Chosen. Temporada 1

(Sony. 6 episodios: 17/01/2013)
Hay series cuya premisa suele ser dar siempre una vuelta de tuerca más a algo que parecía imposible de retorcer. Ir al más difícil todavía cueste lo que cueste. Y lo que suele  costar es la credibilidad o la verosimilitud. Aunque no he seguido demasiado las series que voy a citar, vendría a ser como 24, o Prision Break, o, ya en versión cinematográfica, como Buried. ¿La finalidad de los creadores? Apretar al espectador tanto que se olvide de que la realidad impediría unas situaciones así. Y si bien hay ocasiones en las que la tensión se logra de una manera tan perfecta que no te das cuenta de que las acciones que nos son narradas tendrían una implantación casi imposible en la realidad, eso suele pasar en contadas ocasiones (solo me viene a la cabeza Breaking Bad, o sus últimas temporadas, siempre exprimiendo lo que parecía inexprimible ya).

Con Chosen, cuyo formato me parece muy novedoso y ajustado a su naturaleza de vivir al límite (22 minutos en los que suele no sobrar ninguno, porque si no te produciría asfixia o algo parecido, al mantenerte sin respiración en casi todo momento), tenemos un planteamiento estupendo: un tío normal, Ian Mitchell, abogado de bastante éxito profesional pero no tanto personal (está separado de su mujer, Laura Mitchell), recibe un día una caja con una foto marcándole un objetivo e instándole a su eliminación en un plazo limitado de tiempo. O lo mata, o... 

Pronto averiguamos que se trata de una especie de juego macabro dirigido por no se sabe bien quién, pero con ramificaciones muy amplias, enraizadas en el seno de la misma policía. Pronto Ian descubrirá que no puede confiar en nadie y que está solo. Y no sólo eso, sino que además él mismo es el objetivo de alguien que a su vez tiene que eliminarle o si no perderá a alguno de sus seres más queridos.

Todo esto contado a un ritmo trepidante, con un cierto abuso de los planos cortos y nerviosos, acompasados a la agitación de los protagonistas (sobre todo de Ian). De momento parece que todo son bonanzas, pero pronto me empecé a desconectar. El problema de este tipo de series es que o empatizas y te metes en la piel de los personajes, o te cuestionas todo el entramado. Empiezas a ver los maquillajes y los decorados y al salirte de la situación te es imposible volver a entrar. Ya no hay vuelta atrás.

No sé si ha sido la actuación un tanto exagerada de Milo Ventimiglia (Invisibles, Gotham, Héroes...), un tipo innegablemente atractivo, pero de carisma más bien nulo, o quizás de dotes actorales más bien limitadas, o al menos esa fue mi impresión en la escena en la que se cura él solo la herida del brazo, con estúpidas interpelaciones a sí mismo y gestos sobreactuados. Y vale que no es culpa del actor, porque es una marca de la casa de la serie, que te trata de llevar al límite en todo momento y es como si pidiese a sus protagonistas a estar como improvisando en alguna escena que hasta se hace larga (como la del último episodio, con el objetivo, Daniel Easton (Diedrich Bader), en plan "déjame escapar, aunque no tenga ningún sentido pedírtelo porque eso supondrá que morirá tu hija"), con diálogos nada memorables sino directos y hasta esquemáticos, urgentes como el propio tempo narrativo.

No me he creído el drama de Ian, no me ha preocupado lo más mínimo que a la pequeña Ellie (Caitlin Carmichael, qué bien está creciendo, a todo esto...) le pasase algo, los demás personajes son tan pasajeros que tan pronto salen de pantalla te olvidas de ello, ha habido situaciones que eran callejones sin salida de los que se salía como mágicamente (como cuando de la grabación de vídeo del partido de fútbol de Ellie saca la identidad del que lo había grabado y va a por él, o como cuando llega hasta su hija, y ahí le paran los pies), el sicario mafioso latino Salmas Valverde (Noel Gugliemi) no ayuda en nada y ya digo que el último episodio (y algún otro, los 3, 4 y 5 son bastante intercambiables y prescindibles) se me hizo largo.

Eso sí, Laura, o más bien Nicky Whelan, a pesar de que tampoco pasará a la historia de las actuaciones (ni de las sobreactuaciones, ahí le gana Milo...), es una de las mujeres más impactantes y bonitas que he visto en mucho tiempo. Qué combinación de labios más sugerentes y ojos azules tan (me sale límpidos, pero no me voy a poner en plan pedante) perfectos... Por momentos tenía la impresión de que ella era la que me sacaba de situación, porque parece imposible que existan mujeres así. Ale. Modo babas off, y termino alabando, además, la escena final, que parece sugerir un final cerrado para la trama de los Michell, de una manera tan brillante como ese inicio con la escena que desencadena el largo flashback que ocupa desde el principio hasta el último episodio..

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