Paquita Salas. Temporada 3

(Netflix. 6 capítulos: 28/06/2019)
¡Ay, Paquita! Cómo hemos echado de menos la canción de la sintonía original, en cualquiera de sus dos versiones (al contrario que la no presencia de Mariona). Por suerte, Netflix nos auxilia con su maravillosa opción de saltarse la intro y adiós a Isabel Pantoja (este aviso es un spoiler que se debería agradecerme de antemano).

Creo que el principal problema de esta serie es disasociarla de los tan manidos y cacareados Javis. Si lo consigues, y te centras en el eje y motor de esta pequeña gamberrada que no deja de ser esta serie, disfrutas mucho más de ese personaje anclado en otra época, pero fiel a sus principios y a sus amigas.

Hasta el tercer capítulo, por ejemplo, empiezas a pensar que estos dos chicos son más producto de marketing que de otra cosa, con un par de llamativos aciertos como la primera temporada de la propia Paquita y esa extraña obra de teatro y peli, La llamada. Se pierden los signos de identidad, como en el primer episodio, que no sigue el formato del falso documental (que ya no funciona tan bien como al principio, todo hay que decirlo), ya no hay chispazos que provoquen carcajadas y hay hasta riesgo de parecer redundante.

Vemos algo que nos remite a otros episodios ya vistos, como el fabuloso episodio inicial en el que descubríamos a Paquita Salas (estupendo como siempre Brays Efe), su fobia por el spam, a Magüi y su enternecedora torpeza y a una de sus representadas que había dejado de serlo, Maca (hermana de uno de los Javis), que se interpretaba a sí misma (sí, de lo más interesante en todo momento es ese juego especular de realidad y ficción, de referencias televisivas y esos cameos a lo Extras, pero en versión española, y no lo digo solamente por el cameo de Cayetana Guillén Cuervo tras la gala de los Goya).

Más allá del aliciente o cotilleo de si el casoplón del novio de Maca es realmente la del cantante de Leiva, no se nos añade demasiado para la trama, además de que Paquita ha vuelto a recuperar el interés por su profesión. Macarena no volverá a irse con ella pese a su enésima demostración de preocupación, y en el segundo episodio ni siquiera la reaparición de Lidia San José grabando un corto para Julián López haciendo de Pablo G. Maura, el hijo de Carmen Maura, nos devuelve a las esencias. Ni una carcajada y la sensación de que no se puede vivir siempre de la improvisación.

Con el regreso de Magüi, ahora Malu (sin tilde, no confundir con la nueva novia de Rivera) como le pide su nueva jefa en B-Fashion, Bárbara Valiente (Terelu Campos, cuyo mejor momento es cuando recibe el bofetón de Paquita), retomamos uno de los puntos fuertes de esta serie, que es esa vergüenza ajena que te provocan determinadas actitudes o comportamientos. El eterno papel de Belén Cuesta parece casi una segunda piel, y ver cómo la tratan esas arpías que la rodean y lo poco que le pega nos acerca más a lo que fue la primera temporada. Aunque decirlo sin que esté presente Paquita se hace un poco extraño.

Mejor es cuando los ingredientes por fin aparecen juntos. Todo lo desvaído que estaba pareciéndome (y seguirá dando esa impresión) se atenúa con los momentos de la prima, Belén de Lucas (Anna Castillo), que habíamos dejado un poco abandonada cuando decidió dejar la interpretación para escribir sus propias historias. Imagino que se podría tomar como reivindicación de los autores su momento con Irene Escolar haciendo de sí misma en su versión más pedante y profunda (curioso interpretar la versión que una parte del sector tiene de ti) y que la hace dudar de si su aparente frivolidad no será suficiente, algo que le recordará el profesor Emilio Aragón.

Así que cuando ya se podía buscar munición para cargar las tintas sobre la aparente falta de talento y el exceso de notoriedad de los Javis, le dan la vuelta a la tortilla con los tres últimos episodios, que a su manera, de esa manera casi a trompicones y sin aparente coherencia o continuidad, cierran de manera hasta casi poética el arco de Paquita y sus representadas:

El fracaso del corto de Lidia se compensa con la fatalidad del vídeo viral de Belinda Washington haciéndose un dedo que en principio estaba destinado a un guardia civil que había encontrado en Tinder. Pese a que los métodos de Noemí Argüelles (¿Yolanda Ramos estará tan loca como parece?) nunca parecen muy limpios, ese boom de fama ya perdida de la ex presentadora, aunque accidental, se hace viral y consigue los followers que esta peculiar community manager de la nueva PS pretendía para Paquita.

Volvemos a Navarrete para enterrar a la madre de Paquita con todo el asunto del dedo de Belinda candente y nos reencontramos con Clara (Claudia Traisac, que a su vez viene acompañada de su marido, Josh Hutcherson en un papelito residual), trasunto de Anna Allen, la actriz que se inventó una carrera en Hollywood y que rizará el rizo interpretando a Susana, la que hará de Clara en la peli de Belén sobre la tumultuosa vida de Clara.

Por fin se recogen los hilos sueltos y veremos algo más que numerosos y casi siempre anecdóticos cameos de famosos (Úrsula Corberó, la Bien Querida, Julio Médem, Mario Vaquerizo...) o pseudofamosos (hay por lo visto muchos triunfitos) y todo el bagaje acumulado en la caída de la agencia de Paquita suma para conformar un éxito clamoroso para sus representadas con la peli de Belén, en la que también sale Lidia San José. 

Al mismo tiempo, los Javis incluso consiguen transmitir un mensaje para esa sociedad tan superficial y voraz como la nuestra, cuya prensa rosa se nutre en muchas ocasiones de errores y caídas que son aprovechadas para machacar, dilapidar o pisotear, y se le da la oportunidad a Clara/Allen a pedir perdón por su error y reclamar una segunda oportunidad. Una segunda oportunidad que parece que se le concede a Paquita y, por extensión, a su Magüi. Se merecen su paseo final por la calle Fuencarral (en obras...) juntas del brazo después de todas las vueltas dadas.

Quizá un pelín ñoño, pero muy apropiado para todos los seguidores de esa Paquita a quien ha dado vida Juan Echanove (mientras que a Magüi la interpreta Aura Garrido, como la propia Paquita apunta en una divertida protesta), aunque no se aproveche para explicar el motivo de que un hombre interprete a una mujer (es de suponer que para la controversia entre los distintos sexos y sus distintos roles).

Tampoco vayamos mucho más allá a la hora de buscar lecturas o defensas del colectivo gay, o segundas y sesudas lecturas que no casan demasiado con el espíritu de esta serie cimentada en un personaje equívoco, glotón y dado a las explosiones de ira con muy buen corazón. Lo mejor es algo de lo que adolecen muchas otras series españolas: su breve duración, algo que favorece su visionado de un atracón.

Comentarios

Marian ha dicho que…
Hace unos días empecé a ver Paquita Salas (gracias a ti, porque la verdad la había visto anunciada en Netflix, pero no sé porqué pensaba en otra cosa, pensaba que sería de peor calidad. Te puedo decir que he visto las tres temporadas casi de un tirón (en tres días).
Me ha gustado mucho, me ha sorprendido muy gratamente. La serie me ha parecido muy divertida (el personaje de Paquita es genial), y también con un lado tierno y entrañable. ¿Sabes si habrá cuarta temporada? ¿O ya ha terminado?

Otra cosa: la canción "Ayyy Paquita" de la primera temporada me encantaba, la cantaba a todas horas, jaja, y me defraudó tanto escuchar que en la segunda ya no era lo mismo... (y la versión Pantojil..., uffff, nada que ver).
¡A ver si soy capaz de acertar con los captchas!!!
Besos
Juliiiii ha dicho que…
Me alegra que te haya gustado Paquita. Ella sola justifica la serie, verdad. De la 4ª temporada aún solo hay rumores, porque Netflix suele gustar de series de tres temporadas, aunque veremos.
Completamente de acuerdo con tu apunte de la canción del inicio y lo de los captchas de verdad que me tiene completamente desmoralizado porque tengo la opción desactivada y me desobedece y no sé qué hacer (a mí también me parecen tediosos).
Marian ha dicho que…
Bueno, no pasa nada. A veces con blogger ocurren cosas raras. La verdad es que en otros blogs, cuando me encuentro con ellos al ir a dejar comentario, suelo abandonar, paso directamente. Pero En tu blog, como me gusta mucho leerte y vengo por aquí a menudo, aunque tarde un poco más, seguiré dejándote mis opiniones
Juliiiii ha dicho que…
Hablando de cosas raras, Marian, y no sé si me leerás ya a estas alturas aquí, me es imposible comentar tu entrada de Murakami... (y muchas gracias por no rendirte con los malditos catchaps)