Quizás mañana la palabra amor. Jordi Sierra i Fabra. SM

(200 páginas. 9,95€. Año de edición: 2012)
Dora escucha cómo las puertas del psiquiátrico se cierran tras ella. Sabe que todavía está en la cuerda floja, como le recuerdan las marcas de sus muñecas. Necesita tiempo para ella, para asimilar lo que pasó, lo que la llevó a esa situación a la que está empezando a sobrevivir. 

Hilario sabe que todo el mundo tiene secretos. Pero los suyos pesan como una losa. Todavía no sabe si ayudando a los demás se está ayudando a sí mismo. Necesita tiempo para él, para asimilar lo que pasó, aquello que le llevó hasta Dora.

Apoyado en un título pegadizo y un diseño de portada muy atractivo, tenemos otra novela del "Fénix de los ingenios" de la literatura juvenil, Jordi Sierra i Fabra. Suya es la demostración de que no se puede envejecer si sigues aferrándote a la infancia, a la adolescencia, a la juventud. Él no se aleja de la narrativa juvenil y aunque pasen los años permanece cercano a las historias protagonizadas por personajes en principio muy alejados a su realidad, permanece cercano a lo que está contando.

Y lo que está contando en esta ocasión es una novela dura: Dora está en un sanatorio. Ha intentado suicidarse porque se siente culpable de estar viva, mientras que sus padres y Ana, su hermana ayor, no, ellos murieron en un accidente de tráfico. Solo le queda su abuelo, Constantino Matas, impedido por un accidente en el que se rompió la cadera.

Ambientada en Barcelona en la actualidad y dividida en tres partes (El primer día, Los siguientes días, El último día) y un epílogo, transcurren 36 episodios de la mano de un narrador omnisciente se nos cuenta el regreso a la vida de esta chica de 17 años que regresa a la vida gracias, entre otras cosas, a los cuidados del doctor Rocamora (un hombre demasiado sabio y sentencioso, pero bueno). Su ingreso en la vida real pronto encuentra un ingrediente especial: Hilario, un chico de su edad que cuida a su abuelo gracias a Cáritas (aunque luego vemos que por la situación económica de Dora Ametller no lo habría necesitado) y del que conoceremos su triste situación, con una madre autodestructiva y un hermano egoísta y metido en asuntos turbios. La novela en realidad cuenta esta historia de amor en la que Hilario oculta una dolorosa verdad, su propio sentimiento de culpa.

En realidad, lo que se cuenta es parecido a otras historias de Sierra i Fabra, pero siempre engancha, a pesar de la tendencia de frases breves y contundentes que te rechinan un poco, sobre todo al principio 
("La foto de sus padres y de su hermana. 
Lo peor no era meterlo todo en una bolsa.
Lo peor era meterse a sí misma en la vida"). 
O a pesar de la galería de secundarios que se convierten en sombras fugaces que no reaparecen pese a que por unos instantes parecen estar dotados del germen de una historia que desarrollar. Los personajes, incluso los principales, aunque enganchan, son bastante prototípicos, sobre todo Hilario, dolorido, acomplejado, con un talento que hasta ahora no ha desarrollado (toca el bajo).

Lo importante es el mensaje: el del título y el que se quiere transmitir, aprovechar el presente, quedarse con lo bueno, pese a todo lo demás. Una novela muy recomendable para alumnos de 3º ó 4º de la ESO, más para ellas que para ellos, aunque nunca se sabe.

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