Cordeluna. Elia Barceló. Edebé (Col. Periscopio)

(352 páginas. 9,95€. Año de edición: 2011. 10ª)
Ni la extensión del libro ni las dos historias paralelas que se relatan deberían ser obstáculo para que esta novela no sea entendida y disfrutada, siempre y cuando aceptes la conjunción entre fantasía e historia, requisitos que deberían ser indisolubles a la literatura juvenil, puesto que se trata de estimular la imaginación y potenciar el hábito de la lectura. Quizás conseguiríamos más fomento lector presentando una historia como esta en la que el Cid es un actor secundario, que obcecándonos en que sea leído el Poema de Mío Cid en 3º de la ESO. Como bien se recalca a lo largo de la obra, entre nosotros y la época de Rodrigo Díaz de Vivar han pasado mil años y en adolescentes, y si ya diez años parece un mundo infranqueable sólo apto para reliquias que desestimar, no sé qué pueden pensar de tantísimos años antes (y que nadie entienda esto como una apología de la no necesidad de la historia), con lo que en este acercamiento a la obra tan temprano no tiene por qué ser por vía directa.

Aparte del interés que suscitan las dos historias (paralelas en un principio, luego perpendiculares) y de un más que notable desarrollo de sus personajes, el extra que a mi gusto le proporciona este libro es el acercamiento a la época medieval, tanto a algún aspecto histórico mencionado (el vasallaje, los movimientos de la nobleza, las fiestas religiosas, los cortejos...), como al mismo Cantar del Mío Cid, ya que el inicio de la parte histórica coincide con el destierro del Cid, y es como estar viviendo desde otra perspectiva el inicio del Cantar de Gesta más importante de España, como si el propio Cid, Álvar Fáñez o Minaya, al estar mezclándose con otros protagonistas, adquirieran un relieve especial.

Como suele pasar en estas novelas con doble trama, una se impone a la otra, aunque en este caso no llega al extremo de que nos sobre la del presente, por más que la grabación del documental sobre el Cid o los ensayos para representar una obra de teatro esté un poco pillado. De todos modos, la confluencia de las dos tramas está bien conseguida y cada personaje del presente, al tener su correlación con otro del pasado, crea parejas que se desdoblan y que facilitan la comprensión: Sergio-Sancho, Gloria-Guiomar, Bárbara-Brianda (hasta las iniciales facilitan el reconocimiento); pero también los secundarios: Andrés-Laín, Quique-padre Juan, Tina-Régula, Sibila-Bibianca. Si bien rechina en ocasiones la manera de solaparse ambos espíritus (como cuando Sergio se arrodillla y besa la mano de Gloria), el marco de la ficción (ese ensayo para meterse en el pellejo de la gente de aquella época), contribuye a que se puede soportar mejor.

Vale que una división en capítulos hubiera facilitado la lectura en vez de la separación con asteriscos, pero al margen de eso, el léxico está muy conseguido, la acción fluye con dinamismo (en un principio la romántica, luego entra en juego el componente mágico) y, como he dicho antes, los personajes resultan creíbles (sobre todo los del pasado). A los personajes antes mencionados habría que añadir el mago negro Ludovico (el más negro de todos, por sus pactos con los demonios y el trato que le impone a Brianda) o la espada mágica Cordeluna, que puede ser considerada como una más dentro de la extensa nómina del libro, en el que resalta también la ubicación geográfica de Burgos. 

Los símbolos como los emblemas engastados uniendo las iniciales G y S, el serbal, las piedras en la talla de la Virgen de las Piedras, el retablo con las imágenes de la trágica historia entre Guiomar y Sancho son detalles en general muy bien explicados e introducidos, con lo que el Premio Edebé parece más que justificado, como lo es la recomendación para 3º de la ESO. De momento, las opiniones de mis alumnos han sido bastante favorables.

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