Juego de tronos. George R. R. Martin. Gigamesh (29/07/11)

(798 páginas. 26€. Año de edición: 2011. 1ª edición: 1996)
Primer libro de la saga Canción de hielo y fuego. Publicada en EEUU en 1996, actualmente (este mes de julio) ha aparecido el 5º volumen de la saga, a la cual le faltan aún dos partes más.

Novela de ciencia-ficción (así al menos es como la puedes encontrar en la Casa del Libro) o de fantasía. La comparación inmediata va hacia El señor de los anillos, pero salvo por el marco de ficción en medio de un reino pseudomedieval y la existencia de una cronología previa a los relatos que se narran apenas mencionada de manera indirecta, poco tienen que ver. El protagonismo coral dificulta la tarea de señalar una sola trama argumental, aunque quizá la nota común es ese juego de tronos, la aspiración de gobernar los Siete Reinos.

En mi caso, he llegado a la novela desde la serie de televisión de HBO y eso lastrará mi lectura, puesto que no pienso empezar el segundo tomo hasta que la segunda temporada de la serie esté terminada y abril queda lejanísimo. Mi concepción de Game of Thrones es una mezcla de la maravillosa serie, a la que la lectura de la obra consigue dotar de más riqueza. Supongo que si hubiese llegado a la novela, la serie sería lo contrario, ese contrapunto, tal vez innecesario, de ponerle caras a lo que imaginas al leer. Aquí no puedo ver a Lord Stark sino con el gesto adusto de Sean Bean, la de Arya con la expresividad de Maisie Williams, la de Tyrion con la socarronería de Peter Dinklage o la de Daenerys con la ductilidad de Emilia Clarke.

Esta inmensa novela-río ofrece un universo de gran riqueza, sujeto a las infinitas posibilidades que el autor, George R.R. Martin, ha sabido aprovechar al máximo. Lugares carismáticos como el Muro, donde la Guardia de la Noche cada vez tienen más dificultades de contener lo que queda más allá al norte; como Invernalia, a la que queda irremisiblemente confinado Brandon a raíz de su "accidente" escalando; o como la exótica y lejana Vaes Dothrak, donde campan a sus anchas los salvajes e inmisericordes dothraki; por no hablar de Desembarco del Rey, ese nido de serpientes y arañas en el que la conspiración se da la mano con la corte.

Antes de leer, había visto comentarios elogiosos sobre la novela, si bien con objeciones (tan burdas como el tedio que produce a algunos las, para su limitado gusto, excesivas descripciones), pero hasta que uno no alcanza ese autónomo universo, no sabes lo que te pierdes. Porque si el autor consigue cuadrar las historias en los seis volúmenes que restan, estaremos hablando de una obra maestra dentro de la fantasía, y por extensión de la literatura universal. La semilla, desde luego, está plantada, y no importa que se prefiguren elementos más fantásticos para el resto de la saga (la resurrección de los dragones, los tétricos Caminantes blancos, el regreso de la magia, así como de otros seres que de momento sólo pueblan los cuentos de la Vieja Tata).

Para que Canción de hielo y fuego se convierta en obra maestra, además de una historia (o de una confluencia de ellas: la que parece central, con los Starks y su fervor por el honor, que llevará a algunos de ellos hasta Desembarco; la de los Lannister y su ciega ambición por conquistar el poder; las aparentemente marginales de los Guardianes de la noche y de Daenerys (que, sin embargo, representan el hielo y el fuego, respectivamente); la de todos aquellos que parecen secundarios y que sin embargo realzan el conjunto, le dan volumen y forma y aristas marcadas), se necesita de unos personajes que apasionen. El mayor acierto del autor, no cabe duda, reside en este elemento, aunque otro punto a favor es el narrador en 3ª persona que va cambiando de foco en cada capítulo, centrado en un personaje, con lo cual consigue alternar el protagonismo y dosificar la intriga, por no hablar de potenciar el perspectivismo: no ve las cosas igual (hablando de personajes emparentados) Lord Eddard que Bran o que Samsa o que Catelyn o que Arya.

Eso sí, ese múltiple foco que incide en un puñado de personajes (además de los mencionados, tenemos a Jon, Daenerys, Tyrion) no impide que otros personajes no emerjan con gran fuerza, con parecido protagonismo: el mayor de los hijos de Eddard y Catelyn, Robb; el hermano de Tyrion, Jaime Lannister, el Matarreyes; el propio rey Robert Baratheon, y su cruel vástago, Geoffrey... Necesitaré de más entradas para analizar con más detalle estos personajes...

Comentarios