio Liv Tyler para querer interpretar a la anodina Meg, lo que cuenta es verlo como un poderosísimo ejercicio hipotético y meterte en la piel de unos seres que están rodeados de incomprensión.
En el fondo, no deja de ser una metáfora de la vida. Pertenecemos a un mundo en el que sólo conocemos la certeza de la muerte y cada uno lidia como puede con una existencia que muchas veces no tiene sentido. Nacemos, crecemos, puede que nos multipliquemos, pero todo por qué. Añade a ese cóctel que el sinsentido se acrecienta por razones inexplicables y unos desaparecen y otros permanecen. ¿Por qué? ¿Existe Dios? ¿Existe esperanza?
Hay capítulos maravillosos y personajes como el de Nora más maravillosos aún. Los tres últimos episodios son para enmarcar, empezando por un Cairo en el que todo se desencadena, pasando por un The Garveys are the best en el que todo el metraje es un flashback con un final demoledor, y acabando por The prodigal son returns en el que se cierra una temporada de manera magistral y te lleva a desear que no hubiera una segunda temporada o, cuanto menos, que los personajes principales que conocemos dejen paso a otros con sus propios problemas y situaciones. No me gustaría que ese halo de esperanza proyectado fuera un espejismo después de haber sufrido tanto.
Personaje por personaje, el protagonista indiscutible es Kevin. Indiscutible pero discutido, al menos para mí, sobre todo conociendo que su insatisfacción partía de antes del 14 de octubre de hace tres años. Ese inconformismo o esa incapacidad para ser feliz corrompe todo lo que le rodea, sobre todo a su hija Jill, aunque esta parezca inmune a esa incapacidad paterna de comunicarse o de amar. Pese a todo, mantiene una integridad que le lleva a ser casi el único defensor de los Remanentes, a quienes casi todo el mundo quiere linchar (y después de la última jugarreta ni te cuento). Y luego está el tema de su insomnio, sonambulismo o trastorno de personalidad casi heredado de su padre (aparece poco Kevin Garvey Senior, pero nunca me ha gustado más Scott Glenn)...
Laurie es un personaje mucho más complejo y el trabajo de Brenneman es de enmarcar. Es el adalid aparentemente de la secta de los Remanentes; es mucho más estricta que la líder, Patti (Ann Dowd es de lo mejorcito del reparto, se come a quien haga falta en cada aparición en pantalla), que le da un día de permiso para hablar y no se concede el lujo de romper ese silencio hasta que profiere ese desgarrador Jill cuando ve aparecer a Kevin en el incendio. Al ver el flashback, algo andaba mal en ella aparte de un matrimonio tambaleante. Al perder al niño que llevaba en su tripa parece que desconecta de toda esperanza, aunque siempre le queda una pizca de preocupación por sus hijos, algo que le conecta de algún modo con las ganas de vivir.
Jill es otro personaje que con su flashback me ha ganado. Verla reír ha sido casi tan impactante como oír a Laurie. Era una niña jovial con ganas de enseñar sus brackets constantemente. Muy unida a hermanastro Tom, cuando hacen el corro de la mano y de pronto desaparecen los que se van, te quedas sin aliento, casi como ver que la mujer con la que se iba a acostar Kevin de pronto no está. Otro shock es verla aparecer en el edificio donde están los rarunos de blanco fumadores compulsivos. A Laurie no le hace nada de gracia.
El periplo de Tom es más extraño. Todo lo que tiene que ver con Wayne lo es. Puñetero Wayne. Puñetera Christine. Vaya cuando aparece la otra china. O cuando el Wayne empieza a cruzarse con Nora o con Kevin. Y el regalito de Christine a Tom antes de la intro del último episodio... Tom no me ha terminado de convencer tanto, pero es que esa trama argumental es de las más extrañas. Debemos entender que Wayne le concede el deseo a Kevin a tenor de lo que sucede después y que no era tan embustero como él mismo pensaba. Tom es otro que anda perdido y quién sabe si al regresar con su madre puede reencontrarse.
Nora es la joya. Vale que es una mujer rota y que sin embargo se aferra a unas rutinas, a un trabajo que no sé cómo soporta, pero cuando se la ve reír te das cuenta de que ese es el camino. Es la única que puede salvar a Kevin, aunque por el camino tiene que salvarse a sí misma. Tiene que dejar el juego de la pistola. Tiene que dejar de mantener el escenario de su casa como estaba antes de la desaparición. El regalillo de Christine parece como caído del cielo para ella y sugiere que el contenido de la carta que le escribe a Kevin sólo lo conoceremos los espectadores.
Más allá de las preguntas, pues, están unos personajes que conectan con el espectador. Hay momentos brutales en los que la violencia toma el protagonismo de una manera desmedida y, sin embargo, totalmente humana. Hay episodios que te dejan pegado a la pantalla. Hay demasiados motivos como para pensar que The Leftovers es una serie diferente que merece la pena ver y que está muy por encima de las valoraciones de IMDB (7,6) o Spoiler TV (6,4). Así que resiste si te pierdes por el camino y tienes la tentación de abandonar.
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