The People v. O.J. Simpson: American Crime Story

(FX. 10 capítulos: 02/02/16 - 05/04/16)
Nunca vino tan a propósito aquella frase de que la realidad supera la ficción. Ya han pasado años (¡más de 20!) desde aquel juicio tan sonado a un personaje mediático de EEUU: O. J. Simpson, que quedó absuelto pese a la consideración generalizada de que asesinó a su esposa (y a su amigo o amante). Tristemente, los años 90 empiezan a verse lejanos desde el retrovisor, así que los sucesos más destacados de aquella época (para algunos todavía reciente) son susceptibles de revisarse aunque sea ficcionalmente.

Lo casi increíble es identificar el nombre del director del proyecto: Ryan Murphy, el mismo que firma American Horror Story, que si se  caracteriza por algo, es por el exceso en todos los aspectos. Aquí, en cambio, prima el enfoque realista, cercano por momentos al documental (aunque es cierto que hay detalles casi irónicos que le delatan, como los minutos para las Kardashian).

Lo que más destaca de esta producción televisiva es su tremenda factura. Empezando por un amplio y estelar reparto y acabando por el cuidado de cada detalle. La documentación es exhaustiva y el enfoque muy interesante, tanto por el lado de la defensa del ex deportista, como por parte de la fiscalía. Todo es desmenuzado con detalle, y presentado de una manera muy organizada, de manera cronológica, desde el momento en que Orenthal James Simpson (excepcional Cuba Gooding Jr., empezando por la voz, tan semejante a la original, o tan distinta a la suya propia de otras actuaciones, y terminando por cada gesto) sale del lugar de los hechos hasta la limusina que le espera para coger un vuelo.

De inmediato se pone en marcha la maquinaria policial. Y de inmediato empiezas a reconocer caras conocidas que no terminas de ubicar: los detectives Tom Lange (Chris Bauer, True Blood, el pasmarote de Andy Belleflour), Phillip Van Atter (Michael McGrady, en Ray Donovan entre otras) y el más relevante (tristemente relevante) Mark Furhman (Steven Pasquale, al igual que Bauer y alguno más no dejaba de sonarme, y veo en IMDB de dónde provenía mi reconocimiento: The Good Wife, Johnny Elfman).

Incluso secundarios poco relevantes tienen cara reconocible: Linell, la mujer de Shapiro, es Cheryl Ladd (Los ángeles de Charlie)Al Cowlings, amigo de O.J., con quien emprende esa delirante persecución policial por las carreteras angelinas mientras O.J. amenazaba con dispararse, es Malcolm-Jamal Warner (La hora de Bill Cosby); o Faye Resnick, una de las amigas de la asesinada Nicole Brown Simpson, ni más ni menos que Connie Britton (American Horror Story). Lo mejor de todo es la caracterización de todos ellos, como puede verse en el mostacho de Fred Goldman (Joseph Siravo), el padre del otro asesinado, Ronald Goldman.

A todo esto, aunque casi todo el mundo sabe el final, por si acaso voy anunciando que pueden aparecer spoilers...

Ya he dicho que casi se radiografía el caso más mediático de la historia de la televisión, como correspondía a la notoriedad de un héroe americano, el exitoso futbolista O.J., también conocido por ser actor (Aterriza como puedas). A pesar de su tendencia a la ira y a la rabia, O.J. es capaz de demostrar exquisita educación y cortesía casi siempre, por lo que esta dualidad tan interesante, unido a la indulgencia que se le muestra a un famoso, son rasgos que llaman la atención desde el principio, junto con el problema racial de los EEUU, uno de los puntos fundamentales en el juicio.

Casi en vez de hablar de la trama, como digo bien llevada a lo largo de los 8 meses del juicio, es mejor hablar de nombres: por parte de la defensa, destaca la siempre estupenda Sarah Paulson (American Horror Story), que encabeza la acusación: su Marcia Clark es una mujer divorciada que lucha por la custodia de sus dos hijos y que conjuga su maternidad con su trabajo como fiscal. Aparte de lo anecdótico de sus rizos iniciales que luego alisará en parte por el eco acusador de la prensa, se trata de una mujer con sólidas convicciones, inteligente y con sentido del humor. Su estrecha relación con su compañero Christopher Darden (Sterling K. Brown), también currante e íntegro, roza el romance. Darden se añade a la fiscalía a posteriori, para neutralizar la carta del racismo  que denuncia la defensa, y para cubrir la baja de su otro compañero Bill Hodgman (Christian Clemenson), al que le da un chungo por culpa de la presión mediática. El fiscal jefe, Gil Garceti (Bruce Greenwood, Star Trek) a punto de postularse para alcalde, no gana para disgustos pese a que sus dos fiscales son abnegados trabajadores.

Por parte de la defensa, se reúne lo más granado de la abogacía de L.A.: empezando por Robert Shapiro (John Travolta, pese a su cara botoxizada, borda su papel de ególatra narcisista que se sabe todas las triquiñuelas, no en vano gracias a él se produce la dramatización de O.J. probándose el guante que no encaja en su mano) y siguiendo por  el cínico y despreciable Johnnie Cochran (Courtney B. Vance), un defensor de los derechos de los negros que no se da cuenta, como le espeta Darden al final, de que no ha ayudado nada a su comunidad, sino que ha salvado de la cárcel a un rico. A su tono agresivo y de tintes evangélicos le suma latiguillos pegadizos ("If it doesn't fit, you must acquit", si no se ajusta, se debe absolver) o, directamente, apela a símbolos de la negritud, como el del black power dirigido a la mayoría de los miembros del jurado, pues no en vano 1o de los 12 son afroamericanos.

Otro que está soberbio y es toda una sorpresa, pues le conocíamos como Ross Geller, es David Schwimmer, que caracteriza de manera fenomenal al íntegro Robert Kardashian. Se trata de un personaje de gran interés porque fluctúa de un apoyo incondicional a su amigo O.J., a tener terribles dudas sobre su inocencia. Lo anecdótico es que es ni más ni menos padre de la saga televisiva que ignoró sus sabios consejos de anteponer el ser buenas personas a la fama. F. Lee Bailey (Nathan Lane, The Good Wife, Modern Family...), amigo de Shapiro que no dudará en posicionarse del lado de Cochran para ganar protagonismo, Alan Dershowitz (Evan Handler, otro al que me costó ubicar, pues con pelo no había quien lo vinculase a Charlie Runkle de Californication) y Barry Scheck (Rob Morrow, Doctor en Alaska) completan el que fue llamado "Dream Team".

Por último, el Juez Lance Ito (Kenneth Choi) es un ejemplo más de calco del original (un tanto pusilánime y egocéntrico); los miembros del jurado, encerrados todos esos meses en un hotel, tienen su propio capítulo (el 8, A jury in jail), que prefigurará el hecho de que la decisión del jurado tardara lo que tardó (el cartel con "Day 1" fue de lo más tramposo). Ese polémico veredicto que alegró a la población negra e indignó a la población blanca (se ve genial cómo los disturbios raciales del 92 no estaban cicatrizados) viene como fruto, por lo que se ve, de la acertada estrategia de la glamurosa defensa al cargar las tintas en los agravios raciales, pero también por un par de errores de la defensa, como lo del numerito del guante y perseverar en que Furhman declarara, pese a que era un nazi y fuera fácil demostrar que había utilizado la palabra que empieza por 'n'.

En definitiva, se trata de una serie más que recomendable de la cual solo se puede dudar en un aspecto: si apegándose tanto a la realidad, el producto de ficción tiene mérito o no, un poco como le puede suceder a The Crown. A la vista está, para mi gusto, que sí lo tiene.

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