Black Mirror (temporada 1)

(Channel 4. 3 capítulos. 05/12/2011-19/12/2011)
Miniserie de tres capítulos de entre 50 minutos y una hora de duración de la televisión británica, cuenta historias independientes en cada entrega. Nada de esperar una trama continuada, como me pensaba al principio, sino que toca disfrutar de historias bien distintas entre sí, aunque con ciertos puntos en común, como la gran influencia de los medios (televisión, Internet) o lo que podrían ser los futuros medios y las nuevas tecnologías, así como la crítica implícita a la sociedad, tanto actual (primer episodio) como a la que se puede plantear en un futuro (los otros dos episodios).

Como asegura el creador de la serie, Charlie Brooker, buscan plantear en sus dramáticas historias qué pasaría si... Y ese planteamiento es a veces tan impactante como transgresor.

El mejor episodio es el primero, The National Anthem: han raptado a la princesa británica Susannah y sus captores cuelgan en Youtube un vídeo donde se la ve (las imágenes están muy conseguidas, transmiten una angustia impresionante) leyendo una declaración en la que le pide al Primer Ministro una única condición para liberarla: que el mandatario mantenga relaciones sexuales con un cerdo y sea telelevisado para todo el país. Parece una broma, pero no lo es. Las tentativas del equipo de gobierno por librar a su líder de aquella broma de mal gusto fracasan (encontrar a la princesa, que un actor porno lo haga y se truque la imagen) y al final al Primer Ministro no le queda otra. 

Aparte de lo impactante (e inverosímil) del planteamiento, es interesante ver el proceso de aceptación de esta petición por parte del Primer Ministro, su dudas, cómo lo encajará su mujer (que adopta un papel intransigente que enerva) y cómo las encuestas a la población orientan su respuesta. Es cuestionable que el proceso investigador del secuestro (también puede ser que estoy viendo Castle y a él y a Kate Beckett no se les escapa ni una) no conduzca a ninguna pista y queda un poco confusa la autoría del secuestro.

En el segundo, 15 Million Merits, pasamos al futuro, a una visión distópica de una sociedad alienada por las tecnologías: un grupo de humanos tiene como único objetivo en la vida pedalear sobre una bici estática para canjear aplicaciones virtuales o una participación en un reality show tipo de estos con jurados de tres personas que juzgan a los concursantes. Incluso está un tío con gafas de sol que podría ser nuestro Risto Mejide. El planteamiento es más original que el desarrollo y que la conclusión, que decae mucho, aunque en general se mantiene la intriga y resulta cuanto menos curioso el planteamiento. El componente visual está muy logrado.

El tercero, The entire history of you, también nos lleva al futuro (aunque alterne con vehículos que parecen del siglo pasado): una cápsula insertada detrás de la oreja permite almacenar todos los sucesos vividos y recuperarlos a posteriori, a modo de película o de grabación a través de un mando a distancia. O lo vuelcan en una tele, o directamente en su cerebro (los ojos se dilatan y se ponen en gris, una imagen impactante). Este invento es el eje central de las vidas de la pareja protagonista y de sus amigos y este hallazgo es lo más interesante del capítulo, que luego prosigue rumbos más bien folletinescos, con el marido que sospecha de un lío de su mujer con un ex. Aunque al principio el tío nos parece despreciable (que lo es) y un poco pirado, no anda demasiado desencaminado.

En general, se observa una estética muy cuidada, planteamientos muy originales, aunque al ser una serie no continuista sino que está formada por capítulos independientes, depende mucho de cada una de las entregas. Black Mirror te puede parecer en general una apuesta muy interesante, pero luego depende de cada resolución individual. Es como un libro de relatos. El conjunto está muy conseguido, pero luego hay relatos que te gustan más o menos. Pero merece mucho la pena. 

Para acabar, una curiosidad: otro aspecto muy británico, junto con ese sentido del humor tan hiératico que aparece en ocasiones, es la curiosa estructura como en escenas o partes: hasta cuatro o cinco cortes en negro indicando "Parte 1", "Parte 2", etc.

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