Festín de cuervos. George RR Martin. Gigamesh

(864 páginas. 28€. Año de edición: 2014)
De todos los volúmenes de la saga "Canción de hielo y fuego", esta cuarta entrega era la que menos me seducía, con diferencia. Casi todas las voces hablaban de un notable bajón de calidad, entre otros motivos por la interrupción de las tramas y los personajes principales (Tyrion, Daenerys, Jon, Davos...). Si añadimos que esta lectura va casi indisolublemente unida al visionado de la serie y gran parte de los acontecimientos te los conoces, prisas no había muchas.

Y si bien es cierto que el pulso decae con respecto a los tres libros anteriores, qué queréis que os diga, a mí me encanta cómo escribe el "Gordo Cabrón" (con mayúsculas, respect). Consigue mantener mi atención y mi interés en casi todo momento. Es raro el capítulo que no me incite a querer empezar otro más, sobre todo cuando cada uno supone visitar un distinto personaje (POV), al cual hemos dejado en cada parte con algo que te incite a saber de sus peripecias. Además, pensaba que introducían más secundarios porque sí, para alargar el chicle del éxito, pero todo tiene su sentido, ya que la intención final es abordar las consecuencias del juego de tronos en todo Poniente. Y Dorne o las Islas del Hierro pertenecen a él.

La complejidad es tal (al margen, como dije en mi reseña de Tormenta de espadas, de todo el entramado compositivo) que hay blogs donde te sugieren una guía de lectura de este libro y el posterior, Danza de dragones, para quien muchos fans conforman un todo conjunto (Cómo leer Festín de Cuervos) por aquello de la simultaneidad de los acontecimientos. El componente cronológico es el quid de la cuestión en este aspecto. Sin llegar a seguir las recomendaciones para la lectura conjunta de ambos libros por aquello de ahorrarte un par de spoilers (uno tiene que ver con Davos aunque sea de segunda mano), creo que es suficiente con saber que Festín de cuervos se inicia inmediatamente después de los hechos del libro tercero.

Más datos que hablan de esta complejidad: nos enfrentamos a 46 capítulos, narrados desde las perspectivas de 13 personajes: Pate, un novicio de la Ciudadela que cuida los cuervos del archimaestre Walgrave; Aeron Greyjoy, apodado "Pelomojado" y hermano del recientemente fallecido Balon Greyjoy; Areo Hotah, capitán de la Guardia Real del príncipe Doran Martell (y sí, hasta aquí nos encontramos con personajes nuevos, pero, repito, nos introducen las consecuencias de los efectos narrados con anterioridad en puntos distintos a los que hasta ahora habíamos conocido); Cersei Lannister, que no necesita presentación; Brienne de TarthSamwell Tarly; Arya Stark (también apodada "Gata de los canales" en un episodio); Jaime Lannister; Sansa Stark (más adelante con el sobrenombre de Alayne Piedra, identidad inventada por Meñique, quien se hará pasar por su padre); Asha Greyjoy (la hermana de Theon, a quien, si no me equivoco, vemos por última vez en Choque de reyes, cuando Ramsay le deja fuera de combate, así que lo que vemos desde la 3ª temporada -creo- que le sucede en su cautiverio debe de pertenecer al quinto libro); Arys Oakheart, escudo juramentado de la Guardia Real para defender a Myrcella en Dorne; Victarion Greyjoy, también hermano de Balon y aspirante al trono junto con Euron, Ojo de Cuervo; y Arianne Martell, princesa hija de Doran Martell.

Desembarco, islas del Hierro, Dorne, Aguasdulces (donde Brynden Tully, el Pez Negro, está asediado), Rocadragón (con el asedio de Loras, en el que será herido de gravedad) y Bastión de Tormentas indirectamente, Antigua o Bravos (donde está Arya, en su entrenamiento para ser Nadie, aquí bajo la tutela del llamado Hombre Bondadoso, quien le depara el mismo sino que en la serie) o el Valle de Arryn (aquí tenemos a Sansa) son algunos de los emplazamientos de la novela.

Habla muy bien de la composición narrativa que el libro empiece y termine en Antigua, con los mismos personajes, los novicios de la Ciudadela, Pate, Alleras el Esfinge y Leo Tyrell. Lo curioso es que en el prólogo Pate parece que muere en su encuentro con el llamado Alquimista, y Sam (a quien Jon ha mandado con Elí, su bebé y Aemon -quiere librarlo de los sacrificios de reyes de la Bruja Roja- para que se haga Maestre), reclamado por el archimaestre Marwyn, que sabía que llegaría (se le denomina el Mago), habla con este supuesto muerto, que remata el libro afirmando llamarse Pate, "como el porquerizo" (¿Jaqen H'ghar, como aventuran en el wikia de hielo y fuego?).

No sé si influido por la serie o porque sus personajes o su trama tiene menos fuerza que otras, pero lo que sucede en Dorne es lo más flojo del libro, junto con el viaje de Brienne (a quien se le une Pod de una manera más distinta que en la serie), en el que no ocurre prácticamente nada salvo al final, cuando se encuentra con Lady Corazón de Piedra, una de las sorpresas que pensaba que revelarían en la última temporada. Eso sí, también al final se revela el porqué de la actitud pasiva y sumisa del príncipe Doran, y que por lo visto para muchos lectores es un spoiler del quinto libro, así que no lo mencionaré salvo que había pactado casar a su hija Arianne ni más ni menos que con Viserys. Incluso en estas páginas un poco de relleno o sin la relevancia de otros pasajes, la maestría de Martin es abrumadora, con descripciones que te ayudan a imaginarte cualquier paisaje, ciudad o personaje secundario.

La trama de las Islas del Hierro, en cambio, ausente de momento en la versión televisiva, sí que me ha enganchado más, y eso que también ha contado con alternancia de POV's (siendo la de Asha, el personaje más conocido, la más decepcionante). Tanto en la sucesión de Balon, como en las creencias de Pelomojado y la Asamblea en la que se decide que sea Euron el próximo rey. Y es que Ojo de Cuervo les promete conquistar todo Poniente, ni más ni menos. Él, que ha viajado mucho, sabe de la existencia de una Princesa rubia a cargo de tres dragones, algo que se menciona en numerosas ocasiones en este libro, casi como una superstición, una fantasía, un rumor que no se termina de creer del todo. Se está gestando un mito.

Volviendo a las (odiosas) comparaciones con Juego de Tronos, sigo pensando que la lectura de los libros otorga un marco mucho más amplio y más profundo con la que completar la experiencia audiovisual. Nos metemos en las cabezas de personajes como Brienne, Cersei y Jaime, ni más ni menos. Los dos últimos son con quienes más ganamos. Entendemos, por ejemplo, el arranque de la quinta temporada, con el único flashback de la serie, el de la profecía de Maggy la Rana, una bruja de Lannisport, tan presente en las obsesiones de la Reina regente, incapaz de tomar una decisión a derechas en su afán por proteger a Tommen y mantener su poder. 

Y asistimos al progresivo distanciamiento de Jaime con Cersei, pese a lo que la quiere. Se da cuenta de que ella, en cambio, solo usa su amor para manipularle, de ahí la decisión del final, cuando le llega la carta de su hermana, vía Qyburn, desde la cárcel a la que le han confinado el Gorrión Supremo por sus pecados (distintos a los de la serie).

En fin, como digo, la lectura de las casi 900 páginas en ningún momento es engorrosa y me queda el aliciente de que tengo un volumen más aún por leer. Al haberse distanciado tanto serie y libro, incluso no tengo que atenerme al ritmo de cada temporada. Aunque será mejor que distancie la lectura del quinto libro, que aún no ha aparecido el sexto en inglés y el invierno, que está llegando, puede ser muy largo...



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