The Defenders. Temporada 1

(Netflix. 8 episodios: 18/08/2017)
Vale que la famosa recurrencia o conectividad entre los diferentes superhéroes marvel sea una de las características más acusadas y particulares, y vale que consigue crear un universo autónomo y cerrado muy propio, pero eso exige un seguimiento demasiado exigente por momentos. He seguido las series Daredevil y Jessica Jones, pero las de Luke Cage y Iron Fist me dieron pereza, con lo que el seguimiento de estos dos personajes me queda más distante.

Puede que una serie reuniendo esos personajes que han ido poblando la parrilla televisiva sea un método de afiliar espectadores, pero también consigue un efecto opuesto: tantos productos resienten la calidad final, no sólo porque exige un desarrollo a cuatro personajes distintos (más los respectivos secundarios y el villano de turno), sino porque incluso el maná del cómic tiene sus límites. Eso más que otra cosa es lo que transmite esta serie, un peligroso agotamiento.

Contiene spoilers

Porque realmente, si te paras a pensar, detrás de la Mano, esa organización clandestina poderosa y oculta que subyace latentemente, detrás de sus no esclarecidos planes más allá de haber traído a Black Sky y destruir Nueva York, no hay nada más. Hay un héroe a lo Bruce Wayne o Arrow, Danny Rand (Finn Jones, sir Loras en GoT), un joven heredero rico que ha estado entrenándose para ser Iron Fist, cuyas repercusiones me quedan lejos, igual que esa ciudad legendaria y mística ya destruida, K'un-Lun, que llega a Nueva York con su amiga-amante-quién sabe Colleen Wing (Jessica Henwick, la casi inédita Nymeria también en GoT, por eso su cara no me sonaba tanto).

Tenemos a Luke Cage (Mike Colter), autodenominado el defensor de Harlem, que está con Claire Temple (Rosario Dawson, que pasa de un superhéroe a otro y tiro porque me toca) y tiene la estima de la detective Misty Knight (la voluptuosa Simone Missick). Y por parte de Matt Murdock, sus secundarios Foggy Nelson y Karen Page; y Jessica Jones con Trish Walker y Malcom, más alguno más que se me olvide.

Cada personaje, pues, arrastra sus tramas de sus respectivas series, y aunque se hace el esfuerzo de desarrollar a todos por igual, el carisma de unos y otros es bastante desigual. Por mucho que visualmente se nos trate de caracterizar a cada uno vinculándolo a un color (Matt/Daredevil con el rojo, Iron Fist con el verde, Luke con el amarillo y Jessica creo que  con el azul), tantos frentes abiertos debilita el conjunto. No sentimos del mismo modo esa lucha interna de nuestro abogado por evitar al diablo de Hell's Kitchen, queremos más exabruptos cínicos de Jessica, y Luke y Danny me son más bien indiferentes.

Uno de los puntos fuertes reside en la principal villana, Alexandra, ni más ni menos que Sigourney Weaver, la líder de la Mano, de no se sabe cuántos años, aunque ahora está con un cáncer avanzado y poca cuerda por delante. Lástima que casi siempre amague más que otra cosa, y su amenaza no termine de cuajar en algo convincente más allá de un terremoto en los primeros episodios. Porque su obra culminante, regresar de la muerte a Elektra (Elodie Yung) y rebautizarla como Black Sky, no parece un arma de destrucción masiva por más artes marciales que sepa y más fuerza y rapidez tenga.

Por eso los otros "dedos" de la Mano se inquietan bastante: la sibilina Madame Gao, el mortífero Murakami y los más secundarios Sowande y Bakuto. Todos muy poderosos ellos, muy temibles, pero bah. Stick (que también aparece) le rebana la cabeza a uno y no pasa nada. E incluso la sorprendente muerte de Alexandra antes del final no oculta lo que realmente pasa: que no pasa nada más allá de la tan cacareada lucha entre el bien, representado por esa conjunción de disfuncionales héroes, y el mal.

No digo que no sea entretenido, ni que las escenas de lucha no estén mal, pero es poco bagaje y sí demasiado riesgo. Sigo pensando que cada uno por su lado estaría mejor, y sin necesidad de recurrir a series particulares. Iron Fist es, de lejos, el personaje más endeble y más absurdo, y Luke no pasa de mero secundario, no le da para protagonista. Salva la papeleta la lengua indomable de Jessica y que Matt resulta entrañable, aunque incluso él corre el riesgo de quemarse, con sus secundarios ya un poco cansinos. Su "resurrección" final a nadie le sorprende, desde luego.

Habrá que darle una vuelta mejor a estos superhéroes, quienes necesitan de una némesis que esté a su altura: bien Wilson Fisk (y su presunta escalada para acabar siendo Kingpin), bien quien sea, pero ojito que la gallina de los huevos de oro cada vez tiene más problemas para salir adelante.

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