Game of Thrones. S06E04. The book of the stranger

(16/05/16)
Para ser originales... Contiene spoilers

Por cuarta vez consecutiva, abrimos las hostilidades en Castle Black. Está claro que uno de los ejes fundamentales es Jon Snow, más allá, pensamos, de que haya sido revivido por Melisandre, más allá del hecho sobrenatural y sobrecogedor de que haya resucitado. Podemos creer que es un tema referente al trono de hierro, aunque también hay que inclinarse a tener en consideración a los Caminantes Blancos.

El tema principal, no obstante, del capítulo, es la búsqueda del sentido de la existencia. O la importancia del destino. Como mínimo aparece en dos ocasiones la pregunta de qué es lo que quieres hacer. Se la hacen a Jon, se la hace Yara  a Theon, y es válida para Danaerys. Nada está escrito, cualquier cosa que se decida marcará el futuro de Westeros o, en términos menos grandilocuentes, el devenir de las vidas de todos estos seres que pueblan GoT.

Es normal que Jon aparezca confundido y temeroso. Ha muerto a manos de los suyos y haciendo lo que creía correcto. Cualquier ser humano tendría una reacción similar: "sálvese quien pueda", pondré tierra de por medio, adiós muy buenas, allá os quedéis, cabrones del averno. Que una bruja roja le otorga un reinado de su dios de la luz le trae sin cuidado, así como las obligaciones de la Guardia a la que ya no pertenece. Es humano querer abandonar la lucha porque ya no tiene sentido.

Pero...

Pero aparece Sansa. Aparece su hermana. Y el diálogo entre los dos Stark (o semi Stark uno) es una maravilla de cercanía y realismo. Jon y Sansa han pasado tantas cosas a lo largo de estos creo que seis años, que lo que antes era desconfianza y resquemor, ahora es unión sin trabas, confianza ciega el uno en el otro. "Forgive me", le pide ella; y él reconoce que no era (ni es) la alegría de la huerta. Y hay que aplaudir a la otrora pusilánime pelirroja, que es la que trata de infundir fuego en el corazón helado de Snow. No puede dejar que los Bolton usurpen Winterfell y se autoproclamen guardianes del Norte. No puede ser. Nos emocionamos con el "¿Adónde iremos?" y soñamos con los futuros pasos que darán. Yo veo a Sansa reinando en el Norte mientras Jon sigue bajando hacia Kingslanding.

Parece que habrá apoyo por parte de Nido de las Águilas porque Petyr Baelish está al tanto de los últimos acontecimientos. Uno de los mejores urdidores de tramas de todo Poniente maneja a su antojo al endeble Robin Arryn y por fin esta neutral y acobardada parte de los Siete Reinos se pondrá en marcha, y contra el indeseable de Ramsey, que añade otra muesca en su lista de víctimas: la indómita Osha no consigue engañar a este endemoniado cabronazo, que manda una carta incendiaria a Jon, y que debería hacer que el corazón recientemente muerto de este hombre se sublevase y se lanzase en armas contra él. No es el único al que se le remueven los sentimientos, ya que Tormund parece haberse quedado prendado de Brienne. Genial la escena de las miradas entre ambos durante la comida, que no pasan desapercibidas para Edd, uno de los grandes formuladores de preguntas, junto a Davos, que recibe una respuesta dolorosa por parte de la formidable espada de Sansa. 

En el este, Tyrion juega sus cartas para sofocar la rebelión de los Hijos de la Arpía. Aunque Gusano Gris y Missandei se sublevan por las concesiones que plantea a los esclavistas, la inteligencia de uno de nuestros personajes favoritos no puede ser sino aplaudida. Y más ahora que Daenerys da un puñetazo en la mesa en su trama, un tanto decaída en estos primeros episodios. Pero me dejo lo mejor para el final.

Vayamos primero a Kingslanding. Estupendas escenas, llenas de fuerza, para Margaery, un tanto olvidada hasta ahora. El Gorrión Supremo le concede la "merced" de visitar a Loras, que como buen hombre que es, se muestra derrotado ante el maltrato psicológico recibido por parte de la Fe Suprema. La entereza de la reina queda en nada ante el sollozo roto de esta gran espada de Poniente, que no puede más. Así que la solución tendrá que venir desde fuera. Y parece que la proponen (y se la aceptan) Cersei y Jaime, que consiguen poner a su favor a lady Olenna y a su tío Kevan. Por fin se dan cuenta de que el enemigo está fuera y se alía con los menesterosos, esgrimiendo razones religiosas, ese libro del extranjero que cita el Gorrión Supremo y que finaliza Margaery. Podemos aplicarlo al tema central antes referido: ¿qué opción puede abrazar el ser humano cuando se siente perdido? La fe, por supuesto... La otra es la que se avecina tanto para Ramsey como en Kingslanding: la sangre.

Menos emocionante y más frío, más salino si se me permite, es el otro reencuentro entre hermanos: Yara recibe destempladamente a su hermano Theon, a quien no le admite concesiones hasta que este le confiesa que lo único que quiere es ayudarla a que consiga el trono de las Islas.

Y pasamos del frío al calor, al fuego, a la emoción de las llamas devorando cualquier duda. Reminiscencias evidentes al último episodio de la primera temporada, con nuestra Khaleesi emergiendo radiante, luminosa y desnuda de las llamas. Si entonces la jugada le sirvió para que nacieran los dragones, ahora la renacida es ella. La jugada maestra de Daenerys no es sino levantar la voz y rebelarse ante las propuestas de los dothraki, que subestiman a esta reina que es casi una diosa. No ha necesitado de sir Jorah ni de Daario, ni siquiera de sus dragones, para quitarse las cadenas de encima. Ella las rompe siempre. Sólo ha faltado que Drogon sobrevolara las llamas de la pira de Dosh Kaleen mientras el resto de dothraki se postraban ante los pies de esta imponente mujer que vuelve a opositar con fuerza para reclamar ese trono de hierro que derretirán sus dragones.

Inicio y final apoteósicos, pues, para este emocionante cuarto episodio que no da tregua con la intensidad de esta magnífica sexta temporada, aunque algunos se quejen de que falta la batuta en forma de pluma de George R.R. Martin (a quien yo he visto detrás en la conversación de Jon y Sansa, o no me ha costado imaginarme la conversación entre ambos hermanos en el sexto libro).

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